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John Gutiérrez Vázquez recalca que no todas las personas que son sordas tienen dominio de la lengua de señas y que en la mayoría de ocasiones es necesario del apoyo gestual para entender los mensajes. | Foto: José Luis Guzmán / El País

FISCALÍA

Conozca la historia de John, el intérprete jurídico para sordos de Colombia

Durante 25 años, este hombre ha ayudado a sordos y sordociegos en los estrados judiciales. Cuenta cómo lo hace.

6 de enero de 2020 Por: Andrea Milena Otero, especial para El País 

Lograr el reconocimiento de los derechos y los deberes de las personas en condición de discapacidad auditiva ha sido la prioridad de John Gutiérrez Vázquez, el primer intérprete jurídico en Colombia encargado de atender procesos legales de sordos y sordociegos a nivel nacional.

La infancia de John estuvo llena de carencias materiales y la ausencia de su padre. “Crecimos en un barrio muy complicado de Armenia, en el que estábamos rodeados de marihuana, jíbaros y robos frecuentes, pero gracias a la templanza de mi madre Alicia, la ayuda de un tío materno y la colaboración de mi abuela Eva, mis tres hermanos y yo logramos criarnos sin ninguna clase de vicios”, dice.

En 1989, a sus 18 años, John decidió incorporarse en la Armada colombiana, una experiencia que le permitió conocer gran parte del territorio nacional. Tiempo más tarde y tras solicitar la baja en la Marina, se incorporó al CTI de la Fiscalía, institución que nació con la Constitución de 1991, pero que realmente arrancó hasta 1993.

“En mi nuevo trabajo empecé a notar que todos los días pasaban personas haciéndose señas entre ellas y los viernes el número de sordos que cruzaban por el sitio en el que yo trabajaba era aún mayor. Un día, que no tenía turno, decidí seguirlos y noté que ingresaron a la Sociedad de Sordos de Bogotá, una institución totalmente desconocida para mí”, cuenta.

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Su acercamiento con la comunidad en condición de discapacidad auditiva se dio motivada por la curiosidad, sin embargo, sin saberlo se convirtió en una de sus prioridades personales y profesionales, que ha marcado más de dos décadas de su formación como intérprete.

Para este bogotano criado en el Quindío, hay muchos tipos y niveles de sorderas, desde el que escucha un poquito hasta el que no escucha nada. Asimismo, hay personas con sorderas laterales y bilaterales, sordos con audífonos y sin audífonos, con implante coclear y sin implantes, hay personas sordas oralizadas, es decir que les enseñaron a hablar y se comunican con lectura labio facial, sin embargo, “la mayoría de personas sordas no saben leer ni escribir porque no hay conciencia fonológica en ellas, o mejor explicado, no saben cómo suenan las palabras”, afirma John.

Ante estos aspectos es oportuno pensar qué ocurre entonces con las personas con limitaciones auditivas en los procesos jurídicos en los que acuden como víctimas o victimarios. Al respecto, John cree que “la vulneración de los derechos de las personas en condición de discapacidad es muy frecuente, en la mayoría de casos por el desconocimiento en los procesos”.

Este intérprete jurídico, radicado actualmente en Medellín y quien se desempeña también desde hace 15 años como docente en varias universidades de esta ciudad, impartiendo a estudiantes de Derecho el módulo denominado ‘Las personas sordas y sordociegas en el Proceso Penal Colombiano’, cree que es necesario formar de manera integral a los futuros abogados, para que atiendan adecuadamente los procesos jurídicos en los que están involucrados personas con limitación auditiva.

“Los sordos y sordociegos de Colombia no necesitan más leyes que los proteja, sino que las existentes se cumplan. Por esta razón, la comunidad con discapacidad en general necesita de gente que se prepare, pensando en ellos”, acota John.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS, en Colombia hay dos millones de sordos, de los 360 millones que existen en el mundo. El problema, según John, es que aún no sabemos cómo comunicarnos con ellos, e incluso, las familias no saben cómo reaccionar.

A sus 49 años, este intérprete jurídico ha atendido miles de casos en el territorio colombiano en los que ha servido a sordos y sordociegos a través de la interpretación en los estrados judiciales, experiencias que le permiten asegurar que “la lengua de señas no es única ni universal y que tiene su propia estructura en la que no hay artículos ni conjunciones y en la que es necesario tener en cuenta la lectura facial y corporal que complementa la comprensión de los mensajes”.

Asimismo, aunque las discapacidades en Colombia están ubicadas en tres grupos: la discapacidad física, la discapacidad sensorial y la discapacidad intelectual o cognitiva, aún existen muchos tabúes y desconocimiento en los procesos que involucran a personas de estas comunidades, incluso para John, ha sido difícil luchar por la defensa de los derechos de su hija Alicia Gutiérrez García, quien a sus nueve años fue diagnosticada con una discapacidad cognitiva leve, cercana a profunda.

“Alicia llegó a mi vida varios años después de interesarme la comunidad con discapacidad auditiva; sin embargo, mi hija me enseñó que nosotros no somos la discapacidad, sino que realmente somos personas con una condición específica que nos pone en una situación de discapacidad, pero también he entendido que los niños necesitan que la familia, los docentes y todos nos capacitemos para reaccionar oportunamente en su atención y cuidado, que les permita formarse como personas autónomas e independientes”, afirma.

Haber estudiado Educación Especial en la Universidad de Antioquia y poseer conocimientos bastos en Derecho, tras iniciar su formación profesional, aún sin culminar, le ha permitido a John desarrollar diversas habilidades que aplica frecuentemente en el proceso educativo de su hija Alicia, pero al mismo tiempo, esas habilidades han ayudado a que el trabajo que desarrolla como intérprete jurídico se enmarque en una comunicación asertiva con las víctimas sordas o sordociegas, así como con los victimarios, que ante sus limitaciones auditivas requieren de otros elementos para avanzar en sus procesos jurídicos.

Sin embargo, para John, “el nivel de deprivación lingüística y de analfabetismo total en el que están los sordos actualmente en Colombia es deplorable y triste”; por esta razón es necesario que más intérpretes se formen bajo los términos jurídicos, que faciliten la comprensión de los procesos legales a las personas en condición de discapacidad auditiva.

Finalmente, John aclara que los intérpretes manejan también diversos perfiles, por tal motivo no cualquier intérprete puede ir a un juicio y transmitir adecuadamente la información. Hay intérpretes académicos, religiosos, para medios de comunicación, para procesos psicológicos y diversos temas; tratar de improvisar en esta profesión es caer en el error de transmitir mensajes errados que en el caso del ámbito jurídico puede implicar la pérdida de la libertad o incluso del patrimonio.

En sus proyecciones, cercanas a su jubilación, John espera consolidar una ONG que le permita a la comunidad sorda y sordociega recibir atención con enfoque diferencial.

Instituciones para sordos en Colombia

  • En el país existen varias entidades creadas para atender a la población con discapacidad auditiva.
  • Instituto Educativo para sordos, Insor: Es la mayor autoridad de sordos en Colombia que hace parte del Gobierno Nacional y que sobre el recae toda la responsabilidad de los sordos en el país.
  • Federación Nacional de Sordos de Colombia, Fenascol: Reune a 60 instituciones de sordos y sordociegos a nivel nacional. Por ejemplo:
  • El Instituto Para Niños Ciegos y Sordos del Valle del Cauca: Este cuenta con la unidad Clínica Visual y Auditiva y la Unidad de Rehabilitación y Habilitación para los niños ciegos y sordos de este departamento.

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