Política
Olmedo López envió dura carta a la Fiscalía, dice que se siente solo después de ayudar a esclarecer caso Ungrd
En un extenso documento, el exdirector Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, habló de su situación y cómo haber colaborado con la justicia no es carta de garantía.

2 de jun de 2025, 12:13 p. m.
Actualizado el 2 de jun de 2025, 12:13 p. m.
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Olmedio López, exdirector de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, Ungrd, cuya confesión ha permitido ir esclareciendo uno de los mayores escándalos de corrupción del país, aseguró en una carta enviada a la Fiscalía que lo han dejado solo y que no encuentra reconocimiento, ni protección por la cooperación que prestó.
En el escrito, el exfuncionario advierte que aunque fue quien reveló todos los pormenores del caso y vinculó a importantes funcionarios y políticos, es el último en recibir justicia, en tanto los que pretendieron ocultar la verdad son premiados con beneficios
Su malestar se manifiesta luego de que un juez le negara el preacuerdo penal en el que el exfuncionario aceptó una pena de 6 años y dos meses de prisión por colaboración con la justicia.
En momentos como este, señala López en la misiva, “en los que la incertidumbre parece envolverlo todo y la soledad judicial golpea el alma, es mi fe la que me sostiene”.
Dice también que compareció como testigo colaborador de la Fiscalía General de la Nación en uno “de los casos más profundos y estructurales de corrupción pública en la historia reciente del país: los hechos ocurridos al interior de la Ungrd”.

López señala que “lo hago movido por un profundo sentido de responsabilidad, pero también desde un lugar de preocupación, tristeza y dolorosa decepción, al sentirme abandonado por la misma institucionalidad a la que decidí entregarle mi verdad".
“Tras la improbación del preacuerdo, no solo vi cómo se desmoronaba una esperanza jurídica, sino cómo se desvanecía el respaldo que, como testigo colaborador, esperaba recibir del ente acusador. La ausencia de apelación por parte de la Fiscalía no fue solo una decisión procesal: fue un silencio que grita, que deja al colaborador sin escudo frente a quienes fueron señalados por su voz”, asegura.
Además, sostiene que su conciencia está en paz porque hace más de un año que entregó la verdad “aporté pruebas, señalé a quienes ocupan las más altas esferas del poder político y administrativo. ”Lo hice sin esperar indulgencias, sino que la justicia premial debía proteger a qiien se atreve a hablar, no condenarlo al abandono"
Agrega, que, sin embargo hoy “con profundo dolor debo decir que me encuentro en un estado de indefensión jurídico, personal y familiar”.
López aseguró, igualmente, que lo más angustiante es que mientras él camina bajo amenaza constante “otros actores procesales que llegaron después, motivados por las verdades que yo revelé, gozan de beneficios superiores, principios de oportunidad en trámite y preacuerdos validados por el mismo sistema que hoy me niega esas garantías”.

Pero lo más grave es que afirma que “algunos de ellos intentaron comprar mi silencio con miles de millones. No solo fueron receptores de la verdad, sino actores interesados en su eliminación”.
“El que primero habló hoy es el último en recibir justicia. Y el que quiso silenciar la verdad, ahora es premiado con beneficios”, sostiene.
Para López la improbación del preacuerdo no solo lo afecta a él, también “erosiona gravemente los fundamentos de la justicia premial, que no es un capricho procesal, sino un pilar del modelo acusatorio pensado precisamente para desmantelar redes criminales estructurales”.
Por eso, insistió en que “hoy esta herramienta está en riesgo” y manifestó que la “señal enviada es devastadora: que quien entrega información esencial para la investigación de máximos responsables, puede ser desoído, desprotegido e incluso castigado con mayor rigor que quienes actuaron desde el poder o desde las sombras”.
López advierte igualmente que no se trata de una valoración individual de su caso, pues según afirma, “las consecuencias estructutales de esta decisión (negarle el preacuerdo) son una advertencia para futuros colaboradores, un debilitamiento de las posibilidades investigativas y, peor aún, una puerta abierta a la impuninidad de quienes orquestaron la corrupción desde los más altos cargos”.
Finalmente, el exdirector de la Ungrd, se pregunta “qué pasará con los procesos en curso contra ministros, congresistas, directores de entidades y contratistas de élite si se desacredita o desvaloriza el testimonio que los ssstentó? ¿Qué mensaje se transmite al país si quien se atrevió a hablar, es silenciado en el proceso, mientras los grandes responsables avanzan hacia acuerdos más beneficiosos?
“Silenciar el testigo clave, mediante la improbación de si preacuerdo, es condenar al olvido institucional la verdad que más incomoda. Es proteger, por omisión, a quienes más deben responder”, conclue López en la misiva.
Periodista de la Universidad del Valle con casi 30 años trabajando en medios impresos como El Espectador y El País, y desde hace unos años he incursionado en periodismo digital.