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La caleña que rescata la tradición oral de la ciudad recopilando refranes

Esperanza Montoya de Ortiz, una caleña de 73 años, recogió 1010 refranes en un CD para preservar la memoria de los días en que vivía con su abuela en el Cali viejo. Le recordamos algunos.

28 de junio de 2016 Por: Redacción El País

Esperanza Montoya de Ortiz, una caleña de 73 años, recogió 1010 refranes en un CD para preservar la memoria de los días en que vivía con su abuela en el Cali viejo. Le recordamos algunos.

Hace poco más de siete años, Esperanza Montoya de Ortiz empezó a escribir en una pequeña libreta los refranes que había escuchado de niña, aquellos versos populares que habían sido pronunciados por los labios de su abuela décadas atrás. Cada día, páginas y páginas se iban llenando con las frases en rima que le llegaban a la memoria, atesorándolas como un buen legado de sabiduría popular.

Inició su labor sin ninguna pretensión, solo quería compartir esos dichos con su familia para inducirles el recuerdo de las épocas donde las enseñanzas se transmitían de boca en boca, de familia en familia. Una tarde se enteró de un concurso que premiaría a quien lograra recoger la mayor cantidad de refranes, y aunque logró conseguir poco más de 880, no logró ser incluida dentro de los ganadores.

Años más tarde, y gracias a que su ánimo no se vio disminuido, publicó un CD donde se pueden escuchar 1010 dichos y refranes. “Empecé a preguntarle a mis primas, a mis vecinos, a cuanto amigo y conocido me encontrara por las calles. Ellos me ayudaron a recordarlos”, cuenta Esperanza.

Hoy a sus 73 años recuerda que ese gusto por los refranes se remonta a la época cuando vivía en el barrio San Cayetano, en una casa amplia donde no podía faltar la presencia de su abuela.

“La recuerdo sentada frente a mi diciéndome: -Mi mona hermosa, recuerda que al mal que no tiene cura, hay que ponerle la cara dura- me lo dijo porque nací sin la mano izquierda, y no quería que me viera afectada por eso. Ese refrán me sirvió mucho, pues superé el bullying en el colegio, me casé, y he publicado unos cuantos libros de poesía”.

A cada lugar que va, y con la intención de compartir un poco de la sabiduría y los consejos que esconden los refranes dentro de sus rimas, siempre deja un dicho para que quienes la escuchen puedan recordar también la época de sus abuelos. “Cuando llego, por ejemplo a un banco, siempre saludo a los cajeros y les digo -Porque lo cortés no quita lo valiente-. Ellos se quedan asombrados, algunos hasta sonríen”, dice Esperanza.

Sabe muy bien que aunque los refranes no le pertenecen a nadie, y se escuchan por igual en Antioquia, Boyacá y Santander, recuperar la memoria de esas frases aleccionadores es muy importante para la ciudad, ya que las generaciones que superan los 50 años no dejaban de escucharlas durante todos los días de su niñez.

“Las abuelas nos enseñaron a ser las buenas personas que somos hoy. Es muy importante preservar la tradición oral, pues nuestra identidad no la podemos perder”, reflexiona Esperanza.

Algunos refranes

-"Al que mucho te critica algo de vos le pica".

-"El que mucho abarca poco aprieta".

-"Agua que no has de beber déjala correr".

-"Arbol que crece torcido jamás su tronco endereza".

-"Ver y no tocar, se llama respetar".

-"Del dicho al hecho hay mucho trecho".

-"Al mal paso, darle prisa".

-"El que siembre vientos recoge tempestades".

-"En la mesa y en el juego se conoce al caballero".

-"El que viene atrás aprende más".

-"Lo que se escribe, escrito queda y a las palabras se las lleva el viento".

-"A la casa de tu amigo a tu novia no lleves vos, la llevaras ahora y él te la llevara después".

-"Tanto va el cántaro al agua hasta que al fin se rompe".

-"El que persevera alcanza"

-"El que se casa, casa quiere tener",

-"Tener casa no es riqueza, pero no tenerla si es pobreza".

-"Es mejor acostarse con hambre que amanecer con deuda".

 

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