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Gloria Pachón, viuda de Luis Carlos Galán, dice que en Colombia sigue siendo muy difícil hacer política

En esta entrevista, Gloria Pachón, la viuda de Luis Carlos, cuenta cómo ha sido este cuarto de siglo sin él.

17 de agosto de 2014 Por: Margarita Vidal Garcés | El País

En esta entrevista, Gloria Pachón, la viuda de Luis Carlos, cuenta cómo ha sido este cuarto de siglo sin él.

El 18 de agosto de 1989 -mañana hará 25 años- caía atravesado por las balas asesinas de una confabulación atroz entre políticos, narcotraficantes y agentes del estado, Luis Carlos Galán Sarmiento, el joven y carismático político liberal que encarnaba la esperanza de cambio para una Colombia convulsionada por la corrupción y el terror. Según le dijo a la Fiscalía, ‘Popeye’, uno de sus asesinos a sueldo, el magnicidio fue ordenado y financiado por Pablo Escobar Gaviria, el narcotraficante que se había enseñoreado del país en la década comprendida entre principios de los 80 y diciembre de 1992, cuando cayó abatido, por un bloque de búsqueda que le había seguido la pista por meses, en un techo anónimo de Medellín. Contra todo pronóstico, Escobar sigue siendo el protagonista de fechorías sin cuento en telenovelas de mala calidad y peor calaña, que alimentan el morbo de un auditorio seducido por el espejismo del dinero fácil y las peripecias de una cultura mafiosa. Por su parte, el asesinato de Galán estuvo a punto de quedar en la impunidad, tal como quedaron las muertes violentas de Rafael Uribe Uribe y de Jorge Eliécer Gaitán, hasta que la Fiscalía reabrió las investigaciones y lo declaró delito de lesa humanidad, para evitar su prescripción.En esta entrevista, Gloria Pachón, la viuda de Luis Carlos, cuenta cómo ha sido este cuarto de siglo sin él, y cómo ve el desempeño de sus hijos, Juan Manuel y Carlos Fernando, en las carreras políticas que ya los tienen en el Congreso de la República. Y la noche que llega, porque si bien Claudio Mario -el segundo- tuvo que renunciar a su trabajo en Planeación Nacional para no inhabilitar a sus hermanos, es indudable que solo espera su turno, porque los tres fueron inoculados desde la cuna por los grandes ideales políticos que le costaron la vida a su padre.¿Cómo lograron la reapertura de la investigación sobre el magnicidio de Luis Carlos Galán en la Fiscalía? Después de que la Fiscalía declaró cerrado el caso de Luis Carlos, una vez enjuiciado un grupo de personas que nada tuvo que ver con el crimen, sucesivos fiscales se desentendieron del asunto. Nosotros insistimos año tras año en que esa entidad ampliara las investigaciones, porque teníamos pistas -que resultaron ciertas- sobre la confabulación de políticos, narcotraficantes y agentes del estado para asesinarlo. Finalmente, el caso se reabrió y fue declarado de lesa humanidad, para evitar su prescripción.¿Hay ya casos juzgados, condenados e investigaciones en proceso? ¿Cuáles son?Como caso juzgado está el de Alberto Santofimio, que todo el país conoce. En el caso del general Miguel Maza Márquez y de algunos oficiales de la policía vinculados ahora, hay que esperar a que la justicia concluya sus investigaciones.¿Cómo han sido estos 25 años sin Galán?En el plano personal, puedo decir que mis tres hijos me dieron la fuerza suficiente para que la tragedia no me aniquilara, ni me quedara sentada, cavilando o sufriendo. Desde el punto de vista político también ellos tuvieron mucho que ver, porque toda la familia estaba unida y comprometida en torno al proyecto de Luis Carlos y por eso, desde la noche misma del asesinato y en los días siguientes, nos reuníamos los cuatro para ver qué podíamos hacer para que no se perdieran todas sus propuestas que tanto habían entusiasmado y esperanzado al país. Teníamos en la cabeza su último triunfo: lograr que el Partido Liberal aprobara la Consulta para la elección de sus candidatos a la Presidencia, algo imprescindible para la democracia.¿Fue una decisión de familia que Juan Manuel, su hijo mayor, le pasara la bandera de su padre a César Gaviria, en el sepelio?En absoluto. Esa fue una decisión personal de Juan Manuel, porque en los últimos meses Gaviria se había vinculado a la campaña y en el momento del atentado era la persona más cercana a Luis Carlos, que había llegado a confiar mucho en él. César fue fundamental porque Luis Carlos necesitaba una persona con prestancia y credibilidad dentro del partido, para que los liberales entendieran que él era nuevamente un militante del liberalismo. Creo que eso influyó en la decisión que Juan Manuel tomó, espontánea y autónomamente.¿Si usted hubiera estado advertida, qué hubiera hecho?Le habría sugerido la necesidad de pensarlo un poco más y de esperar, porque fue una salida tremenda por lo sorpresiva. Pero las cosas sucedieron como sucedieron y de allí en adelante mis tres hijos sabían que entrarían a la política. Y yo también lo sabía, por supuesto.Hoy se sabe que la investigación fue desviada, ¿hay pistas sobre quiénes más fueron autores intelectuales del crimen?Margarita, había una serie larga de personas a las cuales no les convenía, por ningún motivo, una presidencia de Luis Carlos. En ese momento él estuvo relativamente solo en la lucha contra las mafias, enfrentado a una maquinaria criminal muy poderosa. Tenía una gran amistad con Guillermo Cano que venía publicando duras columnas y editoriales contra los narcos en El Espectador, y recuerdo que a raíz de un atentado contra mi cuñado, Alberto Villamizar, tuvieron una conversación a la que yo asistí, en la que Luis Carlos le hizo un retrato muy descarnado de lo que él veía venir. Fue una conversación tremenda, a raíz de la cual Guillermo intensificó todavía más sus ataques y fue cuando, desgraciadamente, lo mataron. Galán se apartó del partido y fundó el Nuevo Liberalismo, porque criticaba duramente las costumbres políticas de la época. A 25 años de su muerte, ¿se han depurado?No, en ese aspecto las propuestas de Luis Carlos siguen pendientes. Hoy sigue siendo muy difícil hacer política sin ciertas transacciones y por eso en un momento dado a algunos les toca marginarse o los marginan. ¿Tenía Galán conciencia de que sus hijos seguirían su camino político?No, para nada, no creo que alcanzara a pensarlo. Y es que Luis Carlos no alcanzó a pensar, a hacer, o a conocer muchas cosas: el Internet, o el celular. A poco tiempo de su muerte cayó el Muro de Berlín y sucedieron una serie de hechos que transformaron al mundo en un santiamén.¿Usted estimuló en ellos esa vocación?No fue necesario porque cuando Luis Carlos murió, yo vi que eso no tenía remedio, de modo que durante los nueve años que vivimos en Francia procuré siempre que ellos estuvieran enterados de todo lo que pasaba en Colombia. A propósito, cualquiera pensaría que París era la solución dorada, pero no debió ser fácil llegar, sin el idioma, a un país diferente y con tres niños pequeños...Sí, fue muy duro; siempre recuerdo que la primera noche, cuando llegamos los cuatro a un hotel, nos sentíamos completamente perdidos, a pesar de que las condiciones en que yo iba eran inmejorables, como Embajadora ante la Unesco. Afortunadamente los niños superaron la situación y lograron adaptarse, porque París ofrece cosas maravillosas y oportunidades en todo sentido. Hoy Juan Manuel y Carlos Fernando son congresistas. ¿A Claudio Mario no le ha interesado la política?Claro que le interesa y creo que hasta puede ser el más político de todos. El problema es que el último trabajo que tuvo fue en Planeación Nacional y cuando sus hermanos decidieron lanzarse al Congreso le tocó renunciar para no inhabilitarlos. Pero tiene aspiraciones, así no sea desde el punto de vista electoral, porque la verdad es que lleva la política en la sangre.Entonces le deben una. ¿Y cómo le fue a usted en la Unesco? Muy bien, fue una etapa interesante y tuve el apoyo del director Federico Mayor Zaragoza, un personaje sumamente interesante que me apoyó muchísimo en un proyecto que presenté para que la Unesco apoyara la promoción de la ética en el periodismo en diferentes países. Al regresar a Colombia trabajé en ese tema en la Universidad Javeriana.¿Y cómo fue su experiencia después, como Embajadora de Gaviria en Francia?Interesantísima y enriquecedora porque Colombia era muy apreciada internacionalmente en las postrimerías del gobierno Gaviria. Pero también debo decir que muchas veces no resultaba fácil conciliar la serie de intereses - muchas veces encontrados- que se mueven internamente en las embajadas. ¿Cuáles eran los intereses de la familia en una ciudad tan bella y estratégicamente ubicada en Europa?Hicimos algunos viajes y éramos sabuesos de museos. Todos estudiamos fuertemente francés, y una de las cosas que más disfrutábamos eran los restaurantes, porque usted sabe que en París hasta el más pequeño bistró tiene una excelente comida. El que se volvió más experto fue Claudio, porque estuvo más tiempo que los demás y se convirtió en un verdadero guía turístico.Bueno, viéndola a usted, nadie diría que le gusta comer.(Risa). Se equivoca, me encanta, pero tengo el privilegio de no engordar.¿Luis Carlos era comelón?Claro que sí. Comía bastante y sobre todo tenía un estómago que le resistía todo; no se imagina la cantidad de cosas que le daban durante las campañas en los distintos rincones del país, cosas que a veces nadie podía comerse, pero él no quería desairar a la gente que se esforzaba por atenderlo. Le encantaba la comida santandereana, el cabrito, las arepas y el mute, pero nunca fue gordo.Tres hijos adolescentes pueden significar un problema tremendo de rebeldía. ¿Cómo le fue?Ninguno de los tres me puso problemas en ese sentido. El único que hubiera podido ser un poco rebelde, por la edad que tenía cuando murió Luis Carlos, era Juan Manuel, pero no. Tal vez la única pilatuna, que él mismo ha contado, es que la víspera de la muerte de Luis Carlos se escapó porque quería verse con una niña. Luis Carlos se puso bravo y lo hizo llamar para decirle que no lo volviera a hacer porque era un riesgo grave. Desde ese momento Juan Manuel cambió completamente y yo diría que maduró a la fuerza.¿Y a qué se dedica usted ahora?Me sigue interesando mucho el tema político. No intervengo en sus carreras, pero con mis hijos tenemos siempre conversaciones, análisis y debates políticos muy animados. Y desde hace un tiempo estoy escribiendo algunas experiencias sobre las cuales tengo una visión más realista que la que puede tener el público en relación con Luis Carlos o con circunstancias de nuestra vida.La chispa del amor¿Cuándo surge la chispa entre usted y Luis Carlos Galán? Fue algo muy raro. Yo nunca me imaginé que Luis Carlos pudiera estar interesado en mí, por muchas razones y porque no cuadrábamos. Hacíamos grandes artículos sobre temas diversos: Teilhard de Chardin, uno de sus personajes favoritos, o la conquista del espacio y la llegada del hombre a la luna. En esa época yo tenía un grupo de tertulia muy interesante y Luis Carlos empezó a ir a las reuniones porque en política nos identificábamos bastante. Luego murió la novia que él tenía y él decidió irse un tiempo largo a la India. ¿Y cuándo le dijo que su interés por usted era más que periodístico? La noche en que estábamos en mi casa viendo la llegada del hombre a la luna me propuso que me casara con él. Fue desde luego una gran sorpresa y luego las cosas se sucedieron tan rápido, que no hubo tiempo de nada, nos casamos y casi inmediatamente el presidente Misael Pastrana lo nombró en el Ministerio de Educación, donde estuvo dos años y pico.

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