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Lionel Messi, figura del Barcelona. | Foto: Foto: AFP

FUTBOL INTERNACIONAL

Messi y el Barsa: una temporada anunciada (opinión)

Messi, bien lo sabemos, ya piensa más allá del Barsa. Y el Barsa debe empezar a pensar más allá de Messi.

17 de diciembre de 2020 Por: Manuel Rodríguez Lloreda - @manrodllo en T#witter

No sorprende a nadie la temporada que está haciendo el Barsa. Se veía venir a leguas, tras un verano desastroso en el que el club estuvo a punto de autodestruirse. Si consideramos el contexto —cero refuerzos, lesiones, no hay presidente— no ha sido del todo malo lo de Koeman en el banquillo. Pero está claro que tampoco se puede maquillar todo: el club va quinto en La Liga y en los últimos juegos ha mostrado un nivel preocupante.

Dentro de todo el embrollo de problemas, sin embargo, hay una cuestión que poco a poco empieza a brillar con más fuerza: el nivel de Messi. Ha tenido un mal comienzo de temporada, lo cual suena lo más normal del mundo, excepto por el hecho de que nunca había sucedido. Sí, sigue siendo de lejos el mejor de su equipo.

Y sí, genera cuatro o cinco opciones de gol por partido. Pero estamos hablando de Messi, y sabemos que a él se le puede medir sólo contra sus propios estándares. En la actual temporada lleva 8 goles en 19 partidos, y hace poco se ha filtrado un dato adicional que retrata su mal momento con nitidez: en la liga española, en sus últimos 17 juegos como visitante, ha marcado solo tres veces.

Parte de la explicación está en que Messi no es feliz. Está desmotivado, aburrido. Y se nota en el campo. Ya no lo estimula jugar en el Barsa. Pierde balones fáciles, corre sin sangre en los ojos, parece que no le interesa perder.

Y, ¿no está en su derecho? Dejó claro en el verano que quería salir. Hoy siente que con este Barsa no va a ganar nada. No va a competir como querría. No tiene respaldo ni desde la directiva ni en la cancha, y así es difícil. Entra en la ecuación aquella realidad ineludible que se ha ido haciendo evidente de forma paulatina, casi imperceptible, durante los últimos años: Messi ya no es el mismo.

Suena a obviedad, pero es que sigue siendo tan evidente su superioridad con respecto al resto que es fácil pasar por alto que, aún dentro de su genialidad sobrehumana, Lionel no hace lo que hacía antes. Está un poco menos rápido, un poco menos ágil. Conserva su magia y su genio, pero ha perdido explosión.

No es sorpresa que su nivel haya disminuido. Ningún jugador dura para siempre y Messi podrá ser un extraterrestre, pero también se hace viejo. Que ya no meta el mismo miedo cada que agarra la pelota, que ya no sea infalible rematando desde el borde del área, que ya no sean parte de su repertorio esas corridas largas, endemoniadas, dejando a todos en el camino, es normal.

El problema es que este momento de Messi ha coincidido con un pésimo momento del Barsa. En el 2010, cuando Lionel corría en el aire y hacía 90 goles al año, lo acompañaban Iniesta y Xavi. Al Messi de hoy, de 33 años y con nueve mil partidos encima, lo acompañan Braithwaite y Pedri.

Sondea el rumor de una posible salida al PSG. ¿Y por qué no? Puede sonar ridículo, una más de esas historias vendehumo que plantean fichajes absurdos.

Pero no es tan descabellado. Messi se reencontraría con Neymar —algo que ambos quieren— jugaría en una liga de mucho menor nivel (conveniente para alargar sus últimos años de carrera), y sin embargo tendría posibilidades de pelear por la Champions, torneo que se le ha hecho tan dolorosamente esquivo últimamente.

La realidad es que, sea cual sea su próximo destino, PSG, el City o la MLS, Messi, bien lo sabemos, ya piensa más allá del Barsa. Y el Barsa debe empezar a pensar más allá de Messi. Un ciclo imperial, maravilloso, va llegando a su fin, y es inevitable la sensación de que una vez Messi salga de Cataluña, el más grande perjudicado va a ser el club y no el jugador.

Este pobre nivel de Lionel debe ser una señal de advertencia para el Barsa, algo así como un preludio de lo que será el club sin la abrumadora influencia del argentino. Pronto llegará a su fin una etapa que se extendió más de lo debido. El Barsa debe asumir que se acerca la era post-Messi, y debe prepararse para ella.

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