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Pedro Antonio Rosero, el amo y señor del maní, las cocadas y el coco caramelizado de Popayán
Este comerciante independiente es uno de los más de cien emprendedores que participan del evento cultural indígena Expovivir 2025.
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23 de oct de 2025, 05:09 p. m.
Actualizado el 23 de oct de 2025, 05:10 p. m.
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Pedro Antonio Rosero es un comerciante independiente, de 58 años de edad y oriundo de Coconuco, Puracé, Cauca, un lugar donde los desafíos son parte del día a día, más para esas comunidades que deben abrirse con trabajo duro, como este ciudadano, los caminos para acceder a ingresos económicos estables y duraderos
Por eso, a partir de una tradición familiar, este caucano con raíces nariñenses vio en el maní y el coco la forma de contar con un empleo que ahora le permite tener una vida tranquila, sin deudas, pero lo más interesante, recorriendo los diferentes municipios de esta región del país comercializando esos productos que en su caso “era un alimento para calmar antojos a cualquier hora del día”.

“Durante 43 años, he hecho de la venta de maní y coco mi principal medio de empleo, logrando sacar adelante a mi familia en el proceso diario de salir a venderlo en la calle, y este tiempo me permite decir con franqueza que mi historia es un testimonio de esfuerzo, disciplina y dedicación, lo que se necesita para construir un futuro mejor, sin hacerle daño a nadie, sin atajos y ese mensaje lo comparto con amor con los clientes”, expresa Antonio Rosero, al momento de ofrecer estos alimentos en pleno parque Caldas gracias al evento cultural indígena Expovivir 2025.
Es que a lo largo de su trayectoria, de su recorrido diario por las calles de Popayán, El Tambo, Santander de Quilichao, Pedro ha aprendido a adaptarse a las circunstancias y a encontrar oportunidades en cada desafío. Una esquina, un parque, la entrada de una iglesia es el espacio de trabajo de este comerciante, quien gracias a esa amabilidad y forma de hablar educada, le permite cautivar clientes, más la higiene como exhibe las cocadas de diferentes sabores, maní en sus presentaciones de sal y dulce y el coco caramelizado, son factores que ahora le abren puertas en los eventos gastronómicos de la Ciudad Blanca.
Desde sus inicios, agrega Pedro Antonio Rosero, ha estado mayormente en la calle, vendiendo diferentes presentaciones de estos alimentos que tanto ama. Hoy, puede decir con orgullo, que ha cumplido su deber como jefe de familia, hermano y proveedor de un producto que alegra corazones.
“La gente piensa que porque he trabajado en la vía pública debo estar mal presentado, gritando para vender, todo lo contrario, el respeto, la buena presentación personal y hablar de forma correcta son las herramientas que me han permitido consolidar mi producto y que me busquen para comer una buena porción de mani”, explica este pequeño comerciante.
Por eso, con el deseo de consolidarse aún más como comerciante y dar el siguiente paso hacia la creación de empresa, Las Ricuras de Pedro, este caucano ve en eventos como Expovivir 2025, una gran oportunidad para expandir su negocio y compartir su pasión por la gastronomía, especialmente la relacionada con la que proviene de la cultura indígena.

“Nací en Coconuco, Puracé, y gracias a mis raíces indígenas, aprendí a preparar estos alimentos como mlmo hace mi comunidad, y después, cuando vieron el éxito que tengo, me dejaron ingresar al resguardo, me censaron y ahora puedo participar en estos eventos que son la mejor vitrina para mostrar lo nuestro, pero lo más importante, comercializarlo, compartiendo más que un producto o mercancía, un parte de nuestras existencias”, agrega Pedro Antonio Rosero.
Es que este evento cultural y gastronómico no solo representa una plataforma para exhibir sus deliciosas cocadas con sabores de maracuyá, fresa o mora elaboradas de forma casera, sino que también simboliza el esfuerzo conjunto de las comunidades indígenas por fortalecer el comercio popular, mostrando esa faceta productiva de los pueblos ancestrales del Cauca.
“Estos eventos son un apoyo fundamental para nosotros, los comerciantes medianos y pequeños. Lo que vemos es que los indígenas buscan fortalecer el comercio popular para que ganemos todos”, afirma Pedro Antonio Rosero, quien participó anteriormente en el encopetado congreso gastronómico de Popayán, obteniendo excelentes ganancias y promoviendo la riqueza culinaria del oriente caucano.
La historia de Pedro Antonio es un recordatorio de que el trabajo diario, honrado y disciplinado, puede llevar a una vida tranquila y productiva, dentro de la legalidad.
Con cada cocada que vende o porción de maní no solo alimenta a su familia, sino que también comparte un mensaje de esperanza y perseverancia con otros comerciantes que, como él, luchan por salir adelante día a día.
En su camino hacia la consolidación como empresario, Pedro se convierte en un ejemplo inspirador para todos aquellos que creen en el valor del esfuerzo y el valor del apoyo de la comunidad.


Soy comunicador social de la Universidad Santiago de Cali y periodista radicado en Popayán desde hace más de 15 años, pero con nacionalidad caleña. Además, soy reportero judicial en una de las regiones más hermosas del mundo, el Cauca.
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