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En las unidades residenciales es importante guardar los protocolos de bioseguridad frente al Covid-19. Allí juegan un papel importante los comités de convivencia para garantizar la libre movilidad de los residentes guardando las medidas de protección y desinfección. | Foto: Foto: Raúl Palacios / El País

CONCEJO DE CALI

La desconfianza reina entre los caleños, revela estudio

Según Observatorio Polis, el 82 % de los caleños no confía en sus vecinos, cifra que también se refleja en la percepción que se tiene hacia el Estado.

27 de julio de 2020 Por: Redacción de El Pais

“La construcción de confianza hacia las instituciones públicas y las personas que nos rodean será necesaria para que los caleños salgan adelante en tiempos de post-pandemia. Sin ella, ¿cómo esperamos cumplir las normas o seguir las medidas de prevención?”.

Así es como Lina Martínez, directora del Instituto Polis de la Universidad Icesi, se refirió al estudio que la entidad realizó entre el 2014 y el 2019 en 7376 encuestados para medir su nivel de confianza en una escala del 0 a 10, pero cuyos resultados no fueron los más alentadores.

Por ejemplo, la Policía obtuvo el puntaje más alto, con un promedio de 3.9. Después le sigue el Concejo de Cali, con una puntuación de 3.2, y los funcionarios públicos de la Administración Municipal, con una puntuación de 2.8 sobre 10.

Sin embargo, a la hora de calificar la provisión de los servicios públicos, estos presentaron un mejor balance, como transporte público, que pasó de 4.3 en 2017 a 5.4 en 2019, o empleo, que tuvo un ligero aumento de 4.1 en 2017 a 4.7 en 2019.

Y pese a que la aprobación del alcalde Jorge Iván Ospina entre los mismos caleños es del 66 %, según la encuesta Gallup, Martínez advirtió que si se habla de confianza se debe estar atento al tema de la contratación: “Si bien el gobierno necesita actuar a una velocidad a la que no está acostumbrado a raíz de esta pandemia, los procesos de contratación pueden llegar a ser menos transparentes, dado que en vez de respetar el debido de proceso de convocatoria, se acude al de contratación directa”.

Los caleños de estrato 6 creen que sus vecinos son muy confiables en un 25 %; algo confiables, 50 %; y nada confiables, el 12 %, según el Observatorio.

Aunque la mayoría de los encuestados no se sientan satisfechos con la labor de las autoridades locales, de acuerdo con el estudio de Polis, también se revela que hay muy poca claridad en la ciudadanía a la hora de entender cuáles son todas las funciones que corresponden a esas mismas autoridades.

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“Eso se debe a que hay una educación y participación política muy baja. Es decir, son escazas las personas que hacen parte de procesos comunitarios y que conocen todos los mecanismos para que esa insatisfacción se haga oír, para que se tomen mecidas colectivas”, explicó la directora del Instituto Polis.

Además, agregó: “Uno de los aspectos esenciales para fortalecer la confianza entre el Estado y la ciudadanía es la comunicación. Por ejemplo, la expedición de decretos durante la cuarentena, que no todos los caleños saben cómo acceder a ellos o siquiera cómo leerlos, a lo que se suma un constante cambio en las mismas decisiones cada semana (como el pico y cédula)”.

El buen ejemplo es una de las actitudes claves para promover la confianza dentro de un vecindario, sobre todo en la aplicación de las medidas de bioseguridad.

Pero Martínez advirtió que la confianza también debe construirse desde la misma comunidad. Al respecto, la investigación indica que tras preguntársele a los caleños si sus vecinos o la gente que los rodea son confiables, el 82 % tuvo una respuesta negativa al respecto.

Si estos resultados se aterrizan en los estratos socioeconómicos, según una encuesta representativa realizada en 2019, la desconfianza es mayor en los estratos bajos; en el 1, mientras el 16 % aseguró que sus vecinos son muy confiables y el 38 % algo confiables, el 30 % manifestó que no se fían para nada de quienes viven en su mismo barrio.

“Es posible que eso se deba a una prevalencia en los barrios más pobres y se sirven de la desconfianza como un mecanismo de protección para no ser víctimas. Si aterrizamos eso al contexto de post-pandemia, cabe preguntarnos: ¿qué tanto los que nos rodean usan tapabocas o se evitan de organizar rumbas en las que haya peligro de transmisión?”, se cuestionó Martínez.

Por su parte, la socióloga Mónica Castillo, con maestría en Políticas Públicas, explicó que dicha desconfianza tiene su origen principalmente en lo político, en cómo una seguidilla de corrupción en el país y la región ha terminado por colarse en la vida diaria de los ciudadanos.

“Fenómenos como el clientelismo o que la justicia por lo general encuentre sospechosos pero no culpables se integran a la forma de relacionarnos como comunidad, de ver cómo uno saca el máximo provecho de una situación irregular en la cotidianidad”, indicó Castillo.

La analista agregó: “Además de la confianza, yo creo que otro valor importante para salir adelante durante la post-pandemia es la paciencia, algo que hemos perdido por nuestra capacidad de acelerar todas nuestras acciones, sobre todo en lo digital”.

“De igual forma, creo que estos últimos cuatro meses se ha fortalecido la solidaridad, en querer extender una mano a quienes atraviesan diferentes necesidades alimenticias o inician emprendimientos para sobrevivir”, concluyó.

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