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Una serie atípica en Netflix y del mismo creador de Hora de Aventura, ‘The midnight gospel’ invita a una reflexión sobre temas existencialistas, pero abordados desde el diálogo, la imaginación y estimulantes animaciones. | Foto: Foto: Especial para El País

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El viaje vitalista en 'The Midnight Gospel', una serie reflexiva de Netflix

Una serie atípica en Netflix y del mismo creador de Hora de Aventura, ‘The midnight gospel’ invita a una reflexión sobre temas existencialistas, pero abordados desde el diálogo, la imaginación y estimulantes animaciones.

14 de marzo de 2021 Por:  Julián Alejandro, especial para Gaceta

El mes de abril del año pasado, Netflix estrenaba sin mayor revuelo una de las series animadas que más me ha gustado del catálogo de la popular plataforma de Streaming: ‘The midnight gospel’. En esta serie se mezclan elementos de animación que pueden resultar familiares a lo que alguna vez habrá visto el espectador —por accidente o elección— en Cartoon Network u otros canales y, esto se debe a que fue creada por Pendleton Ward (Hora de Aventura) en compañía de Duncan Trussell (actor y comediante, reconocido por su podcast Duncan Trussel family hour), y dirigida por Mike L. Mayfield (Big mouth, Mr. Pickles, American Dad).

La línea argumental de la serie nos pone en contacto con la vida de Clancy Gilroy (Duncan Trussell), un hombrecillo rosa que se muda de su planeta natal, para dedicarse a la producción del podcast espacial ‘The Midnight Gospel’. Utilizando un simulador de multiversos, Clancy logra entrevistar diferentes formas de vida que habitan en universos paralelos, con las que tratará de encontrar la respuesta a inquietudes existenciales primarias: la vida, la muerte, el amor, el perdón y la iluminación.

Desde el primer capítulo notaremos la singularidad de la serie y es que si bien, algunos elementos coinciden con series mainstream, la paleta de colores elegida y la forma de los personajes nos dejan en claro que nos adentramos en un viaje minimalista y sicodélico, en el que los diálogos —con frecuencia— tendrán mayor importancia que los elementos visuales.

A pesar de que en esta serie los diálogos poseen una fuerza incomparable, las animaciones son un punto de apoyo necesario para conseguir la transición del formato podcast a un producto audiovisual que facilite al público encarar cada capítulo, que tienen una duración de entre veintidós y treinta minutos. Pendleton y Trussell consiguen fusionar la animación y el podcast de una manera envidiable, a un punto en que el espectador puede pasar por alto que las entrevistas son reales.

‘The Midnight Gospel’ posee un tono íntimo y honesto —con una alta dosis pedagógica—, sin convertir la serie en una especie de guía o manual para dummies. Las conversaciones entre los personajes son extraídas directamente de las entrevistas que Duncan Trussell realiza en su podcast, este ensamble de la animación y la interacción de Trussell con los entrevistados, podrá causarnos la impresión de observar la animación de diálogos socráticos para millenials. En una época donde la conversación es cada vez más difícil y sobre todo la búsqueda de respuestas a temas primordiales, una serie como ‘The Midnight Gospel’ nos permite reencontrarnos con el regocijo del diálogo, del intercambio de argumentos y la habilidad de escuchar atentamente.

Existe un valor confesional en la serie. En el capítulo final, Clancy sostiene un diálogo con su madre (Deneen Fendig) sobre el ciclo de la vida, la muerte y la perdurabilidad del amor después de la misma. Deneen Fendig es la madre de Trussell, falleció en el 2013 y la conversación que sostiene con Duncan, tuvo lugar mientras afrontaba la etapa terminal de un cáncer que acabó con su vida. Podemos señalar la virtud del arte como redención-catarsis-confesión en esta serie —pero eso sería propio de cháchara para descrestar incautos—. De lo que si no puede dudar el espectador es que después de cada capítulo nuestros cerebros serán punzados y no tendremos la sensación de haber consumido solo entretenimiento. Me parece que esa es una de las cosas que merece ser señalada: esta no es una serie para el gran público, puesto que, los temas que se abordan en cada capítulo no son tópicos ideados para divertir al espectador.

Clancy Gilroy posee una serie de características propias del adulto contemporáneo: siente que ha fracasado y una manera de rehacer este desastre consiste en alejarse de todos y adentrarse en universos paralelos en los que pueda encontrar respuestas a todas las preguntas que lo inquietan. Hay algo amargo en esta dinámica: Clancy debe elegir un planeta de la lista que sugiere el sistema del simulador, algo parecido a la manera en que nosotros ocupamos nuestro tiempo scroleando entre contenidos que nos ofrecen los algoritmos de las redes sociales y omitimos que esta interacción no es real y poco a poco nos vemos más aislados y frustrados.

A pesar de considerarse una serie para adultos, ‘The Midnight Gospel’ va en un sentido diferente a Bojack Horseman o Rick and Morty, pues Pendleton y Trussell no buscan resaltar el pesimismo o el nihilismo heredados de una vida devastada por los fracasos y los impedimentos de autorrealización de los personajes. Clancy es un vitalista en formación que no se puede emparentar con la depresión de Horseman o el nihilismo de Sánchez, pero sí tienen un punto en común: la búsqueda de un significado trascendental para sus vidas.

La búsqueda de Duncan la atestiguamos a medida que escuchamos las conversaciones que sostiene con personalidades tan diversas como el famoso especialista en adicciones Drew Pinsky (el Pequeño Presidente), hablando sobre las implicaciones individuales y sociales del consumo de sustancias; o su charla con la escritora y activista Anne Lamott sobre la fe y la búsqueda de la paz afrontando la pérdida, sin dejar que esto nos impida avanzar a un grado mayor de espiritualidad; o su intrigante charla con el exconvicto condenado a muerte —absuelto— Damien Echols sobre la redención y la realización espiritual por medio de la magia; o las reflexiones de la especialista en tanatopraxia Caitlin Doughty sobre la aceptación de la muerte, tomando como punto de partida la historia de los procedimientos funerarios en Estados Unidos. Esto solo por mencionar algunas de las temáticas que más me interesaron a lo largo de los ocho capítulos que componen la serie.

‘The Midnight Gospel’ rompe con la tendencia de Netflix a distribuir entretenimiento absurdo y deja a nuestro alcance una serie que nos pone en contacto con las ideas y enseñanzas de autores, guías espirituales y especialistas que tal vez nos puedan resultar útiles —o no— en el día a día del pesimismo puro y duro, pero lo que sí ratificaremos es que todas estas inquietudes en algún momento nos han triturado la cabeza y no viene de más considerar que a la hora de afrontar los desafíos que provoca el pequeño milagro de la introspección, estas ideas nos ayuden un poco.

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