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Cartago recuerda a Pedro Morales Pino, el músico más importante de la historia

Hoy, 150 años, Cartago y Colombia se estremecen para recordar, en su sesquicentenario, a quien todavía es considerado como el músico más importante en la historia de Colombia.

22 de febrero de 2013 Por: Redacción de El País

Hoy, 150 años, Cartago y Colombia se estremecen para recordar, en su sesquicentenario, a quien todavía es considerado como el músico más importante en la historia de Colombia.

El 22 de febrero de 1863, Cartago NO se estremeció con el nacimiento de un niño, porque sus padres, José Morales y Bárbara Pino, eran humildes y pobres. El chiquillo fue bautizado con el nombre de Pedro.Hoy, 150 años, Cartago y Colombia se estremecen para recordar, en su sesquicentenario, a quien todavía es considerado como el músico más importante en la historia de Colombia.En aquel entonces nada hacía presagiar tal grandeza, porque el chiquillo debió salir a vender dulces por las polvorientas y tórridas calles de la poblazón que hacía parte del Estado Soberano del Cauca.En su oficio escuchó a músicos y trovadores que pasaban por allí rumbo a Antioquia o a tomar la vía del Quindío.Sí, fue en Cartago, por más que hace unos años a un gomoso de la música le diera por decir que Morales Pino había nacido en Ibagué, debido a que allá encontró la fe de bautismo de un Pedro Morales Polanco, del mismo día, mes y año del músico. Y como la partida de éste no ha sido hallada...Y fue en Cartago donde la madre le regaló un tiple y un curso de cuerdas. Al mismo tiempo, Pedro se reveló como dibujante y ganó una beca para estudiarlo en Bogotá, adonde viajó en 1877.En 1881 participó en la Exposición Nacional de Pintura, en la cual presentó retratos de gente conocida. Al mismo tiempo estudiaba en la Academia Nacional de Música, hasta que “el músico ahogó el pintor”, como diría años más tarde.Entonces afloraron los cantos y los toques escuchados durante la niñez. Y en una época en que las ‘gentes de bien’ desdeñaban el tiple y la bandola, el bambuco y la guabina por “ser de la guacherna”, Morales Pino se interesó en todos desde una perspectiva académica.Surgía así el nacionalismo musical en Colombia, para hacer contrapeso a las tendencias europeizantes.Perfeccionó la bandola o lira agregándole seis cuerdas, con lo cual la convirtió en instrumento de concierto, y le dio importancia al tiple campesino.Tomó de la tradición oral los ritmos ancestrales para llevarlos al pentagrama. A cada uno le marcó su estructura y sentó bases que aun son seguidas por compositores de nuestra música andina. Él mismo era un virtuoso de la bandola y la guitarra, en lo cual coincidieron todos sus contemporáneos, porque, infortunadamente, nunca grabó. En 1897 fundó la estudiantina Lira Colombiana, en la cual estuvo Julio Valencia (en cuyo honor hay una sala en Bellas Artes), padre de Antonio María Valencia. Esa lira salió en 1899 de gira triunfal por Centroamérica, para llegar a los Estados Unidos. A su paso por Guatemala, Morales Pino se enamoró y contrajo matrimonio con la pianista Francisca Llerena.Al mismo tiempo, el músico se ratificaba como excelso compositor de temas como los pasillos ‘Joyeles’, ‘Reflejos’, ‘Lejanía’ y ‘Pierrot’; los bambucos ‘El fusagasugueño’ y ‘Cuatro preguntas’ (con letra del bugueño Eduardo López), entre otros, hasta llegar al centenar de composiciones, todas de gran factura. También la danza ‘Onda fugaz’, con texto del poeta Carlos Villafañe, de Roldanillo. En 1916, el músico enviudó y resolvió radicarse en Guatemala. En el terremoto en 1917 lo perdió todo y regresó a Bogotá.Pobre y enfermo, se dedicó a dibujar retratos al crayón y para medio sobrevivir tuvo que empeñar valiosas condecoraciones otorgadas por distintos. En 1926, Pedro Morales Pino enfermó de gravedad y sus cuatro hijos debieron internarlo en la caridad del Hospital San José. De allí lo sacaron el pintor Ricardo Acevedo Bernal y el fotógrafo Juan N. Gómez para llevarlo a su casa, donde tres días después, el 4 de marzo, murió acompañado por sus hijos y pocos amigos.Falleció en el olvido, aunque hoy Colombia entera lo recordará. Un poco tarde.

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