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El primer largometraje de la directora Charlotte Wells es una exploración de la memoria, un conjunto de imágenes y emociones formadas en la infancia, pero que en la adultez se fragmentan, transformándose en un mosaico desgarrador y bello. | Foto: Foto: Especial para El País

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'Aftersun', una película que revela los dramas ocultos en las memorias de la infancia

El primer largometraje de la directora Charlotte Wells es una exploración de la memoria, un conjunto de imágenes y emociones formadas en la infancia, pero que en la adultez se fragmentan, transformándose en un mosaico desgarrador y bello.

7 de abril de 2023 Por: &nbsp;Julián Alejandro, especial para Gaceta<br>

“No vi los pétalos moverse.
Tampoco los vi abrirse”.
Margaret Tait

La memoria es un don confuso. Cuando recordamos, no reproducimos exactamente la experiencia original como ocurrió, sino que construimos una versión de esta a partir de nuestros filtros perceptivos y cognitivos. Nuestra memoria no es infalible y puede ser afectada por la interferencia, la sugestión y otros efectos que malean la precisión de nuestros recuerdos. Omar Khayyam lo sentenciaría categóricamente de esta manera: “Vive, pues, sin nostalgia ni esperanza: tu única posesión es el instante”. El tiempo corroe la memoria, y de erosiones en la memoria trata ‘Aftersun’, el primer largometraje de la directora escocesa —radicada en New York— Charlotte Wells. La trama está centrada en Calum (Paul Mescal) y su hija Sophie (Frankie Corio), de 11 años, quienes pasan sus vacaciones en un hotel barato de Turquía.

La tiranía del tiempo es implacable. Ni siquiera los padres —esos héroes arquetípicos— escapan de sus estragos y, en este sentido, ‘Aftersun’ es un ejercicio proustiano que Wells inició con su cortometraje ‘Tuesday’ (2015), en el que exploraba la ausencia del padre como un elemento desequilibrante. ‘Aftersun’ está construida con la meticulosidad necesaria para que los espectadores puedan sentir la culpa que experimenta la Sophie adulta (Celia Rowlson-Hall), al revisar grabaciones viejas y reconocer que había un dolor secreto en el corazón de su padre, que se intuye desde la experiencia adulta, pero que desde la mirada infantil resultaba imposible verlo.

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El filme posee elementos autobiográficos, Wells ha reconocido que el punto de partida para esta historia tuvo lugar después de la revisión de un álbum fotográfico de vacaciones en España y, al ver a su padre joven, quedó sumida en una reflexión sobre el tiempo, las transformaciones y nuestra incapacidad para reconocer la mutabilidad de los recuerdos. ‘Aftersun’ rompe con los esquemas narrativos convencionales, Wells juega con los hilos temporales para inducirnos en un estado confuso: esta no es una historia sobre el viaje de una niña junto a su padre, es una excursión por la memoria de una adulta vacacionando junto a un padre que no pudo consolar.

Wells ha confeccionado un drama que arrebata para siempre el paraíso de la paternidad en un mundo que no da tregua a los perdedores. Al respecto, Proust escribió que “Los verdaderos paraísos son los paraísos que hemos perdido […] ¿Qué es el tiempo sino la pérdida perpetua de esos paraísos?”. De modo que ‘Aftersun’ no es una historia enternecedora, es un monumento de una atormentada pero discreta agonía en las vidas de un padre y su hija en diferentes momentos temporales.

Paul Mescal fue nominado a los Premios Óscar, a Mejor Actor Protagónico por su interpretación como Calum: el padre malogrado, el hombre que procuró ofrecer amor a una hija inquieta —poseedora de una inteligencia aguda e hiriente—, sin dejarse derrumbar, sin permitir que la indiscreción de los afanes adultos empañaran el único regalo que podía ofrecer a su hija: unas pequeñas vacaciones.

Toda pieza de arte debe incitarnos —la sugestión es la mejor manera de comunicar— y el trabajo de edición, realizado por Blair McClendon, permite que ‘Aftersun’ goce de estas virtudes capaces de trasladarnos en el tiempo de la historia, sin que esta resulte obvia. La relación de Calum y Sophie conmoverá al espectador meticuloso, pero la relación de la Sophie adulta con los recuerdos de su padre será capaz de quebrantar nuestra indiferencia, porque en el fondo todos somos hijos que desean salvar a sus padres.

‘Aftersun’ es una película delicada, pero su virtud no depende de la exaltación de las escenas, radica en el estruendo que producen los detalles. Algunos la podrán considerar lenta, pero es una película conmovedora que nos expone a la angustia de una hija que quisiera bailar con su padre, entenderlo, ayudarle a salir del vórtice angustioso de estar vivo, pero como lo diría un personaje proustiano: “El tiempo que se ha ido no es más que la memoria”.

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