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Cuidado: usted puede ser víctima de las fobias del sexo. Conózcalas.

Estos son los más extraños terrores relacionados con el sexo, la desnudez y las relaciones de pareja.

10 de junio de 2012 Por: Verónica Gómez Torres | Redacción de El País

Estos son los más extraños terrores relacionados con el sexo, la desnudez y las relaciones de pareja.

Un simple roce de piel o de labios con personas del sexo opuesto pueden convertir a las inofensivas ‘mariposas’ en el estómago en peligrosas ‘abejas’ para un fóbico sexual. El efecto del insecto es tal que los síntomas van aumentando mientras más cerca se está de la cama: respiración entrecortada, sudoración excesiva, estados de pánico, náuseas, mareos, vértigo, escalofrío y hormigueo en las partes íntimas.La ciencia médica los llama dishabiliofóbicos, erotofóbicos, afenfosfóbicos, malaxofóbicos y filemafóbicos, que en otras palabras quiere decir personas que padecen de miedo irracional al sexo, a ser vistos desnudos, a ser tocados, a los juegos eróticos y al beso profundo, respectivamente. Aunque estas son las fobias sexuales más conocidas, según el sexólogo clínico Ezequiel López Peralta, existen más de 400 y afectan al 1,6% de los adultos. “En el caso de las mujeres, las fobias sexuales tienen más que ver con traumas sexuales en la infancia y con una educación sexual limitante. En cuanto a los hombres, este tipo de fobias surgen por machismo, pues ellos creen que tienen que ser perfectos en la cama y temen no complacer a una mujer”, explica.A estas causas, la psicóloga clínica Frauky Jiménez suma los problemas de baja autoestima de muchas mujeres y las ideas religiosas ortodoxas que se han recibido en la niñez, que determinan el desempeño sexual en la vida adulta de cualquier persona.Sin embargo, hay fóbicos sexuales que logran tener relaciones placenteras siempre y cuando el acto al que le temen no se incluya en la faena. “Tuve una paciente que le tenía fobia a que le practicaran sexo oral, le decía a su pareja que no disfrutaba eso y sopensaba ese temor con otro tipo de actos sexuales”, cuenta Ezequiel López. En la medida en que sea posible ocultar, los fóbicos construyen un buen argumento que les permite evitar la situación y no afectar su vida sexual ni la de su pareja. Por lo que puede pasar mucho tiempo sin que el otro se dé cuenta que tiene al lado a un fóbico sexual. Afenfosfobia: “No me toques”Pueden parecer personas extremadamente aseadas y pulcras, que incluso el hecho de no tener contacto físico lo argumentan diciendo que no han lavado sus manos, así las tengan limpias. Este temor irracional a ser tocado por otros se debe a una exageración aguda de la tendencia normal de las personas a proteger el propio espacio. “Aunque algunos afenfosfóbicos pueden tener parejas, tratan de evitar las caricias en los encuentros sexuales, pues eso les produce angustia. Lo que hace que su goce sea limitado, pues las caricias son parte fundamental de la sexualidad de una pareja, producen endorfinas”, explica Chiquinquirá Blandón, psicóloga de la Clínica del Amor. De acuerdo con otra especialistas, Frauky Jiménez, la afenfosfobia puede presentarse en personas que nunca recibieron abrazos, besos y caricias de parte de sus padres, lo que hace que de adultos se les dificulte el contacto físico con otros, incluyendo a su pareja. “Ellos mismos se definen como poco melosos, y aseguran que su lenguaje de amor es diferente”, dice. Pero en otros casos, añade Frauky, la fobia a ser tocado por otro obedece a un acoso sexual en la niñez.Malaxofobia: Nada de juegosEl temor a la seducción a través de juegos eróticos. Es una de las fobias más comunes. Las mujeres son quienes más las padecen, a raíz de la educación sexual represiva que reciben de niñas, y a las creencias religiosas que impiden el disfrute pleno de la sexualidad. Los malaxofóbicos se angustian y tiemblan ante los coqueteos, los disfraces y los juguetes sexuales. Es una fobia puntual, lo que permite que la mayoría de las personas que la padecen tengan encuentros sexuales placenteros. También existe la erotofobia, que es el miedo y culpa que se sienten al hablar sobre temas sexuales.Filemafobia: Besos mortalesSequedad en la boca es el principal síntoma de la fobia a dar y recibir besos. También se puede presentar incapacidad de articular palabras cuando se está cerca de otros labios. Es considerado un temor causado por inseguridad y, en ocasiones, por trastorno compulsivo a la limpieza. “Estas personas consideran los besos como un acto repulsivo por el intercambio de fluidos. Por lo general se comportan limpiando, cepillándose y bañándose constantemente”, explica Frauky Jiménez. Los encuentros sexuales pueden llegar a ser frustrantes para la pareja por la falta de excitación que producen unos buenos besos en el preámbulo de la relación.Erotofobia: bloqueo sexualAunque parezca imposible para muchas personas, existe el miedo al sexo como tal. Quienes sufren esta patología tienen verdaderos bloqueos en momentos que deberían ser eróticos y agradables. Hay mujeres que sienten pánico y hasta se desmayan. En el caso de los hombres es tanto el temor a fallar que no logran la erección. “Los erotofóbicos permanecen solteros o vírgenes durante mucho tiempo, o rompen relaciones en el momento en que éstas pasan a ser más íntimas”, dice Frauky, quien ha tenido pacientes que después de seis años sin tener sexo por fin deciden consultar a un especialista. Increíble, ¿no?Dishabiliofobia: ¿Sexo con ropa?Esta fobia va más allá de hacer el amor a oscuras. Se trata del miedo enfermizo a desnudarse ante la pareja en la intimidad. “Conocí una paciente que no desnudaba su cuerpo de la cintura para arriba, y sin embargo, sentía placer”, cuenta el sexólogo Ezequiel López. Este trastorno, dicen los especialistas, nace de la inconformidad con el cuerpo, debido a la comparación con los patrones de belleza impuestos por los medios. Otra de las causas puede ser una experiencia negativa a raíz del sobrepeso o deformidades físicas. “Esta si es una de las fobias que afecta seriamente una relación de pareja, porque un elemento de erotismo importante para muchos es poder desvestir a su pareja poco a poco, además que la ropa también es un efecto de seducción”, sostiene Chiquinquirá Blandón.

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