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La selección de España, de la mano de Nadal, se convirtió en campeón de la Copa Davis este domingo | Foto: EFE/ El País

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España tocó la gloria en Madrid, tras quedar campeón de la Copa Davis

De la mano de Rafael Nadal, el país ibérico conquistó el título de la Copa Davis en casa tras vencer a Canadá en la gran final.

24 de noviembre de 2019 Por: Alejandro Cabra  Hernández - enviado especial de El País - Madrid 

Los mejores cuentos tienen un héroe, y la Selección de España de tenis lo tiene en Rafael Nadal, uno de los mejores tenistas de la historia. El mallorquín fue el factor determinante para que este domingo la Caja Mágica de Madrid alucinara con un nuevo título de Copa Davis para el país ibérico.

Nadal, número uno del escalafón ATP, convirtió a su país en campeón del mundo de tenis por sexta vez junto a sus compañeros Feliciano López, Marcel Granollers, Pablo Carreño y Roberto Bautista, tras imponerse en la gran final sobre Canadá.

El nuevo formato de Copa, que definió al campeón en una semana, terminó siendo el puente para que la furia tenística de Rafa se mostrara una vez más, para hacer delirar a un público que lo aclamó y cantó al ritmo del “vamos, Rafa, vamos” y “a por ellos, oe, a por ellos, oe”.

Él lo maneja a su gusto, si pide más apoyo los gritos se vuelven ensordecedores. Lo que también maneja a su gusto es la raqueta, no en vano sus potentísimos saques y sus devoluciones incontestables.

Este domingo, después de la gesta de un Roberto Bautista —venció a Felix Auger-Aliassime— que todavía tenía el corazón destrozado por la muerte de su padre hace a penas dos días, Rafa se encargó de imponerse ante Dennis Shapovalov, una de las grandes promesas del circuito.

Como es habitual, Nadal no defrauda en las grandes citas, sus 18 títulos de Grand Slam así lo comprueban.

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Aunque el canadiense luchó y llevó las riendas de su equipo, ante la calidad del monstruo español no hay nada que hacer. Un quiebre le permitió imponerse 6-3 en el primer set, en el que ya demostró que no estaba dispuesto a dar ventajas con su saque.

Al segundo inició complicado, pero ese hombre de 33 años está hecho de hierro y solo una palabra le cabe en la cabeza: “ganar”. Eso ha hecho en las grandes desde los 19 años y en la Copa Davis desde los 18.

Con la de este domingo, completó 18 eliminatorias consecutivas ganadas con su equipo (récord histórico), 29 victorias individuales seguidas en el campeonato y 31 victorias consecutivas entre individual y dobles.

Y eso que esta vez no se jugó en polvo de ladrillo, su superficie predilecta, pero a los gigantes no les interesa dónde se juegue. Seguro que si se juega sobre piedras, Nadal también levantará el puño izquierdo para que el público entero lance un grito de victoria al unísono.

Al final, Rafa venció a Shapovalov en sets corridos y, sin necesidad del juego de dobles, España llegó a su sexta Copa, la quinta en la era Nadal.

El país aprovechó su localía y mostró su casta para llegar desde atrás en la mayoría de las series, de la mano del isleño.

En primera ronda, con Nadal en individuales y dobles, la roja remontó ante la Rusia de Rublev y Kachanov, para ganar 2-1 ratificando su categoría con la raqueta.

El trámite continuó al día siguiente, con un incontestable 3-0 sobre Croacia, último campeón del torneo, también con un punto de Rafa, que ya empezaba a soñar con celebrar el título en casa.

En los cuartos de final, tras la salida de Roberto Bautista para darle el último adiós a su padre, el equipo remontó la serie ante Argentina para dedicarle el triunfo al castellonense.

Otra vez fue Rafa el héroe, barriendo a Diego Schwartzman y luego haciendo parte del dobles junto a Marcel Granollers, para vencer a Leo Mayer y Máximo González en tres sets, en un juego muy entretenido.
En las semifinales, Gran Bretaña se atravesó en el camino de la España del ‘Matador’.

Primer punto para los británicos y Rafa al rescate. Primero venciendo a Danny Evans y luego imponiéndose a Jamie Murray y Neal Skupski junto a Feliciano López.

Con esos antecedentes, ayer, en las calles de Madrid solo se respiraba confianza plena y en lo que esa zurda —solo tenística— podía ofrecerle a su país.

Por obra de una divina justicia deportiva, Nadal, el mejor de todos los tiempos, hizo el punto de la victoria, y España domina el mundo del tenis una vez más.

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