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Ernesto Ordóñez, artista caleño que aplica pincel a las fotos

Expone la muestra titulada ‘No importa que sea mentira’ en la Biblioteca Departamental.

23 de octubre de 2012 Por: Redacción de El País

Expone la muestra titulada ‘No importa que sea mentira’ en la Biblioteca Departamental.

Dijo de tigre sale pintor. De ello puede dar fe Ernesto Ordóñez, quien siendo hijo de quien es, del fotógrafo y cineasta caleño Pakiko Ordóñez, prefirió los óleos y los lienzos a los ángulos y los obturadores.Este artista nacido en Cali (1974) y egresado de Bellas Artes, expone en la Biblioteca Departamental la muestra titulada ‘No importa que sea mentira’, un conjunto de óleos que simulan el realismo fotográfico. Están inspirados en imágenes publicadas en periódicos a las cuales el artista agregó personajes y circunstancias, como él lo explicó en este diálogo:Es curioso que se resolviera a exponer en la Biblioteca Departamental, un espacio poco convencional para la pintura.Me gustó que se arriesgaran a exponer mis obras, porque el arte que se muestra allá es como más tradicional. Además, va muchísima gente no especializada en arte y esa opinión cuenta para mí.También es curiosa su inclinación por la pintura, cuando su padre es reputado fotógrafo y cineasta.Mis pinturas están basadas en fotografía. Es una especie de matrimonio entre ambas, superponiéndose, disputándose la supremacía. Van de la mano, junto con la escultura, porque cada una me permite contar un aspecto de una historia.Pintura... fotografía... escultura: ¿multiplicidad de intereses o un solo interés desde distintas perspectivas?Lo segundo: retratar el contexto en que vivo y que mis hijos vean cómo percibía yo la realidad de mi tiempo.Ambas artes captan la realidad, pero son diferentes estéticas y goces.La pintura tiene ventaja sobre la fotografía porque hay un goce en la elaboración y la contemplación. Son reinterpretación de la realidad, no fiel copia de las fotos. ¿Qué reinterpreta?Los aceleres tecnológicos y sociales de los años 80 y 90. La exposición busca mostrar la capacidad humana de adaptarse a las circunstancias y superar problemas, aceptar errores. Es una condición no estática. Hay agregados suyos a esa realidad...Hay muchos símbolos, porque me gusta dar pistas al espectador para que capte la idea. Por eso no les pongo títulos a las obras, para que el público reinterprete lo que ve, con plena libertad.Usted es un reportero gráfico latente.Siempre soñé con ello. Sin pedir ayuda a nadie traje mi hoja de vida a El País y mostré mis fotos. Hasta me dijeron que sí, pero el horario en Bellas Artes no me permitía trabajar en periódico. Sin pedir ayuda. Como si quisiera alejarse del nombre y la fama de Pakiko Ordóñez.He tratado de liberarme de esa asociación, para hacer carrera por mis propios méritos. El nombre de mi viejo no me pesa, sino, por el contrario, siento enorme gratitud por dejarme su huella, pues crecí en su taller, él me prestaba sus cámaras, me regalaba lienzos, era todo muy natural. Nunca me presionó a ser fotógrafo. Por el contrario, siempre me respaldó.¿Cómo no estar en la sombra?Pakiko es más conocido en Bogotá como cineasta que como fotógrafo, pero no es tan conocido como en Cali. Por tanto, el espacio que yo tengo en la capital me lo abrí yo solo, pues me di a conocer primero allá, porque en Cali hay dos galerías, y pare de contar, y los museos son muy cerrados. Para que a mí me dejaran exponer aquí tuve qué hacerlo primero por fuera.Útimamente expone más en Cali...Sí, porque no es lógico que me conozcan más afuera que aquí.

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