Camilo Sánchez, presidente del Consejo Gremial Nacional: “Pasar la reforma tributaria habría sido gravísimo”

A pocos días de entregar la presidencia del Consejo Gremial Nacional, la máxima instancia que representa el sector productivo colombiano, Camilo Sánchez hizo un balance sobre un año que considera fue complejo para la economía, la institucionalidad y las relaciones entre Gobierno y empresarios.

En diálogo con El País, el líder gremial habló de los retos inmediatos que deja su gestión, la crisis energética que asoma, los riesgos fiscales del país, la discusión del salario mínimo y la situación crítica del sistema de salud.

Igualmente, analizó lo que considera “tres años de malas decisiones”, la independencia de los gremios, las tensiones con los ministerios y el papel decisivo que tendrá el próximo Gobierno para evitar un deterioro mayor.

Usted entrega su cargo al cierre de este año. ¿Qué balance hace de su gestión al frente del Consejo Gremial?

Primero, que el sector empresarial colombiano ha sido el impulso para mantener viva la economía con los alcaldes y gobernadores del país que han seguido haciendo lo que corresponde, así no tengan el respaldo del Gobierno Nacional. Aquí nosotros no nos hemos quedado callados, hemos levantado la voz cada vez que vemos un atropello o un error que se está cometiendo en cualquiera de los sectores y eso ha ayudado a poder evitar daños colaterales que hubieran sido nefastos; por ejemplo, en el tema de servicios públicos, en energía, en gas, en agua potable, lo que tiene que ver con la salud, lo que tiene que ver con el sector agropecuario, el sector de comercio, todo esto ha sido importante porque no nos hemos quedado callados. Yo lo he repetido muchas veces, los países donde se quedaron callados cuando ya fueron a hablar los empresarios y el sector productivo, ya fue tarde y no tuvieron cómo recuperar el rumbo.

Al hablar de servicios públicos, siempre se ha lanzado la alerta de la escasez de gas, de energía. ¿Qué nos espera?

El otro mensaje que estamos mandando es recuperar la soberanía energética. Nunca debimos perder esa soberanía, nosotros no tendríamos que estar importando gas porque tenemos el gas suficiente, si hubiéramos continuado con la exploración en el país. Por eso, es fundamental ese tema.

Además, era una muerte anunciada porque desde hace dos años venimos diciendo que esas malas decisiones de marchitamiento de Ecopetrol y no seguir perforando han llevado a lo que está pasando, que tendríamos que traer gas importado y lo peor, un gas importado que es doblemente contaminante porque es traído, a través de fracking, y además se ha tenido que hacer licuefacción para el proceso. Así que nosotros lo que estamos diciendo es que Colombia no merece decisiones simplemente ideológicas sino técnicas.

En este momento, tenemos un desfase de casi el 20 % cubierto con gas importado, cuando normalmente estábamos entre el 4 % y el 8 % que se traía fundamentalmente para las térmicas. Esto es culpa de tener ideología por encima de la técnica.

Este será entonces uno de los retos del próximo Gobierno...

Exactamente, le va a llegar a sus manos el problema de tener un déficit gigantesco en gas, de tener cada vez más demanda, que eso es bueno, pero poca oferta y de que sean nuestras empresas las que vuelvan a salvar al Gobierno.

Durante estos tres años las térmicas salvaron de un apagón al país, igualmente lo hizo Ituango con EPM, con las cuatro turbinas y ahora las otras cuatro que vienen en camino van a ser fundamentales. Los proyectos que se han entregado de energía solar son de nuestras empresas que siempre han hecho la inversión y han creído en el país por encima del cambio de reglas que se han dado en los últimos años y la falta de institucionalidad. No nombrar todos los miembros de la Creg (Comisión de Regulación de Energía y Gas) ha sido una cosa realmente pavorosa y ver que el Ministro Minas y Energía simplemente, con cortinas de humo, quiere decir que a través de una ley iba a salvar el sistema en Colombia, pues mostró que realmente no estábamos preparados.

Esa ley no resuelve el problema de la empresa Air-e en la Costa, no cubre el desfase de subsidios y, aunque ya se pagó lo del 2024, en 2025 estamos acumulando un hueco de $ 250.000 millones mensuales en subsidios de energía y $ 80.000 millones en gas. Son $ 330.000 millones al mes. Al final del año llegaremos a un déficit cercano a los $ 3 billones.

Y repito: ya tenemos un apagón técnico. Hoy Colombia tiene más demanda que oferta. Hay urbanizaciones, centros comerciales y proyectos que no tienen cómo conectarse. Si el metro de Bogotá funcionara mañana, no habría energía suficiente para alimentarlo.

¿Esto podrá resolverse pronto?

No. Son problemas de largo aliento. Lo positivo es que las empresas, pese al Gobierno, han sido superiores y han hecho la tarea. Desde el Consejo Gremial estamos entregando un compendio de decretos y resoluciones malas para que el próximo Gobierno las revierta.

Colombia tendrá que volver a discutir el fracking como solución temporal para el gas. Es una salida rápida mientras recuperamos la senda de perforación y reservas. Hoy quienes pagan los platos rotos son los usuarios, especialmente los más vulnerables.

El Congreso hundió la reforma tributaria y habla de la posibilidad de decretar una emergencia económica. ¿Qué tan viable es?

Primero que todo es penoso. Para declarar una emergencia económica debe haber algo realmente extraordinario, y no lo hay. Además, la reforma pedía $16,3 billones, menos del 3 % del presupuesto. No hay riesgo fiscal inminente. Lo que hay que hacer es disminuir el gasto y priorizar, en el presupuesto nacional, lo que se tiene que hacer.

Aplaudo la decisión del Congreso. Le dijeron al Presidente que no serán notarios del Gobierno.

Hoy una reforma tributaria como esa sería apagar el sistema productivo colombiano y sería gravísimo para todos. Eso jamás se tiene que hacer porque tenemos los recursos necesarios y los errores han sido en estos últimos gobiernos. Hoy, por ejemplo, lo que dice la Dian que va a recaudar, no lo va a recoger, va a recoger los gastos inflados que no tenían sustento.

Hay que apretarse el cinturón y cumplir la regla fiscal. Ese será otro gran reto para el próximo Gobierno.

En este momento se discute el salario mínimo. El Gobierno habla de un aumento de dos dígitos. ¿Qué piensa?

Eso es pura politiquería y yo le voy a decir una cosa: aquí los que pagamos los dominicales, las horas extras, el salario mínimo somos los empresarios. El sector que yo dirijo, en este momento, que es el Consejo Gremial tiene 34 gremios que representamos más del 80 % del PIB colombiano y el 75 % del empleo formal del país.

El Gobierno Nacional da el mal ejemplo con una cantidad de OPS (más de 650.000 contratos de prestación de servicio), una figura que antes criticaba. Eso también es populismo electoral.

El 56 % de los colombianos está en la informalidad. Es decir, todo lo que estamos hablando de este salario mínimo no le va a llegar a ellos porque son informales y cada vez, con esta diferencia, unos poquitos son los que van a tener el beneficio que pagamos nosotros los empresarios y esto tristemente aleja la posibilidad de cerrar la brecha entre la informalidad y la formalidad.

¿La entrada en vigencia del recargo nocturno más temprano y las horas extras podría aumentar la informalidad?

Totalmente. Está estudiado por Fedesarrollo, el Banco de la República y otros centros de pensamiento. Esto lo que va a hacer es que perdamos puestos formales, esto no se ve mañana lo triste es que le toca también al Gobierno entrante. En año y medio, más o menos, estaremos viviendo esa dolorosa situación; qué va a pasar con las personas del turismo, qué va a pasar con muchas personas que trabajaban como vigilantes, cómo se les va a disminuir el ingreso porque ahora en cambio de pagarle las horas extras, lo que se va a hacer es un turno adicional, pero disminuyendo la capacidad de ingreso a muchos.

Se va a meter tecnología para reemplazar personas en el caso de algunas industrias y cosas por el estilo; así que esto es una muerte anunciada también y tristemente el Gobierno hace anuncios populistas que al final van a repercutir en daños para el sector productivo. Las cifras no mienten, los datos matan los relatos y por eso nosotros estamos haciendo todo lo necesario para evitar que se sigan tomando decisiones en estos últimos meses en contra de la economía, de los usuarios y de los empleados de este país.

De otro lado, ¿cómo evalúa lo que está pasando en el sistema de salud?

Ese ‘chuchú’ que hizo el Gobierno lo están viviendo los colombianos de a pie. Ahí estaba viendo al Presidente de la República en una de sus manifestaciones, donde una médica, creyendo que lo estaba defendiendo, dejó claro cómo habíamos deteriorado el sistema y cómo ahora los campesinos y el sector agropecuario tenía muchos más dolores de cabeza de los que teníamos antes.

Antes éramos un ejemplo a seguir en Latinoamérica de cómo habíamos avanzado en la salud y ahora estamos viendo que, por puro discurso, estamos acabando la posibilidad de que muchos campesinos y mucha gente del común pueda acceder a medicamentos y, por el contrario, estamos viviendo una crisis que fue autoinducida.

¿Cómo describe la relación entre los gremios y el Gobierno?

Yo me siento muy orgulloso como presidente del Consejo Gremial, y es que desde la diferencia siempre tratamos de buscar puntos de encuentro. Nosotros no nos agachamos, no nos arrodillamos, no nos asustamos. Nos trataron de hacer daño. Le quiero contar que en el caso particular de mi gremio, Andesco, el ministro Palma me sacó ocho empresas porque no estábamos haciendo lo que ellos querían.

Así que nosotros demostramos que aquí, por encima de cualquier cosa, están los intereses nacionales. Nosotros no nos vamos a callar. Defendemos lo que funciona. Seguiremos buscando puntos de encuentro, pero cuando no se den, seguiremos denunciando lo que está mal y decidiremos qué tendremos que trabajar de manera independiente con los alcaldes y gobernadores que han sido capaces, como por ejemplo en Bogotá seguir haciendo el proyecto del metro, hacer la obra del Toyo y la salida al mar en Antioquia, ver lo que se está haciendo en el Valle, en el Atlántico y en cada uno de los rincones, donde los alcaldes y gobernadores han sido capaces de decir seguimos así nos cueste y no nos den lo que nos corresponde.

Así que eso es parte de lo que seguirá siendo el Consejo Gremial, un ente técnico capaz, que no hace oposición, que muestra los resultados positivos cuando hay que mostrarlos y decimos lo negativo cuando lo tenemos que decir.

¿Qué expectativas tiene para el próximo año?

El próximo año tendremos que recuperar el espacio perdido, la regla fiscal debe ser un compromiso, mantener la independencia del Banco la República que ha sido trascendental, seguirle dando incentivos al sector empresarial, eso es lo que necesitamos nosotros, reglas claras de juego sin cambiarlas a mitad del partido. Necesitamos seguridad jurídica e incentivos para que sigamos haciendo inversiones y trayendo inversores del exterior que se queden de largo plazo y de esa manera generar empleo y desarrollo.

¿Qué le deja su cargo?

Me voy el 31 de diciembre y me siento muy feliz de que hayamos logrado varias cosas: primero sacar la mayor cantidad de comunicados y resultados, mostrar que se lograron los objetivos en los diferentes procesos productivos del país y mostrar la independencia.

Yo tengo que decirle que nosotros no nos reunimos con el Presidente para tomarnos una foto. Nosotros nos reunimos para mandar proyectos y comunicaciones en cada uno de los ministerios. El sector empresarial está más vivo que nunca y es el que ha mantenido viva la economía, así no le guste al Gobierno oír este discurso.