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Han sido más de 15 años de carrera, que inició en Jamundí, perfeccionando sus tatuajes. | Foto: Especial para El País

JAMUNDÍ

El premiado tatuador que rompe tabús en Jamundí

David Quijano llevó el tatuaje a Jamundí y buscó quitar los tabúes que habían alrededor de ellos.

4 de noviembre de 2021 Por: Redacción de El País

Desde los 14 años David Quijano tatuaba a amigos y conocidos en Jamundí. Por esa época solo lo hacía por hobby, “por parchar con amigos, sin buscar ningún lucro y de forma muy rudimentaria, con unos equipos básicos, desconociendo mucho la labor”. Más grande viajó para Bogotá, donde tomó un curso con un tatuador reconocido de la capital, para aprender de él lo necesario de la profesión, la bioseguridad y las técnicas, porque la pasión ya la tenía desde joven.

“Desde ese momento arranqué de forma más profesional con el tatuaje. Trabajé unos cinco años en Bogotá, al principio en estudios de otros y luego con mi propio proyecto. Y luego de un tiempo, por motivos personales, tuve que venir a vivir otra vez a Jamundí”, cuenta él.
Regresar a su ciudad natal tuvo sus pros y sus contras. Por un lado se encontró con un mercado mucho menos saturado de tatuadores, que el que había en Bogotá, por lo que tendría menos competencia. Pero por desgracia, en Jamundí había un gran tabú sobre los tatuajes, por lo que encontró en un inicio muy pocos clientes.

“El hecho de que no hubiera tatuadores era bueno para poder tatuar, pero tampoco había gente para tatuar, porque los tatuajes eran mal vistos y había cierto tabú al respecto. Entonces yo comienzo a hacer eventos de tatuajes, para dar a entender que esto no es algo malo. Y todo el conocimiento que había adquirido en Bogotá lo traje a Jamundí, invité compañeros de la capital y de Medellín para mostrar tatuajes de nivel y así empezó a aumentar la gente que se quería tatuar y los que querían aprender este oficio”, cuenta Quijano, quien ya tiene su local, Subliminal Tattoo, ubicado en el centro comercial Alfaguara.

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Según cuenta, vivir del arte de tatuar es algo muy difícil en el país, porque es una profesión que toma tiempo, disciplina y una buena inversión. “Si uno quiere ser un tatuador de barrio y solo hacer tatuajes de vez en cuando, mientras se tiene otro trabajo, es más fácil”, explica. No obstante, en los 15 años de trayectoria que lleva Quijano, ha visto un crecimiento increíble en el nivel artístico y en general de los tatuadores del país.

“Hay muchos colombianos que están en el exterior y que son muy apetecidos por su versatilidad en todo tipo de técnicas y diseños. Además, en el país ya se han hecho eventos internacionales en Bogotá, Medellín y otras ciudades, donde se comparte con tatuadores de todo el mundo, que muchas veces tienen fama por salir en realities y cosas por el estilo. Eso también ha hecho que suba el nivel”, opina Quijano, quien ha participado en festivales en Bogotá, Ecuador, Cali, Mexico, y ha ganado 25 premios en certámenes nacionales e internacionales, con sus tatuajes.

Quijano, también creó el Jamundí Tattoo Expo, que antes de la pandemia se pudo realizar por cinco años consecutivos.

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Tras su largo recorrido y conociendo a tantas personas en el camino, Quijano tiene claro que lo más importante para aquellos que quieren dedicarse a los tatuajes en Colombia es tener una buena formación artística y también guardar todas las medidas de bioseguridad, para hacer buenos procedimientos.

“Este periodo de pandemia ha sido complejo para todo el gremio de tatuadores. Muchos tuvieron que recurrir a cerrar las tiendas y comenzaron a hacer procedimientos en las casas. Yo no soy muy partidario de ese tipo de procedimientos en las casas, porque cada cosa debe realizarse en un lugar adecuado. Lo bueno es que muchos ya están tratando de reabrir sus locales”, cuenta Quijano sobre la situación que han vivido sus compañeros sobre todo en Jamundí.

Pero con o sin pandemia, Quijano tiene seguro que su meta es hacer crecer Subliminal Tattoo en Jamundí y no proyectarlo a otras ciudades, ya que “hay mucho talento en toda Colombia y tratar de aventurarse a otros sitios es un poco complicado”. Además, el tatuador tiene la meta de crecer aún más como artista, estudiar otras ramas del arte para aplicar ese conocimiento en el tatuaje y, cuando se calme la pandemia, volver a salir a competir a otras ciudades y países.

Según Quijano, ser un tatuador que vive solo de su arte en Colombia, no es fácil, pero tampoco es algo imposible.

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