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Los Ilusionistas: engaña a quien te engaña

Con ‘Los ilusionistas’ bien podría quedar demostrado que, pese a sus ciento y tantos años de vida, el cine sigue valiéndose de la sorpresa y el trucaje para conquistar espectadores. En esta cinta la magia es la protagonista a través de una narración que es en sí misma es un acto de ilusión.

3 de septiembre de 2013 Por: Clauida Rojas Arbeláez I Especial para GACETA

Con ‘Los ilusionistas’ bien podría quedar demostrado que, pese a sus ciento y tantos años de vida, el cine sigue valiéndose de la sorpresa y el trucaje para conquistar espectadores. En esta cinta la magia es la protagonista a través de una narración que es en sí misma es un acto de ilusión.

No podemos olvidarlo: desde sus orígenes, el cine encontró en los espectáculos de público y de manera más puntual, en la magia, uno de los artilugios narrativos más eficaces para mantener la atención de quienes lo observaban. El ingrediente, descubierto un poco por la casualidad, empezó a ser muy aprovechado por George Mellies, mago de feria, quien encontró en la sorpresa y el engaño la mejor manera de sorprender a sus espectadores y hacerlos antojar de más. Han pasado más de cien años desde entonces y el público sigue reaccionando igual. Sorprendiéndose gratamente ante el juego de espejos que le hace creer algo cuando en realidad se trata de otra cosa. Y por alguna extraña razón los espectadores creemos que cuanto más nos engañe una película, mejor es. Con ‘Los ilusionistas’ pasa algo parecido. La película dirigida por Louis Leterrier (‘El increíble Hulk’ (2008) y ‘Furia de titanes’ (2010)), narra la historia de cuatro magos que se reúnen para realizar un espectáculo que promete ser memorable. Ellos, que se hacen llamar ‘Los cuatro jinetes’ se convierten de la noche a la mañana en los magos más famosos del mundo, al punto de que sus entradas se agotan a los 30 segundos de haber sido puestas en venta. La fama de los magos en realidad no nació de sus grandes y maravillosos trucos, sino de haber sido capaces de saquear la bóveda de un banco de miles de kilómetros de distancia como un acto de telequinesis. Esto, por supuesto, lleva a que las autoridades pongan los ojos en este cuarteto, que asegura ser inocente pues lo que hicieron no fue un robo sino un simple acto de magia. A partir de ese momento la película se desarrolla entre actos de magia y persecuciones que no conducen en apariencia a nada. Un juego de policías y ladrones donde los primeros parecen siempre llegar tarde y nunca se logra descifrar de qué se trata todo esto. Mientras tanto, el espectador se deja llevar por la corriente de una narración en la que la información le es dada a cuenta gotas porque aquí lo que más importa es el engaño. De ahí que en esta película las cartas se vayan destapando una por una, intentando desviar la atención de un lado para otro. Lo más interesante de ‘Los ilusionistas’ es que nos brinda la oportunidad de poder acceder al mundo de la magia de otra manera. Los espectáculos, el dinero y la manipulación hacen parte de un show en el que todos pagan por ver y mucho más por saber como se hizo. Así nos adentramos en el mundo de los magos, pero también en el de sus empresarios y de todos lo que viven del y por un espectáculo en el que el inocente y el ingenuo tiene todas las de perder. Más allá de la sorpresaA simple vista, ésta podría ser una película carente de historia, por eso, parte del acierto de esta película está en su trucaje. Después de todo, la anécdota de un grupo de ladrones que roba sin lograr ser descubierto ya nos resulta familiar y poco novedosa. Películas del estilo de ‘Ocean 11’ hay por montones, sin embargo ‘Los ilusionistas’ nos propone algo más. Aquí hay un esfuerzo y una escritura que piensa en el espectador, así sea solo para sorprenderlo y manipularlo. Al igual que un mango que engaña a su público, aquí Leterrier hace gala de su habilidad y destreza sobre todo por parte de los guionistas, que logran engañar una y otra vez. Perfecto para una película que tiene en la magia su tema narrativo. Porque de otra manera esta no pasaría de ser una película con una anécdota simple y sin relevancia. Lo cierto es que en ‘Los ilusionistas’ la trama no puede entenderse separada de su forma, que aunque por ratos alterne con el pasado e intente confundir más de la cuenta, logra su cometido de ponernos en el papel del que quiere descifrar el truco. Ahí radica su fuerza. La simple anécdota de un grupo de ladrones que buscan la forma de robar un banco adquiere otra dimensión por el simple hecho de ubicarse dentro de otro universo: el de la magia. Universo que es aprovechado al máximo por el director que pone sobre la mesa todos los trucos: persecuciones, muertos, robos a bancos, espionaje, misterio y por supuesto elementos sobre naturales, para vestir a la historia y mantenernos atentos. Mientras tanto, nosotros los espectadores permanecemos atentos, intentando descubrir el truco del mago y queriendo parecer más astutos. Aquellos que dicen, a mi no me engañan… pero ocurre todo lo contrario. Entonces como hay ilusión y misterio, la película adquiere de inmediato ese aura de ser buena solo porque me engañó. Un simple juego de sorpresas. Espectáculo puro para espectadores que reaccionan como se espera. Protagonizada por Mark Ruffalo (Hulk), Morgan Freeman, ‘Los ilusionistas’ es una película que se esfuerza por entretener y mantener atento a quien la mira. Una película que sin duda fue hecha para provocar la sensación de placer y sorpresa que se siente cuando te entras en el juego de dejarte engañar. Pero engañar bonito.

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