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María Trinidad Urresty mira con desconsuelo lo que fue parte de su vivienda en Tierra Blanca, barrio de Siloé, donde el aguacero derrumbó la cocina y el baño el Jueves Santo. El País constató que la canaleta de aguas lluvias que pasa por este predio (Cra. 47 No. 6A Oeste-158) estaba rota. | Foto: Giancarlo Manzano / El País

LLUVIAS

No es solo la ladera: el invierno amenaza a todo Cali

Se tiende a creer que quienes viven en la zona plana no corren riesgos. Estas son las razones por las que los expertos piensan lo contrario.

23 de abril de 2017 Por: Alda Mera / Reportera de El País  

El Jueves Santo, a las 2:00 de la mañana, un estruendo rompió la monotonía del aguacero diluviano que caía sobre Cali. María Trinidad Urresty, su esposo, sus hijas y nietos se despertaron y vieron cómo la nevera y su lavadora se volvieron añicos bajo escombros de lo que fue la cocina y el baño, que por fortuna no se desplomaron sobre la casa de más abajo.

Doña Trina se lamenta de que la habitación de su hija quedó agrietada y ahora las cinco familias que vivían en dos casas seguidas, están hacinadas en la de otra hija, que sí quedó en pie. La Alcaldía les ofrece reubicación, pero ella pide que levanten un muro de contención porque los niños ya estudian en el sector y de irse, no podrían vivir todos juntos ni criar gallinas y bimbos, lo que les da ingresos.

Para doña Trina, como los demás habitantes de Siloé y toda la ladera, el riesgo es viejo. Conviven con él desde hace 50, 60 años. El peligro de un deslizamiento, de un barranco que colapsa, de una gran roca que se desprenda y deje sin piso las casas de lo alto y aplaste las de abajo, ha estado siempre latente.

Ese riesgo forma parte del paisaje en barrios como Belén, Tierra Blanca, Alto Canaguey, Los Chorros, Bataclán, Alto Aguacatal, Terrón Colorado, Alto Menga y otros asentamientos de desarrollo incompleto que rodean a Cali. Tal vez se hace más visible en invierno, pero es permanente. Los propietarios hacen sus obras de mitigación artesanal, tapizando los barrancos con extensos plásticos para evitar que la lluvia genere deslizamientos.

Héctor Fabio Ospina, miembro del comité ambiental de la Comuna 20, admite que el riesgo está en el mal manejo de las aguas que vienen de lo alto de la montaña, como Mónaco o vía a Cristo Rey. “Le echan escombros, madera, costales y todo lo que pase arriba, nos afecta a los de abajo. Además, nacimientos que se perdieron porque la gente construyó encima y en cada invierno, el agua vuelve a buscar su cauce natural”, afirma.

Explica que estos cerros fueron minas, están llenos de socavones que no se sabe qué tipo de sellamientos tuvieron y como la gente no utiliza canales en las casas, el golpe del aguacero es más fuerte por la pendiente, baja con mucha fuerza y genera riesgo.

En verano también hay impacto porque el alcantarillado que construyó la misma comunidad con empanadas y el Plan Padrinos hace más de 60 años, ya colapsó y esas fugas que caen casa por casa ayudan a causar deslizamientos. Hay gradas a punto de hundirse, viviendas con humedad permanente, caminos fracturados como en San Francisco, cerca a la quebrada Isabel Pérez, así sea verano.

Héctor Ospina señala que hay que hacer una reparación a fondo al alcantarillado, pero que la ley no permite que Emcali reponga las redes en la ladera porque prohibe invertir recursos del Estado en zonas de desarrollo incompleto.

“Entonces vamos a seguir viviendo con el riesgo, porque el agua corre por vías que no tienen sumideros en buen estado y eso aumenta la vulnerabilidad. Cambiar el alcantarillado sería más efectivo, pero estamos esperando que los padres de la patria cambien la norma y no esperar que haya dos o tres personas muertas, porque cuando hay muertos todos vienen, pero mientras tanto, simplemente le dicen a la gente: tiene que desalojar”, denuncia el líder.

Alberto Poveda, presidente de la JAC de la Comuna 20, dice que a veces la única alternativa es construir un muro, pero eso le soluciona el problema a unos pocos, pero no a todos.

Jaime Alonso Puerta, asistente de la Secretaría de Gestión del Riesgo de Cali, declaró que dada la variabilidad climática y por estar cruzada por siete ríos, la totalidad del municipio está en riesgo. “De 15 corregimientos, solo dos no están sobre la ladera, Hormiguero y Navarro y están en riesgo de inundación del río Cauca porque allí no hay jarillón”, dijo.

El funcionario explicó que las comunas atravesadas por los seis ríos que bajan de la cordillera occidental, están expuestas a corrientes súbitas en época de intensas lluvias. Por esa misma razón, expone, esos ríos son monitoreados día y noche por el Ideam, Dagma, CVC, Emcali y les avisa sobre qué cantidad de agua está cayendo y les notifica con alertas tempranas a la Secretaría de Gestión del Riesgo, cuerpos de socorro y demás entidades.

Puerta coincide en que en las zonas de desarrollo incompleto no se hace buen manejo de las aguas residuales y pluviales y además hacen corte de la capa vegetal, que hace mayor el riesgo.

Los líderes comunales piden revisar también por qué se siguen construyendo edificios de apartamentos sobre la Avenida Circunvalar, en la misma franja del Oeste, donde estudios de microzonificación dicen que Cali es vulnerable por los movimientos sísmicos, como atrás de Belén, Mortiñal o Brisas de Cristales.

“Hacemos un llamado de atención para que las curadurías y entidades (competentes) revisen el POT y el riesgo. No sabemos cómo han dado permiso para esas edificaciones. Ellos le hacen intervención a esos terrenos, han entubado las cañadas y quebradas, pero eso no les garantiza que con un temblor o un aguacero fuerte, eso no se vaya a venir al suelo”.

Poveda denuncia que la escuela de Celanese está cuarteada y tiene afectaciones porque al lado construyeron un edificio con sótano para parqueadero y tenían que levantar un muro de contención, pero hicieron fue una pared. De 255 niños que estudiaban allí, quedan 80 porque los padres de familia no quieren riesgos para sus hijos”.

María de las Mercedes Romero, directora de Planeación, dijo que en efecto, quien autoriza las construcciones son las curadurías y no Planeación. “Planeación da los lineamientos y un certificado de riesgo que se basa en estudios técnicos serios, precisos y confiables realizados por CorpoOsso, de la Universidad del Valle, que miden si hay riesgo alto, medio o no de movimiento en masa; obviamente donde es alto no se otorga el certificado. Si el riesgo es mitigable, se determinan qué obras de mitigación debe hacer”.

El miembro del comité ambiental de la Comuna 20 plantea que la solución no es reubicar a la gente porque no tienen capacidad económica para pagar una vivienda, cuando ya ha vivido más de 50 o 60 años en Siloé y es mayor de 70 años o más, como le pasa a doña Trina. “No pensemos en la reubicación porque ni la Alcaldía tiene los recursos para ello, ni las personas se quieren ir, sino que debemos es trabajar en mitigación en la parte alta de los cerros”.

Sin embargo, Puerta indica que estas personas no aceptan los planes de reubicación que el Municipio les ofrece “porque están acostumbrados a no pagar agua ni luz, ni infraestructura. Pero el artículo 2 de la Ley 1523 dice que cada ciudadano es responsable del riesgo que genera para sí mismo y para otros. Esa responsabilidad no es del Estado, sino de la población”. Igualmente enfatiza que el Estado no puede invertir en zonas de riesgo no mitigable, como donde se han presentado los recientes deslizamientos.

La Secretaría para la Gestión del Riesgo ofrece mercado y subsidios de arrendamiento por seis meses a familias damnificadas. Rosario Bravo y su familia están recibiendo este auxilio desde diciembre cuando también la cocina de su casa colapsó y el piso de una habitación del segundo piso se desfondó.

Jaime Puerta insiste en que la gente debe saber que hay una ley que dispone que si ocurre una tragedia, la responsabilidad no es del Estado. “Eso pasó con el caso de Felidia, donde la propietaria dijo: ‘Ahh, entonces yo le entrego esto al Municipio’. La gente cree que si ocurre un deslizamiento y afectaciones, su predio privado pasa a ser público. No señor, el dueño es el responsable. Hasta el Código de Policía dice que si usted genera riesgo o amenaza para su vida o la de otros, es su responsabilidad”, sentencia.

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