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El aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón fue usado esta semana como una terminal alterna tras el cierre momentáneo del Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá. | Foto: Jorge Orozco / El País

Cuando los problemas de pronunciación pueden causar accidentes aéreos

¿Qué tiene que ver un incidente entre dos aviones en una aeropuerto y el idioma español? Una doctora en lingüística hispánica nos lo explica, a propósito de la situación que se vivió en el aeropuerto de Palmira hace solo un par de semanas.

2 de diciembre de 2018 Por: Ana María Díaz C.  / Especial para Gaceta

El pasado 17 de noviembre ocurrió un incidente aéreo en el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, debido a un problema de comunicación en inglés entre la controladora y el piloto de Lufthansa. El avión llegó a estar muy cerca de otro de Avianca. Los medios señalaron que los aviones “casi chocan”.

Muchas veces se habla de un “choque” cultural cuando ocurre conflicto entre personas de diferentes culturas o diferentes lenguas. Pero hablar de un “choque” literalmente hablando parece hecho a la medida de la pedagogía de quienes, como docentes de lenguas, queremos resaltar la importancia de hablar una segunda lengua.

Pienso que la dificultad con el inglés entre los colombianos se debe en gran parte a su aislamiento. Pocos extranjeros frecuentan el país, así que los colombianos tienen pocas oportunidades de usarlo con hablantes nativos en el día a día, incluso en el contexto de un aeropuerto. Y son más pocos los que tienen la oportunidad de viajar a estudiar y regresar a Colombia, porque sale demasiado costoso.

A pesar de esto, muchos se aplican a la enseñanza del inglés. Es fácil confiarse con que la gramática es mucho más simple que la del español. Sin embargo, el sistema de sonidos del inglés es mucho más complejo que el del español, y por eso es la pronunciación lo más difícil de adquirir.
La persona puede adquirir un dominio nativo de la pronunciación de un idioma si lo aprende durante los primeros años de vida, quizás hasta los 10 o 12 años de edad. Después de esa edad, declina la capacidad de pronunciar nuevos sonidos lingüísticos.

Uno de los aspectos más complejos del inglés es su sistema vocálico. El inglés tiene al menos 12 sonidos vocálicos, y digo al menos, porque según el marco teórico o la región, pueden ser muchos más. En cambio, el español tiene solamente cinco sonidos vocálicos.

Y la pronunciación puede ocasionar bastantes problemas de comunicación. No es que los gringos finjan no entendernos, es que muchas veces en realidad no nos entienden. Tomemos tres palabras: “cat” (gato), “cut” (corte) y “cot” (catre, cuna). Las tres nos suenan como “a” a los hispanohablantes, pero en “cat” se hace una abertura de los labios hacia afuera; en “cot”, en cambio, los labios caen hacia abajo; y “cut” prácticamente no tiene movimiento de labios. Estas pequeñas diferencias producen grandes diferencias de significado para un hablante nativo de inglés. Así que, si alguien dice “I have a cat” (Tengo un gato), pero pronuncia una “a” hispana, la persona puede tener dificultades para entender: “cat, cot, cut?”.

Incluso podemos llegar a decir malas palabras, como un caleño que quería una Coca-cola y quiso decir “coke”, que se pronuncia como “couk”, pero dijo “cok”, así que le entendieron “cock”, una palabra para referirse a las partes privadas de un hombre.

El inglés tiene por lo menos 24 sonidos consonánticos, comparados con los 17 que tiene el español. Un ejemplo es el sonido “v”, que se pronuncia poniendo los dientes incisivos superiores sobre el labio inferior. Algunas personas creen que este sonido existe en español, pero no es así, nunca ha existido. Prueba de esto es que alguien que se esfuerce por pronunciar “vaca” con “v”, se referirá a la misma vaca de quien la pronuncia con “b”.

En cambio, en inglés sí ocurre una diferencia de significado. La palabra “vow” significa juramento o promesa, mientras que “bow” significa venia. El hispanohablante, pues, tiene que acordarse de pronunciar “v” con los dientes de arriba, de lo contrario puede afectar la comprensión.
Es cierto que un gringo cooperativo o acostumbrado a escuchar acentos puede tratar de entendernos. Si vamos de turistas, encontraríamos cómo comunicarnos a pesar de nuestro acento, ya sea por el contexto y usando otras ayudas comunicativas. Pero si queremos usar el inglés como herramienta de trabajo, conviene practicar mucho los nuevos sonidos.

En el caso de la controladora, habría que agregar otras dificultades, como el hecho de que el piloto alemán tampoco estaba hablando su lengua nativa, la terminología técnica, la calidad del sonido, la simultaneidad de hablantes, el estrés de la situación… Todos son factores que influyen en la producción de una segunda lengua e incluso de la lengua nativa.

Mi recomendación para el estudiante es que complemente sus estudios con material en youtube, donde profesores explican cómo mover la boca en cada sonido. El sitio web http://soundsofspeech.uiowa.edu sirve, además, para visualizar los sonidos en la cavidad bucal. El diccionario online http://www.wordreference.com/ tiene una función que permite escuchar el sonido de la palabra. Y aprender los símbolos especiales que se usan para cada sonido puede ayudarnos a aprender mejor la palabra con su respectivo sonido.

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