Cultura
“El muerto iba a ser yo”, dijo Héctor Abad Faciolince en el OML, que culminó con éxito y al que asistieron 20000 personas
Luego de lo vivido en Ucrania, el antioqueño no solo escribió ‘Ahora y en la hora’, sino que actualmente explora autores místicos, quizás buscando una razón a esa delgada línea entre la vida y la muerte.
Siga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias
15 de sept de 2025, 10:13 a. m.
Actualizado el 15 de sept de 2025, 02:24 p. m.
Noticias Destacadas
Por Alda Livey Mera Cobo, especial para El País
A su “falta de carácter” atribuye el escritor Héctor Abad Faciolince su danza con la muerte en Ucrania. Y a su sordera, el milagro de haberse salvado, porque “el muerto iba a ser yo”.
El autor reveló la causa por la cual le vio la cara a la indeseable cortavidas, en forma de misil ruso, cuando compartía en una pizzería en la ciudad de Kramatorsk, el 27 de junio de 2023.
Sus palabras también cayeron como un misil y estremecieron, el pasado miércoles, al público que abarrotó la plazoleta central de la Biblioteca Departamental, escenario de esa fiesta de las letras que causó furor en Cali y que culminó ayer: el Festival Internacional de Literatura Oiga Mire Lea, OML.
En diálogo con el escritor caleño José ‘Pepe’ Zuleta, el autor antioqueño que se dio a conocer con ‘Fragmentos de amor furtivo’ (1998), su primera gran novela, relató que él no fue a Ucrania a escribir ‘Ahora y en la hora’, su reciente libro sobre lo ocurrido en medio de la guerra. Sencillamente, fue a la Feria del Libro a Kiev, porque su obra ‘El olvido que seremos’ había sido traducida al ucraniano por Anabell Sotelo.
Su familia se oponía al viaje, precisamente por el conflicto que se vive allá, pero él pensó que si ella se había jugado la vida en un refugio, huyendo de las balas y las explosiones mientras traducía, él cómo no iba a ir.
Hacía parte de una delegación colombiana integrada por el excomisionado de Paz Sergio Jaramillo, la periodista Catalina Gómez y la escritora ucraniana Victoria Amelina, quien propuso ir a la región del Donbás, frontera con Rusia y epicentro de la guerra, para que vieran de primera mano las atrocidades que Rusia estaba cometiendo.
Y Abad, que se confiesa cobarde, tuvo miedo, no quería ir, pero “soy un hombre falto de carácter, no soy capaz de decir, no”. “Ellos me dijeron que si tenía miedo, no fuéramos, una cosa es saberse cobarde, y otra que te lo digan en la cara”, y para no cargar con el peso de “cancelar el viaje”, aceptó.
Sobrevivió a ese ataque, pero vio la muerte con rostro de Amelina, quien el 1 de julio de 2023 murió víctima de las heridas. La miró de frente en las risas infantiles de unas gemelas que paseaban con su padre en ese centro comercial, y que se transformaron en muecas de dolor al morir.
Fue como se hubiese estado en Guernica, en Gaza, en tantos sitios donde la guerra se lleva la vida de inocentes. Cuando tuvo mente para saber que estaba vivo, recordó que había cambiado de puesto con Amelina, porque no escuchaba lo que conversaban. Entonces comprendió, que el muerto iba a ser él.
El impacto emocional y psicológico de un autor de la sensibilidad que muestra en sus páginas era del tamaño del cráter que deja un misil en tierra.
Abad, que había publicado ‘Salvo mi corazón, todo está bien’ (2022), después de salir avante de una cirugía a corazón abierto, volvía a escurrírsele a la muerte. Un fantasma que le dio su primera estocada con el fallecimiento prematuro de su hermana Marta. Luego, le hirió profundamente con el asesinato de su padre, en 1987. Hace cuatro años reapareció en su familia con el deceso de su madre, Cecilia Faciolince de Abad. Y ahora se le sentó a su lado y escapó de ella, por centímetros.
Como siempre, sin muchas pretensiones, contó que la única forma de liberarse de la culpa, del golpe, del peso de la tragedia, de todo, fue haciendo lo que ha hecho siempre: escribir y contar lo ocurrido.
Así surgió ‘Ahora y en la hora’, ese relato de lo que vivió y que lo transformó, al punto que ahora explora leyendo autores místicos, quizás buscando una razón a esa delgada línea entre la vida y la muerte, entre estar hoy aquí y mañana, no sabemos.
Héctor Abad Faciolince estuvo en Cali en 2005, cuando su novela ‘Fragmentos de amor furtivo’ era de las más leídas, y volvió después, pero no visitaba la capital vallecaucana desde hacía diez años.
Y este 2025 el escritor antioqueño fue el invitado de lujo para abrir el Festival Internacional de Literatura Oiga Mire Lea, donde pudo constatar, una vez más, que tiene un público caleño cautivo, con su pluma sencilla y reflexiva al tiempo; exquisita y sensiblemente humana a la vez.
La cifra
Más de 20.000 personas asistieron a la edición once del Oiga Mire Lea, durante cuatro días de talleres, charlas y lanzamientos.
6024455000






