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Yolanda Ruiz, periodista | Foto: Colprensa

PERIODISMO

Las reflexiones de Yolanda Ruiz tras dejar la dirección de RCN Radio; ¿qué hará ahora?

La periodista, en diálogo con El País, hizo énfasis en que falta por reivindicar a la mujer y de cuál debe ser el papel de los periodistas y los medios en la próxima campaña presidencial.

12 de diciembre de 2021 Por: Elpais.com.co

“Estoy llena de preguntas. Tengo ganas de entender, aprender; quiero leer y escribir, hablar, opinar, y quiero hacerlo ahora, desde mi condición de periodista a secas, sin cargos ni títulos”, dijo en un video de despedida quien es considerada la decana de la ética del periodismo en Colombia.

Al anunciar su salida de la dirección de noticias de RCN Radio, Yolanda Ruiz, quien se ha ganado tres veces el Premio Simón Bolívar, incluyendo el del Periodista del Año en el 2015, les habló especialmente a las nuevas generaciones que llegan hoy a las salas de redacción de los medios en sus diversas plataformas.

Pero en diálogo con El País, también hizo énfasis en que falta por reivindicar a la mujer, “que es la mitad de la población del mundo” y de cuál debe ser el papel de los periodistas y los medios en la próxima campaña presidencial.

¿Qué ha cambiado en usted después de doce años de dirigir un noticiero de radio?

Muchas cosas han cambiado y otras no tanto. Mantengo mi capacidad de sorprenderme, que es muy importante para un periodista, como tampoco no perder la capacidad de hacerse ni de hacer preguntas. Ahora, las reflexiones sobre el oficio van y vienen: cuál es el papel del periodista, qué debemos hacer. Uno va entendiendo mucho más el sentido del oficio. Si bien yo me hice periodista porque entendía el servicio social que cumple el periodismo, y esa era mi razón de ser, lo he venido comprendiendo con mayor claridad con el paso de los años. Entonces diría que mantengo la capacidad de asombro y la curiosidad por saber todo y hay más reflexión en torno a la magnitud de la tarea que se tiene entre las manos cuando se es un periodista y mucho más se dirige un medio de comunicación.

¿Cómo fue el reto de ser la primera mujer al frente de una cadena nacional de noticias en un medio muy marcado por los hombres?

Siempre prefiero creer que en los cargos me escogen por mi capacidad periodística y no por ninguna otra razón, pero está bien que se destaque mucho eso de la primera mujer que hizo esto o aquello, porque todavía hay muchos techos de cristal que tenemos que derribar las mujeres y mucho camino que nos hace falta en esa materia. Yo percibí mucho en mi carrera esa dificultad, desde que estaba en la universidad, donde fui víctima de acoso, y luego en el trabajo. Es importante decir que, aunque el periodismo sea uno de los escenarios en donde más rápido llegaron las mujeres, todavía seguimos dando batallas no solo para llegar a las salas de redacción sino para que los temas de mujeres y las mujeres protagonistas salgan al aire en los espacios informativos. En RCN abrí un espacio que se llamaba Voz de Mujer, en el entendido de que nos hace falta cubrir adecuadamente ni más ni menos que a la mitad de la población del mundo. ¿Qué a las mujeres nos ha tocado más duro? Nos ha tocado más duro.

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Usted dijo que se va de RCN, pero no del periodismo. ¿A qué se va a dedicar ahora?

Hay dos actividades con las que voy a seguir: siendo columnista de El Espectador y en la conducción del Consultorio Ético de la Fundación Gabo, con la colega chilena Mónica González. Esa tarea me apasiona y me reta tremendamente, porque son muchas las preguntas que plantean los colegas de Iberoamérica que nos ponen a pensar, a buscar, a investigar, y estoy en la idea de buscar otros proyectos, he empezado a hablar con colegas y quiero aprender otros medios, un podcast, no lo sé.

Y tras décadas de cubrir campañas políticas, ¿cuál es su recomendación frente a las presidenciales del próximo año?

A los periodistas, decirles que el deber nuestro es hacer buen periodismo, un periodismo que le sirva a la democracia y eso se da mientras mayor capacidad tengamos de acercarnos a la realidad con todos sus matices y de abrir el espacio a las diversas voces y opiniones. Mientras más distancia tomemos de nuestros planteamientos ideológicos, editoriales, religiosos, personales, porque todos tenemos nuestras convicciones, haremos mejor periodismo, y en la coyuntura del mundo, donde la democracia está viviendo muchos riesgos, entender que nuestro papel no es buscar rating o clicks sino ayudar a que funcione cómo debe ser. La prensa bien hecha y libre es el pilar de la democracia, entonces nuestro papel es hacer periodismo del bueno, del que da contexto, del que confirma, del que contrasta fuentes, del que entiende antes de publicar, del que va más allá, del que indaga y no traga entero. Ese es el periodismo que tenemos que hacer en elecciones y en todo momento.

Muchos jóvenes periodistas han optado por crear medios alternativos como garantía de independencia. ¿Qué opina al respecto?

Yo creo que se puede hacer periodismo independiente desde un medio propio, una red social o un conglomerado de medios. Es decir, no creo que la herramienta o el medio sea lo que te permita ser más o menos independiente, es la decisión del periodista. Todos los medios de comunicación, grandes, medianos, pequeños, tienen líneas editoriales e intereses que se pueden cruzar con la información. Si el periodista logra en cualquier medio mantenerse firme en sus compromisos con la sociedad, se puede. ¿Qué si es fácil? Hacer periodismo independiente no es fácil en ningún escenario, porque son muchos los intereses que están detrás de la información. Yo celebro la explosión de posibilidades que hay hoy: portales, redes, por mil escenarios pueden comunicar los periodistas. Mi llamado es a hacer periodismo del bueno en cada una de las plataformas y eso se puede hacer en un minuto o en media hora.

¿Y cómo no dejarse seducir por la dictadura del click?

Es tratar de mantener la independencia frente a todas las injerencias. Nosotros tenemos que mantenernos independientes frente a todos los poderes, el económico, el político y el judicial, ahora que está tan de moda el ataque judicial a la prensa, pero la audiencia representa un poder y tampoco podemos claudicar ante él. Trabajamos para la sociedad, pero no trabajamos para los intereses particulares de ningún sector de la audiencia y ella presiona a través de las redes sociales y quiere que publiquemos esto o aquello.

¿Queremos tener mejor rating? Claro, pero la pregunta es qué sacrificas en aras de tener buen rating o vender más o tener más clicks y ahí es donde yo digo: no podemos sucumbir a la dictadura del click. No es que tú publicas para obtener clicks, tu publicas para informar bien. No se puede olvidar que el buen periodismo tiene un público, no necesariamente el más masivo, porque las audiencias a veces piden emocionalidad, batalla y no calidad. Muchas veces lo que la gente busca en los medios de comunicación es que les confirmen sus sospechas, no conocer otras miradas y, ante esas dudas, siempre digo: periodismo y del bueno, aunque se venga el mundo encima.

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Una anécdota de su ejercicio periodístico que quisiera destacar...

Valoro mucho un trabajo que hicimos sobre Buenaventura, y lo recuerdo muy bien porque lo empezó a hacer Antonio José Caballero, que ya nos dejó. Él llegó con unas historias tremendas, como el gran reportero que era, de lo que estaba pasando en Buenaventura, donde estaban literalmente descuartizando a la gente.

Luego nos pusimos a hablar y dije: ‘Esto no se puede quedar en una crónica, hay que hacerle seguimiento’ y lanzamos un SOS por Buenaventura, hicimos una serie de crónicas y logramos poner en la agenda pública del país ese tema. Fue muy, pero muy, valioso.

Y también hubo un proyecto que se llamó el Reto Siembra: ocho mil árboles logramos sembrar con la gente hace unos cuatro años. Los medios pueden propiciar cosas distintas. Yo tengo una frase muy recurrente: más allá de la política, la violencia, la corrupción, pasan mil cosas. Entonces hicimos un proyecto muy bonito de restauración ecológica, al que se sumaron cientos y cientos de personas a lo largo y ancho del país. Eso es de lo más satisfactorio que he vivido como periodista y cada arbolito sembrado tiene una historia: un sacerdote que en plena Semana Santa les dijo a sus feligreses: ‘en vez de traer el ramo, tráiganse un arbolito, que vamos a participar en el Reto Siembra’ y en un batallón del Ejército hicieron lo propio, una universidad también compró un montón de árboles y nos invitaron al campus. Fue algo maravilloso. Con lo de Buenaventura me quedó claro la capacidad que tú tienes de mover cosas. De pronto los medios no usamos tanto la capacidad de convocar.

¿Y una ‘metida de pata’ memorable en todos estos años?

Nos pasó un par de veces el haber puesto al aire a la persona equivocada. Una vez creímos que teníamos al Secretario General de la OEA al aire y resulta que era un señor que venía a otro evento y lo confundieron. Imagínate lo que significa saludar al aire un personaje y que te diga que no es él... es un poquito molesto, y recuerdo ese episodio por el nivel del personaje que era. Pero, sin decir que pase todos los días, eso es parte de nuestra cotidianidad, pero la radio es palabra oral y es libre por naturaleza y puedes corregir inmediatamente. Es más difícil mandar un mensaje en Twitter metiendo la pata y tener que corregir después.

¿Cuál es su opinión frente al artículo que se aprobó en la Cámara de Representantes sobre la calumnia a funcionarios públicos?

Es una vergüenza y es un pésimo mensaje el que manda el Congreso a los medios de comunicación, a los periodistas y a los ciudadanos. Le está diciendo al país que los funcionarios tienen corona, porque hoy la injuria y la calumnia ya están penalizados para todos los ciudadanos con las mismas penas. Obvio que nadie puede calumniar ni injuriar y los periodistas tampoco, pero ahora nos dicen, con este articulito, que como los funcionarios son más importantes, entonces habrá unas penas adicionales y el mensaje que nos está mandando, más allá de la letra menuda, es: ‘aquí no nos tocan’. Es vergonzoso y la sociedad tendría que levantarse frente a eso, porque es una amenaza a la libertad de prensa y a la libertad de expresión, y eso atenta contra el derecho de los ciudadanos a informarse.

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