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Pablo Pineda compartió su experiencia de vivir con síndrome de Down

Pablo Pineda, el primer ser con síndrome de Down graduado como licenciado en Europa, el ganador de la Concha de Oro como mejor actor en 2009 en el Festival de Cine de San Sebastián, España, por la película ‘Yo también’, estuvo en Cali.

1 de agosto de 2011 Por: Redacción de El País

Pablo Pineda, el primer ser con síndrome de Down graduado como licenciado en Europa, el ganador de la Concha de Oro como mejor actor en 2009 en el Festival de Cine de San Sebastián, España, por la película ‘Yo también’, estuvo en Cali.

“Indignaos, como en España. Los jóvenes tienen el futuro de este país y deben salir a la calle, decir basta ya, vamos a transformarlo todo. Vamos a sacar adelante una nueva ciudad, un nuevo país, otra sociedad independiente de la politiquería, la corrupción y todos los estigmas que tienen. Hay que dejar atrás a la Colombia de Pablo Escobar y apostar por la Colombia de Shakira, de Juanes, por la Colombia moderna, vitalista, sin mafia”. De esta manera Pablo Pineda, el primer ser con síndrome de Down graduado como licenciado en Europa, el ganador de la Concha de Oro como mejor actor en 2009 en el Festival de Cine de San Sebastián, España, por la película ‘Yo también’, terminó su charla el pasado martes en Cali, en un salón atiborrado por al menos 280 personas.Este español, licenciado en psicopedagogía de la Universidad de Málaga y con diplomado en Educación Especial, dictó la conferencia ‘Yo también’, invitado por Fenalco, porque él se ha convertido en referente positivo para miles de personas en el mundo.Hoy es un conferencista de renombre que trata temas de superación personal y educación especial, basado en sus experiencias y estudios profesionales.Aquí, algunas lecciones de vida que Pablo dejó no sólo a los padres de familia o maestros de niños especiales, sino a todos, porque nadie, como bien lo dijo él, está exento de llegar a ser algún día una persona con discapacidad.1. El primer paso es aceptar que se tiene una discapacidad. En su caso, Pablo admite que él es un enfermo con síndrome de Down “puro, puro”, y como tal acepta sus características, empezando por las físicas.2.Agradece a sus padres haberlo tratado igual que a sus otros hijos, a tal punto que aprendió a leer a los 4 años como lo hicieron sus tres hermanos. Sus padres se concientizaron de que tenían que cuidarlo, pero no sobreprotegerlo. Así que también le enseñaron desde muy niño a colaborar en la casa: barría, tendía la cama, lavaba platos. “El papel de mis padres no fue importante, sino vital”.3. En el colegio no se sintió jamás rechazado, sino querido, valorado, respetado. Pero sí fue discriminado en el instituto de educación superior. “Me dejaban solo, aislado, relegado, pero yo puse de mi parte y le decía a Dios: dame fuerzas, no quiero tirar la toalla”. 4. A los 6 o 7 años se percató de que tenía limitaciones. Le preguntó a su profesor: ¿Don Miguel: soy tonto? El maestro luego de una explicación sobre qué era tener síndrome de Down, que para él resultó “como si me hablara en arameo”, lo animó a seguir estudiando, leyendo, consultando, pues al igual que sus padres confiaba en sus posibilidades.5. Gracias al empuje de padres y maestros desarrolló varias habilidades, sobre todo de comunicación, “por eso, el pico de oro que tengo”, dijo, para luego adentrarse en el campo intelectual. “No es que yo sea un cerebrito”, añadió, pero sí es un hombre que se acerca con facilidad a la lectura, a la cultura, al estudio, a las noticias, y puede darse el lujo de salir a la ciudad como cualquiera.6. Invitó a los caleños a crear empresas solidarias para personas con discapacidad, con el fin de dar oportunidades. Puso como ejemplo lo que ha hecho él en siete años trabajando en la Alcaldía de Málaga: desarrollando campañas de sensibilidad y de lucha por los derechos de los discapacitados: “Y todas ellas hay que llevarlas a las empresas, a las universidades, al cine, al teatro”.“Os falta a los de Colombia y España valentía a la hora de apostar por la gente con distintas discapacidades”, manifestó en tono vehemente y exhortó a los empresarios a ver a estas personas como una oportunidad para enriquecer a la empresa, para mejorar la sociedad. “Hay mucho talento desaprovechado. Apuesten por nosotros, ábranse, hagan labor social, hay que cambiar el sistema. No seremos jamás una sociedad democrática, incluyente, hasta cuando no nos hagan partícipes a todos, hasta que acepten realmente a las personas discapitadas, a las personas diferentes”.

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