Personas quemadas con pólvora pueden tener graves efectos psicológicos; así lo advierte el Colegio Colombiano de Psicólogos

Durante la temporada de Navidad y fin de año, las quemaduras de pólvora son uno de los accidentes más comunes, puesto que a pesar de las campañas de las instituciones y las advertencias de los profesionales de la salud, las personas continúan utilizando estos elementos peligrosos.

De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Salud, entre el 1 y el 29 de diciembre se reportaron 986 casos de quemaduras por pólvora, de los cuales 312 fueron menores de 18 años y 674 adultos. Además, 172 de estas personas resultaron lesionadas durante el Día de las Velitas.

Según el Colegio Colombiano de Psicólogos, además de lesiones físicas que pueden ser permanentes las quemaduras por pólvora también pueden dejar daños psicológicos irremediables, por lo que es necesario que los ciudadanos tomen conciencia y eviten la manipulación de estos productos.

El representante regional del campo de psicología clínica del Capítulo Antioquia del Colegio Colombiano de Psicólogos, Martín Alberto Velarde, aseguró que sí bien es positivo que no se hayan registrado fallecimientos por el uso de la pólvora este año, los lesionados pueden tener daños psicológicos así como sus familias.

Efectos psicológicos

“Como psicólogo de una unidad de quemados, he podido observar luego de un riguroso proceso de evaluación psicológica a pacientes con quemaduras de segundo y tercer grado que debían estar varios días hospitalizados, por la extensión y lo riesgoso de sus lesiones producto de quemaduras con pólvora, síntomas de estrés postraumático”, aseguró Velarde.

El experto indicó que la literatura científica señala que entre el 18 % y el 35 % de los adultos y el 29% de los niños menores de 6 años que resultan quemados, desarrollan en un trastorno de estrés postraumático y los procesos para su sanación pueden generar ansiedad y depresión, ya que incluyen cauterizaciones, cirugías reconstructivas, cicatrices, entre otros.

Además, de acuerdo con la gravedad de la lesión física también es el impacto secuelas psicológica tras el accidente, puesto que las quemaduras leves usualmente no pasan de un susto o un llamado de atención.

Caso de las quemaduras son de segundo grado, la preocupación suele ser una cicatriz o herida física. Pero en el tercer grado, cuando se pierden tejidos de piel, hay otros efectos psicológicos más profundos.

“Hay casos donde la lesión es tan grave que implica la amputación de algún miembro, autores como Gallagher & MacLachlan (2000) hablan de que en este tipo de lesiones se vive un ‘doble duelo’, el primero por la pérdida del miembro y su funcionalidad y un segundo de orden más psicológico donde se experimenta la pérdida de identidad, autonomía, dignidad y el rol social”, dijo el especialista.

El proceso de recuperación psicológica varía entre niños y adultos, ya que los niños suelen ser más receptivos y estar más dispuesto a tratamientos porque usan el juego para afrontar lo que vivieron, además suelen socializar con otros menores.

Por otra parte, los adultos generalmente se aíslan y proyectan sus frustraciones en el personal de salud, además de resistirse a los tratamientos y procedimientos.

Velarde indicó que la familia y el círculo más cercano también puede sufrir daños psicológicos y en el caso de las quemaduras de pólvora no es la excepción, pues suele haber desesperación, miedo e incertidumbre y sí son los padres de un menor de edad pueden tener sentimientos de culpa.

“El trabajo del profesional en psicología es con aquellos familiares y allegados del paciente y promover lo que Kluber-Ross (1969) llamó ‘duelo anticipado’ es prepararlos para la inevitable muerte del ser querido, un proceso agotador, pero contribuye a una adaptación satisfactoria del duelo convencional. Para ello el Psicólogo facilita una serie de tareas que van desde la validación emocional hasta una gradual despedida”, explicó Velarde.