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Turismo sexual, una problemática nacional

Este problema social deteriora la imagen de Colombia ante el mundo.

22 de abril de 2012 Por: David Ávila Salcedo | Colprensa

Este problema social deteriora la imagen de Colombia ante el mundo.

Detrás del escándalo del Servicio Secreto estadounidenses con trabajadoras sexuales en la Cumbre de las Américas, se cierne un problema quizá mas delicado que deteriora la imagen de Colombia en el mundo e incluso podría poner en riesgo su industria del turismo.Las opiniones coinciden en que la imagen que proyecta el país hacia el exterior no es la más positiva. Algunos se atreven, incluso, a afirmar que Colombia puede estarse “vendiendo” como un destino de turismo sexual, más que por su historia, playas, su gente o su gastronomía.Paula Cortés Calle, directora de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo, Anato, señala que aunque el eco mundial del lío afecta gravemente la imagen del país, “no genera un impacto de menor ocupación o menor destino. El problema atañe a la imagen del país, no tiene que ver con los turistas que recibimos. El escándalo de Cartagena es más que todo una mala imagen para el país y es destacar algo que no es lo más importante o relevante de un país o destino” , asegura Cortés.Sin embargo, para Humberto Rodríguez, de la Fundación Renacer, que previene la prostitución en contextos de turismo por estar asociada con la explotación sexual, sí afecta a la industria pues está ligada a otras problemáticas. “El turismo no es el causante de la explotación sexual, pero sí la facilita. Este problema baja la tasa de ocupabilidad de los destinos turísticos, se pierde el posicionamiento del país en el mercado y pueden existir pérdidas a largo plazo en la industria de viajes y turismo. También se genera una inseguridad en los destinos turísticos porque la explotación sexual se asocia con el comercio de drogas y de armas”, dice.Para la senadora Alexandra Moreno Piraquive, presidenta de la Comisión de Equidad de la Mujer, Colombia ha proyectado una imagen negativa por su contracultura del narcotráfico y esto hace que muchos extranjeros consideren que en el país hay impunidad. Por esta razón, indica Moreno, “muchos visitantes llegan buscando sexo con menores de 18 años y eso hace que nos consideren afuera como un paraíso sexual en donde reina la impunidad”, manifiesta la senadora.Para Germán Nova, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, de Bogotá, el escándalo de la Cumbre de las Américas fue más bien la oportunidad para mostrar un problema que no solo le atañe a Cartagena, sino que está latente en casi todo el país bajo la clandestinidad.“Son muchas las ciudades que tienen este tipo de actividad, pero como no generan escándalos siguen siendo desconocidas. Esa imagen de lo que pasó en Cartagena nos lleva a creer que el problema es solamente allá, pero en muchas ciudades en el país el comercio sexual es un gran negocio para un grupo de mafias”, denuncia el docente.La otra cumbre en Cartagena Es como si 21 prostitutas de Cartagena hubiesen puesto en jaque la seguridad del presidente Barack Obama y la seguridad nacional de los Estados Unidos. A eso quedó reducida la VI Cumbre de las Américas, de cuyos logros nadie habla una semana después. Lo que trascendió fue el escándalo de los agentes del servicio secreto y de los militares anglo que cayeron seducidos por el embrujo de playa, licores y mujeres.En Estados Unidos, el lío de faldas generó serios cuestionamientos a los esquemas de seguridad del Estado por parte de congresistas americanos y atizó el debate electoral. Algunos republicanos ya comenzaron a cuestionar si Obama no puede controlar a su equipo de seguridad, cómo puede manejar el país. Y en Colombia salió a relucir la candente polémica sobre si La Heroica es o no un destino de turismo sexual.Debate en el que funcionarios como el alcalde de Cartagena, Campo Elías Terán, terciaron para tildar de mentiras del periodismo, mientras que los cartaganeros de a pie admiten que sólo con salir del hotel o ir a la playa, los que venden cocteles de camarones y excursiones a las islas, pueden contactar una ‘prepago’ en minutos.“La prostitución es parte de la cultura de la ciudad”, dice Gerardo Javier May, un empleado de seguridad. “El turista viene a Cartagena y dentro de sus planes está buscar acompañantes”. Terán aceptó que entiende las implicaciones de seguridad nacional que tiene el que los hombres encargados de proteger al presidente de Estados Unidos, duerman con extranjeras en un país en conflicto interno contra las guerrillas y donde Washington es el más cercano aliado militar.Similar a La Habana, Rio de Janeiro y República Dominicana, Cartagena se ha convertido en un imán para el turismo sexual. Desde mujeres pobres que venden sus cuerpos en hoteluchos cerca a la estación de buses por menos de US$20, hasta jovencitas en sus apartamentos y que cobran US$500 o más.“El imaginario mayor es que es una ciudad de rumba y actividad sexual desmedidas”, dijo Pilar Mora, socióloga de la Universidad de Cartagena. La profesional agregó que se han hecho fuertes campañas institucionales, con relativo éxito, para desmotivar a los hoteles a permitir el ingreso de niñas menores de edad.Un estudio de la Universidad de San Buenaventura, de Cartagena, en 2009, reveló que el 2% de las universitarias en la ciudad se reconocían como ‘prepagos’. El psicólogo Édgar Alfonso Acuña, director de la investigación, concluyó que “ellas se sienten bien en esa vida, se acostumbran a los lujos y a todo lo que los clientes, en su mayoría extranjeros, les pueden ofrecer”.La ciudad caribeña tiene otro atractivo adicional: la seguridad para los turista. En la cumbre, los únicos que quedaron al desnudo fueron los agentes de Obama, que no lograron guardar su secreto.

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