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Mario Vargas Llosa recibió el Premio Nobel de Literatura en 2010, galardón al que Borges nunca logró acceder, no precisamente por falta de méritos. | Foto: Foto: Afp

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'Medio siglo con Borges', el libro de Mario Vargas Llosa sobre el genial autor argentino

En su nuevo libro, Mario Vargas Llosa revela los detalles sobre su relación literaria y personal con Borges.

6 de agosto de 2020 Por:  L. C. Bermeo Gamboa, reportero de El País

Todos en Francia reconocieron a Borges como el mayor escritor del siglo XX, cuando en Latinoamérica solo era considerado un argentino excéntrico. Era 1963, y Mario Vargas Llosa se encontraba en París, por lo que tuvo el privilegio de asistir a la consagración internacional del autor de ‘Ficciones’ y ‘El Aleph’.

Entonces, el escritor peruano, de 27 años, ya había publicado ‘La ciudad y los perros’ (1962) y apenas empezaba su ascenso literario, por lo que aún trabajaba como periodista en la RFI. De modo que cuando llegó a París el anciano y ciego bibliotecario de 64 años, Mario Vargas Llosa tuvo la oportunidad de entrevistarlo por primera vez. Con inocultable emoción, y cierta formalidad de reportero, preguntó a Borges sobre un encuentro de escritores en Berlín en el que había participado, a lo que este respondió con su humor de siempre: “fue agradable en el sentido de que pude conversar con muchos colegas míos. Pero en cuanto a los resultados de esos congresos, creo que son puramente negativos. Y, además, parece que nuestra época nos obliga a ello, yo tuve que expresar mi sorpresa —no exenta de melancolía— de que en una reunión de escritores se hablara tan poco de literatura y tanto de política, un tema que me es más bien, bueno, digamos tedioso”.

Esta memorable entrevista hace parte de ‘Medio siglo con Borges’, el nuevo libro de Mario Vargas Llosa donde reúne todos sus escritos, desde sus dos entrevistas —la última de 1981 en Buenos Aires y que disgustaría tanto a Borges, porque Mario se atrevió a mencionar que en su casa había una gotera—, hasta sus conferencias, reseñas y artículos sobre la obra del argentino. Pese a las diferencias personales e ideológicas con Borges, Vargas Llosa demuestra con este libro su calidad de crítico literario, haciendo un reconociendo a la obra del siempre candidato, hasta su muerte en 1986, al Premio Nobel de Literatura.

No hay que olvidar cuando García Márquez en 1982, y Vargas Llosa en 2010, recibían su Nobel, que cada uno recordó a Borges en su discurso, pues para ellos resultaba sorprendente que el argentino no tuviera el suyo, dado que, como todo el mundo sabe, a Borges se lo podía criticar por todo, menos de mal escritor.

Esa honestidad del crítico literario que sabe mantenerse por encima de las diferencias —que es también un gesto de afecto entre escritores—, queda demostrada con el poema que Vargas Llosa dedica a Borges al inicio del libro, allí declara: “Hizo del tumultuoso español/ lleno de ruido y furia/ una lengua concisa, precisa,/ puritana, lúcida y bien educada./ (...) el escritor más sutil y elegante de su tiempo”. Siempre sorprende leer a un Vargas Llosa cuyo amor a la literatura está por encima de sus ideas políticas, por eso sus críticas a las obras de Gabriel García Márquez (Historia de un deicidio, 1971), con quien literalmente peleó, o su ensayo sobre la obra Juan Carlos Onetti (El viaje a la ficción, 2008), entre otros, son una parte valiosa de su producción literaria.

Mario el novelista de los grandes temas históricos y Borges el poeta, ensayista y cuentista de los universos imaginarios y las bibliotecas infinitas; sus obras no pueden ser más disímiles, pero el crítico literario que siempre ha sido Vargas Llosa, desde sus años universitarios, no podía guardar por más tiempo su homenaje, aun cuando Borges no se expresara de la mejor forma hacia él.

De hecho, en la segunda entrevista que le realizó Vargas Llosa en 1981, queda claro que Borges no se lo tomaba en serio, en el libro puede leerse cuando el peruano afirma como si se tratara de una excentricidad que el gato de Borges: Beppo, se llamaba así por el gato de Lord Byron, según le contó el argentino. Pero como cuenta Adolfo Bioy Casares en su Diario, "sé que el gato de Borges (que realmente es de la hija de Fanny, su empleada) se llamaba Pepo y que Borges, como no le gustaba ese nombre, lo cambió por Beppo, el héroe del poema de Byron. De paso, no lo cambió indebidamente, ya que Beppo es apócope de Giuseppe".

Tal vez sea ese el milagro que alcanza a los grandes autores, que como dijo W. H. Auden, su obra los excusa. Vargas Llosa excusó a Borges con este libro, y supongo que a los lectores de Vargas Llosa les pasará igual.

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