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Chelsea es uno de los mejores equipos de la temproada en Inglaterra. | Foto: AFP / El País

FUTBOL INTERNACIONAL

Valoremos lo del Chelsea de Frank Lampard (Opinión)

Con muchos canteranos, Frank Lampard ha hecho un gran trabajo como entrenador del Chelsea.

8 de julio de 2020 Por: Manuel Rodríguez - Especial para El País

El verano del 2019 fue particularmente triste en el sur de Londres. Un poco más oscuro de lo normal, más gris. Principalmente, porque en junio el Real Madrid anunció la contratación de Eden Hazard, el fichaje superestrella del mercado.

Fueron siete años los de Hazard en el Chelsea, casi 250 partidos y más de 80 goles. Se convirtió en la máxima figura del club de la última década, y dejó un legado de siete títulos y numerosas actuaciones memorables.

La temporada anterior del Chelsea había sido bastante buena bajo el mando del italiano Sarri, al menos en términos de resultados— fue tercero en la Premier y ganó la Europa League— pero el fútbol que mostró el equipo fue más bien pobre a lo largo del año. Los hinchas criticaron excesivamente al entrenador y a los jugadores, incluso con cánticos explícitos en las gradas que pedían la salida del DT. El Chelsea no jugaba bien, y, lo que era peor, era más Hazard-dependiente que nunca. El Chelsea era Hazard, y por eso significó un mazazo su salida.

A esta nefasta noticia se le sumó una sanción de la UEFA: el club perdía a su mejor jugador, y no podría fichar para reemplazarlo. Además, la plantilla se veía débil: Willian y Pedro no estaban bien, no había jerarquía en la defensa, y faltaba un goleador de primer nivel.

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Y faltaba el martillazo mayor: Sarri se fue a la Juventus, y llegó Frankie Lampard al banquillo; un ídolo del club, sí, pero un entrenador con un sólo año de experiencia profesional, y en segunda división.

Una depresión nebulosa se posó sobre los linderos de Stamford Bridge. De cara a la temporada 19/20, el Chelsea era un equipo sin su máxima figura, con una plantilla pobre, y un entrenador novato. Lo que venía no se veía nada bien.

Un año después, el Chelsea de hoy es un milagro. Está en octavos de final de la Champions, en semifinales de la FA Cup, y es cuarto en la Premier.

Además, juega bien. Extremadamente bien. Con pasión, con intensidad. Toca bien la pelota, circula con velocidad, los jugadores saben cómo moverse, cuándo pasar, a dónde correr. Este Chelsea le ganó esta temporada al Liverpool y al City. Incluso le dió el título a los de Klopp hace poco con una buena victoria sobre el conjunto de Guardiola. Este Chelsea enamoró de nuevo a la hinchada.

Este Chelsea es un Chelsea jóven. Un Chelsea de canteranos. Se le valora poco a Lampard el excepcional trabajo que ha hecho con los jugadores más chicos del plantel. Mason Mount, Tammy Abraham, Reece James, iniciaron la temporada como desconocidos, y hoy están consolidados en el equipo. Y no sólo eso. Willian ha renacido, Barkley ha retomado un buen nivel, Giroud ha encontrado su lugar en el equipo. Lampard ha potenciado a todos los jugadores de la plantilla.

Y sí, perdieron con el débil West Ham hace poco. Y sí, esta temporada también sufrieron derrotas frente al Newcastle y el Bournemouth. Y fueron aplastados en la Champions por el Bayern, de forma lapidaria y algo humillante. Pero la explicación es simple: el equipo y su entrenador, naturalmente, aún sufren de inexperiencia. Les falta trabajo y algo de jerarquía. Es apenas normal. Este Chelsea no es el equipo que Lampard quiso, y no está conformado por los jugadores que quiere. Es el que le tocó. Y son los jugadores que tiene.

Ya se cumplió un año de la llegada de ‘Frankie’ al club. Y dentro de todo, lo que ha logrado es ilusionante (y sin poder traer un solo fichaje). Parece estar gestando algo grande, un proyecto largo y ganador. Ya sin sanción de la UEFA, para la próxima temporada fueron contratados Timo Werner y Hakim Ziyech (el uno goleador de la Bundesliga, el otro figura del Ajax). Dos fichajazos.

Gracias a Lampard, asoma el sol de nuevo en Londres. Stamford Bridge parece haber vuelto a su estado natural; un poco más coqueto, un poco más místico. Ya no se piensa ni en Hazard ni en Sarri. Ya no se habla de desilusión ni de sanciones. La gente cree. Cree en Lampard, y cree en sus futbolistas. Y está bien que lo hagan. Que crean —como dijo Marcelo Gallardo alguna vez— porque tienen con qué creer.

@manrodllo

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