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'La red invisible', una película que invita a soñar

‘La red invisible’ es una película larga y llena de aventuras. Dirigida por tres grandes del cine, esta historia nos lleva por varios instantes y momentos históricos. El universo mágico que encierra esta película nos habla de la causa y el efecto.

19 de marzo de 2013 Por: Claudia Rojas? Especial para Gaceta

‘La red invisible’ es una película larga y llena de aventuras. Dirigida por tres grandes del cine, esta historia nos lleva por varios instantes y momentos históricos. El universo mágico que encierra esta película nos habla de la causa y el efecto.

Las historias que nos invitan a mundos posibles, pasados y futuros están rodeadas por un aura de seducción única y arriesgada. Tan rápido pueden seducirnos, como pueden desencantarnos de una secuencia a la otra. ‘La red invisible’ (‘The cloud atlas’) es una de esas películas en que la capacidad de asombro y la mente soñadora del espectador son requisitos indispensables para su disfrute.La película, basada en un libro del mismo nombre, se rige por una premisa utilizada en el cine en películas como ‘El efecto mariposa’ y que tiene que ver con las consecuencias que las acciones propias tienen en el resto de la humanidad. Así las cosas, la causalidad se convierte en el gran orquestador de estas seis historias que se ocurren en diferentes lugares y momentos históricos.Empezamos en 1849 en el Pacífico sur, donde un hombre que busca oro, entrelaza una amistad con un esclavo, para luego trasladarnos a Inglaterra a 1936 donde un joven compositor busca abrirse camino en el mundo de la música siendo el asistente personal de una vieja leyenda musical.Después, acompañamos una periodista de San Francisco que en la década de los 70 intenta denunciar un peligroso experimento nuclear, después llegamos a nuestros días y presenciamos la historia de un editor literario que le pide ayuda a su hermano para superar un problema y este lo envía a una casa geriátrica en el que se convierte prácticamente en un prisionero. Ayudado por sus amigos ancianos, logra fugarse del lugar dando fin a los maltratos recibidos por parte de los empleados del lugar.Entonces conocemos las dos últimas historias: una que tiene como escenario a Corea en un futuro no tan lejano y que tiene por protagonista a una clon que trabaja como empleada-esclava de una cafetería subterránea.Como un acto heroico es rescatada de ese lugar y tiene la oportunidad de empezar una nueva vida y por último una pequeña anécdota del mundo futuro en su renacer tras una gran catástrofe, allí un anciano relata viejas historias a sus nietos.Estas historias contadas, por obvias razones desde la más austera perspectiva dramática y narrativa, se aprovechan al máximo y se enlazan unas con otras como las piezas de un rompecabezas. Apenas si logramos engancharnos a la historia cuando damos un salto a la siguiente.De esta manera vamos y volvemos, entre un tiempo y otro, moviéndonos con universos bien recreados, movidos por sus propias dinámicas, mismas que después de unos cuantos ires y venires, ya nos resultan reconocibles, reales y ya no tan fantásticas. A cuentagotas presenciamos las seis historias, como también asistimos a sus protagonistas en sus peripecias y después de un largo, largo, largo rato…se desenlazan.Todo como parte de un gran tejido, puesto sobre la misma línea de tiempo en la que todo parece articularse a la perfección, a modo de causa y efecto, de complicidad cósmica. Pero en medio de tanta armonía, una gran libertad dramática nos habla de la diversidad de géneros, voces y estilos, una aventura que se cruza con un thriller sin incomodarse por la presencia de una comedia.Al seguir cada historia como ente autónomo, entramos y salimos de ellas con tanta facilidad como quien pasa las páginas de un libro o navega por la internet. No en vano el nombre real de la novela que dio origen a esta película es ‘El Atlas de las nubes’, escrita por David Mitchell en 2004, que se convirtió en un fenómeno en Inglaterra y que ahora toma otra dimensión gracias a la habilidosa labor de los hermanos Wachowsky y Tom Tyker.Sus nombres podrán no decirle nada, pero otra cosa ocurre cuando hablamos de sus obras. A los primeros, Lana y Andy Wachoswky les debemos nada menos que ‘Matrix’, ‘V de Vendeta’ y ‘Meteoro’, esta última una película animada para niños bastante interesante que narra las aventuras del famoso corredor de autos. La gran virtud de los hermanos Wachowsky es un gran conocimiento del oficio pues no solo dirigen sino que también escriben (bastante bien, por cierto) y producen sus propiaspelículas.Tom Tyker por su parte es un director alemán que ha dirigido películas como ‘Corre Lola corre’ una película donde el tiempo es una pieza más que se acomoda a conveniencia de la protagonista, y ‘La princesa y el guerrero’.Que una película se dirigida entre tres no es una cosa tan extraña. Algunos directores se juntan para hacer sus propias versiones alrededor de un mismo tema. ‘Historias de New York’, ‘Paris, je t’aime’ y ‘911’ son algunos ejemplos. Por eso no debería sorprendernos que una historia como ‘La red invisible’ esté orquestada por este trío. Pero sin duda, una de las cosas interesantes de esta producción es haber utilizado los mismos actores para todas las historias. Tenemos a Tom Hanks interpretando siete roles, a Halle Berry haciendo seis y a Susan Sarandon y Jim Broadbent, interpretando otros tantos.Esto sin duda le dota a ‘La red invisible’ con ese toque misterioso que es tan necesario en películas como esta. Después de todo, la ciencia ficción es ese género en el que todavía no se es permitido soñar y ver universos posibles e imposibles.

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