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Miles de colombianos han protestado en distintas oportunidades por los constantes asesinatos a líderes sociales ocurridos en distintas regiones del país. | Foto: Foto: Oswaldo Páez / El País

UNIÓN EUROPEA

"Me preocupa el asesinato de líderes sociales": enviado de la UE a Colombia

Eamon Gilmore, enviado de la Unión Europea para la paz en Colombia, dice que el atentado del ELN a Escuela de Policía no es aceptable en ningún país.

10 de febrero de 2019 Por: Luis Carlos Gómez, jefe de redacción de Colprensa

La paz toma tiempo. Eso lo sabe bien Eamon Gilmore, que en los últimos 20 años ha visto cómo su país, Irlanda del Norte, ha avanzado paso a paso en la implementación del acuerdo con el Ejército Republicano Irlandés (IRA), que sembró el terror en los años 80 y 90.

Esta semana, el enviado de la Unión Europea para el proceso de paz en Colombia, visitó el país y en especial el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación de Colinas (Guaviare), uno de los más grandes.

Aunque admite que algunos excombatientes le expresaron sus frustraciones por el paso al que avanza la implementación, asegura que quedó impresionado de ver la evolución de los proyectos productivos, pero en especial de que sus mentes ya no las ocupa la idea de retomar las armas, sino la de construir un mejor futuro para sus familias.

Las comparaciones que hace con su país le hacen ser optimista, aunque señala que si la situación en Venezuela no se resuelve de manera pacífica, puede representar un riesgo para Colombia.

¿Cuáles son los cambios principales que ha visto en la implementación del Acuerdo de Paz y cuál ha sido su mensaje al presidente Duque?

He sostenido una serie de reuniones con el presidente Duque en Bogotá y también en Bruselas. En general, hemos mirado las áreas de la implementación en las que hemos progresado y las áreas en las que continúa habiendo dificultades y retos.

He encontrado todas las reuniones muy constructivas y que ambos tenemos temas a los que debemos hacerle seguimiento. Hay mensajes que me he llevado de vuelta a Bruselas y también hay ideas y sugerencias que probablemente hayan sido objeto de seguimiento por parte del presidente Duque y sus ministros.

¿Qué balance puede hacer de la visita que hizo al espacio territorial de reincorporación de Colinas?

Ese es uno de los más grandes ETCR y llovía torrencialmente, así que probablemente lo vi en su estado más desafiante... Hay un proyecto de cacao muy significativo, que se está llevando a cabo con apoyo del sector privado, lo que es muy bienvenido. Hay varios proyectos agrícolas y de turismo que me impresionaron y hay otros que se están haciendo realidad.

Debo decir que vi un deseo muy fuerte, expresado por los antiguos combatientes, de sacar adelante estos proyectos productivos. Nos hablaron de las propuestas que tienen y de los avances. Es justo decir que algunos expresaron cierta frustración por el paso en que las cosas se están dando y nos pidieron ayuda para impulsarlas. Pero hay evidencias de que ha habido avances. En este ETCR y probablemente en los otros hay preocupación porqué va a pasar en agosto, cuando este modelo llegue formalmente a su fin, pero sé –por las discusiones que he tenido con los funcionarios del Gobierno– que este punto está siendo considerado y tengo confianza de que se va a encontrar una solución.

¿Cree que el Gobierno y la sociedad en general sí le están dando la prioridad que requiere la implementación del Acuerdo?

Una de las cosas que aprendí del acuerdo de paz en Irlanda del Norte fue que entre más exitoso sea el acuerdo de paz, menos se habla de él. Creo que eso está pasando en Colombia. A medida que nos alejamos de la fecha de la firma del Acuerdo y del comienzo de la implementación, menos se habla del Acuerdo en sí, pero se está trabajando en implementarlo. Creo que hay un par de cosas que es importante entender: primero, el trabajo de mantener y construir la paz nunca para.

Es un esfuerzo que tiene que continuar y va a continuar. Lo segundo es lo importante que es apropiarse del proceso como sociedad. No es un proceso que pertenezca a ningún Gobierno o a una opción política. Es un proceso que pertenece a toda la sociedad. No es algo congelado en el tiempo, sino que evoluciona en el tiempo. Por eso es importante evolucionar con él. Es un trabajo continuo que involucra no solo al Gobierno y a los firmantes, sino a toda la sociedad colombiana.

¿Qué aspectos de la implementación del Acuerdo ve más positivos?

Lo más exitoso es sin duda la entrega de las armas. De nuevo, el contraste lo hago con Irlanda del Norte. Aquí pasaron siete meses después del comienzo del Acuerdo para que eso ocurriera; en Irlanda del Norte fueron siete años. En el proceso de reincorporación he visto progresos. Había mucha mayor preocupación sobre el lento avance del proceso en las primeras etapas del Acuerdo. Creo que la decisión del Gobierno de comprometerse a continuar con la implementación también fue importante.

¿Y lo que más le preocupa?

La principal preocupación es que continúen los asesinatos y la intimidación a líderes sociales, defensores de derechos humanos y miembros de comunidades locales. Creo que se debe atender y celebro la creación del comité de garantías establecido recientemente. Es algo que apoyamos y espero que veamos resultados positivos muy pronto.
Lo más urgente es proveer seguridad a las comunidades y llevar a la Justicia a los responsables de los asesinatos. Quisiera ver igualmente mayor celeridad en la reincorporación y un mayor sentido de pertenencia del Acuerdo y sus objetivos por parte de la sociedad colombiana.

¿Cree que lo que está ocurriendo en Venezuela es un riesgo para la implementación del Acuerdo?

Creo que es muy importante que la situación en Venezuela se resuelva rápidamente y de manera pacífica. La Unión Europea está muy interesada en la situación y buscamos trabajar con otros para alcanzar una solución política al problema. Que siga la situación actual en Venezuela implica, por supuesto, riesgos para Venezuela y para toda la región, particularmente para Colombia, que comparte una larga frontera con Venezuela.

¿Ve viable que se pueda retomar el diálogo con el ELN, qué condiciones se requieren para que sea posible?

Creo que esa es una pregunta que tiene que responder el ELN. La acción del ELN de dirigir un carro bomba (uno muy grande) contra una academia de Policía es un espantoso acto de terrorismo que no es aceptable en ningún país. Las acciones continuas del ELN de secuestrar personas, no liberar a las que tiene en su poder y ni siquiera informar a las familias qué es lo que ocurre con ellas, no es aceptable. El ELN tiene que entender que no hay ningún apoyo internacional para lo que está haciendo. Hay apoyo internacional y hay apoyo de la Unión Europea para que haya una negociación para que cese sus acciones violentas, pero el ELN tiene que entender que no puede solo hablar de paz sino que tiene que realizar acciones que muestren que es seria en ese empeño.

Desafortunadamente, lo que hemos visto, no solo por el atentado, sino en el último año, es todo lo contrario. Vamos a apoyar las discusiones de paz con el ELN y apoyaremos la implementación de un eventual acuerdo de paz como lo hemos hecho con las Farc, pero en cuanto atañe a la Unión Europea y a la comunidad internacional en general, no hay apoyo de ningún tipo para las actividades violentas y tienen que parar.

¿Siente que hay un verdadero compromiso por parte de las Farc con la paz y qué lectura hace de que ‘Iván Márquez’, el jefe del equipo negociador, no haga parte activa de la implementación?

Creo que no hay ninguna duda acerca del compromiso de los líderes de las Farc, como partido político, en seguir el camino de la paz y perseguir sus objetivos a través de medios políticos. Esa es la esencia del Acuerdo de Paz: que ese movimiento haya decidido buscar sus objetivos políticamente sin recurrir a la violencia. Creo que eso está claro desde hace tiempo. Recuerdo en particular la declaración que hicieron en la noche del plebiscito: ‘vamos a buscar nuestros objetivos usando las palabras y no las armas’. Creo que siempre, en cualquier proceso de este tiempo, hay algunos disidentes, que no aceptan lo acordado por muchos motivos, en algunos casos incluso por razones distintas a las políticas.

Algo de eso ha pasado en Colombia, lo que tenemos que hacer es minimizar el número de disidentes y asegurarnos de que el Acuerdo sea implementado para aquellos que han decidido tomar el camino de la paz.
En cuanto a ‘Iván Márquez’, he leído las declaraciones que ha hecho en las que dice que continúa comprometido con el proceso y con la búsqueda de la paz. Creo que debemos atenernos a ellas.

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