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La historia de ‘Alto volumen’, la banda de música urbana de Aguablanca que triunfó en México

La agrupación llegó de una gira por México y espera su debut en los Premios Shock. Historia afinada.

15 de abril de 2016 Por: Lucy Lorena Libreros | Periodista de El País

La agrupación llegó de una gira por México y espera su debut en los Premios Shock. Historia afinada.

[[nid:526990;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/04/alto-volumen_0.jpg;full;{Los integrantes: Damper, el Mc, del grupo, la voz que rapea. Dawer Vergara, bajista; Pamela Bravo, vocalista; Davis Castañeda y Johnatan Morales, guitarristas; Junior Zamora, director y Carlos Rodríguez, saxofonista. Foto: Especial para El País}]]

La escena transcurre en la estación del MÍO del barrio Andrés Sanín, en el oriente de Cali: Junior Zamora comienza a castigar la batería con sus baquetas, mientras su alma de rapero se le escurre por los labios para que a  todos —gente que va y viene persiguiendo sus destinos— les quede claro de qué se trata esta descarga: “así que diles que primero sepan y después opinen de lo que pasa aquí dentro”...

 Parada enfrente suyo, Pamela Bravo lo sigue con oídos atentos y con su voz afelpada, pero potente, intenta escoltarlo con el resto de la canción:

“Sé que mi vida no es fácil, dicen que no es fácil sentir el frío de mi vecindario... 

Dicen que no es fácil cuando viven de la avenida hacia dentro.

Te matan, te quitan la vida y los sueños”...

 La melodía se llama ‘Avenida adentro’. La compuso Junior hace un buen tiempo ya y en el resto de líneas que a los dos les queda por cantar hablarán de esa otra Cali que crece justamente allí, a un costado de la  Simón Bolívar. Que crece avenida adentro. 

“La Cali que no incluyen en los ‘tours’ de los turistas, en las postales que se llevan de recuerdo los extranjeros”, como se lamenta Junior. La Cali de barrio popular. Esa extensa Aguablanca que este muchacho de 21 años recorre a diario, desde niño, y que  retrata desde entonces en sus canciones.

Muchas de ellas suenan hoy con ‘Alto volumen’, una banda de música urbana nacida en las entrañas del oriente caleño y que él dirige.  

Hace solo un par de días sus siete integrantes se bajaron del avión que los trajo de regreso de  una gira por varias ciudades de México. Puebla, Toluca, Cuernavaca, la capital. 

 Invitados por Intolerancia Records, sello discográfico independiente mexicano,  viajaron para presentar ‘Algo simple’, su primer álbum. El sueño cumplido de este parche de ‘pelados’ —criados en El Vallado, en El Retiro, en Comuneros, en Vallegrande— que se la pasaron escuchando siempre en la tienda, en el parque y en la esquina  “que si vives en Aguablanca es difícil salir adelante, mejor ni lo intentes”,como bien dice Damper, otro de  los vocalistas. 

Que naciste para hacer lo que todos, les repetían: obrero de construcción, vendedor de dulces, empleada doméstica. “Es el mismo discurso que te llega desde la otra Cali. Que si vives  aquí estás condenado, jodido. Pero lo cierto, lo que yo llevo años viendo, es que Aguablanca está llena de gente talentosa que quiere, tal como nosotros, hacer música”, agrega Damper, el Mc (maestro de ceremonia) del grupo, el rapero.

     Porque los integrantes de ‘Alto volumen’ son en realidad tréboles de cuatro hojas. Una  excepción. Muchachos que a tiempo supieron hallar en la música un camino para salvarse del extravío. Pero eso no es lo que sucede siempre en Aguablanca.

Una extraña coincidencia los juntó en el Primer Encuentro de Talentos que se realizó en 2013 en el Tecnocentro Somos Pacífico, espacio “que busca darles una oportunidad a los grupos musicales de la Comuna 21. La gente de ‘Alto volumen’ llamó la atención por sus composiciones, por esa rica mezcla de ritmos, pues combinaba música del Pacífico con géneros urbanos. Pero sobre todo llamaron la atención por su disciplina, porque como grupo tenían muy claro que deseaban convertir la música en su proyecto de vida”, confiesa orgulloso Jaime Quevedo, director del Tecnocentro; el hombre que en el último año ha estado pendiente de la suerte de la banda y de que el espacio cultural que lidera les sirva como de agencia de talentos para giras y contrataciones.    

Su participación en ese espacio les transformó para siempre su lugar en el mundo. Pronto llovieron invitaciones para presentarse en  bares como Mikasa y universidades como la Autónoma y la Javeriana. Para compartir tarima con Aterciopelados y Sistema Solar en el October Fest. Fue la conquista de la otra Cali. 

La gente comenzaba a preguntarse  quiénes eran esos jóvenes inquietos cuyas canciones con profundas letras sociales sonaban a una mezcla curiosa de hip hop con funk.

 Esos jóvenes eran David Castañeda, un guitarrista de 25 años que vibra con bambucos y pasillos de la música tradicional colombiana. Pamela Bravo,  vocalista devota del ‘rhythm and blues’ y del estilo  de Alicia Keys y de Beyonce.  Dámper, un rapero de apenas 20 años que les imprime denuncias a sus pregones. Carlos Rodríguez, un saxofonista enamorado del jazz. Dawer Vergara, bajista que ha perseguido por años los sonidos del funk. Y Johnatan Morales, un músico con alma de rockero.

 Entonces ‘Alto volumen’ suena a un poco de todo eso. “Nosotros sabemos que el ‘popfunky’ no es una música comercial, menos en una ciudad como Cali. La fácil era hacer salsa choque o seguir explorando la música del Pacífico. Pero poco a poco fuimos encontrando nuestro propio sonido. Nuestra propia manera de querer cantarle al mundo”, dice Junior.

Sergio Vargas, mánager de la banda, sabe bien cómo fue ese camino. Él, que los ve ensayar tres veces por semana, hasta cuatro horas seguidas, después de que le ‘bajan el volumen’ a las otras actividades con las que entretienen la vida. Unos dan clases particulares de música y otros se la rebuscan con trabajos de medio tiempo. Johnatan, el guitarrista, es panadero, por ejemplo. Y lo hace bien. Pero antes de que el día termine, deja de lado el cansancio y se une al grupo. “Es que los chicos todo el tiempo repiten de que a pesar de  las cosas tristes, de las cosas duras, siempre hay que celebrar. Y ellos lo hacen con su propia música”, dice Sergio.

 Mientras ‘celebran’, aguardan por la oportunidad de presentarse en Bogotá, en los próximos premios Shock, uno de los principales espacios de música joven en el país.

La cita es en agosto. Ya corrieron con la suerte de ser preseleccionados, pero antes de convertirse en la banda que abrirá esta cita musical deberán pelear ese cupo en una final en la que estarán otras agrupaciones de Bogotá, Medellín, Buenaventura y Barranquilla. 

Llegarán con las canciones de Junior. Con  ‘Me molesta’, ‘Caminante de barrio’, ‘Algo simple’... Letras que nos recuerdan que este mundo ha quedado mal hecho. Letras de las cuales no es posible salir ileso.

El álbum Algo Simple,  el primer álbum de la banda, conserva la esencia de ‘Alto volumen’: esa mezcla de hip hop con funk, género del que nacieron otros muy comerciales como el reggae. Este álbum,  según su director, “es una conversación continua entre el bombo-clap y el  bajo, junto a guitarras llenas de feeling y vientos con sabor a épocas doradas”. De este álbum  hacen parte las canciones ‘Algo simple’, ‘Hay que celebrar’, ‘Soy’ y ‘Cosas de locos’.

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