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Hay que sacar a la gente de las trampas de la pobreza: Fundación Carvajal

Roberto Pizarro, presidente de la Fundación Carvajal, habla de los 50 años de la entidad. El año pasado se invirtieron $32.000 millones en diversos programas.

12 de abril de 2011 Por: Ximena Payán Vélez- Reportera de EL País

Roberto Pizarro, presidente de la Fundación Carvajal, habla de los 50 años de la entidad. El año pasado se invirtieron $32.000 millones en diversos programas.

La pobreza que existe en la ciudad supera los recursos disponibles para tratar de erradicarla o siquiera minimizar su impacto entre los vallecaucanos. Aunque ese pensamiento no se ha podido borrar de la cabeza del presidente de la Fundación Carvajal, Roberto Pizarro, no ha sido impedimento para que la entidad siga dejando huellas de progreso en el Valle del Cauca. Precisamente el 11 de abril de 1961, hace 50 años, se creó esta entidad que ha impulsado el desarrollo de los habitantes más vulnerables de Cali y, desde hace dos años, de los moradores de la zona rural de la ciudad.Una labor que aunque no ha sido fácil, según el directivo, sí ha resultado satisfactoria y enriquecedora, pues sólo el año pasado alrededor de 61.000 vallecaucanos lograron beneficiarse con los programas que adelanta la Fundación, en los que se invirtieron más de $30.000 millones entre recursos propios y de apoyo institucional, de los gobiernos locales y la Nación, y fundaciones del exterior, entre otras.¿Qué le ha dejado a la ciudad y al Valle del Cauca la Fundación Carvajal durante sus 50 años de trabajo?Más que asistencialismo la Fundación Carvajal ha buscado la forma de darle herramientas a la gente para que salga de la pobreza. A la gente hay que sacarla de las trampas de la pobreza a través de la educación, capacitación, mejoramiento de su entorno, sus viviendas y el sitio donde viven. En ese sentido, la entidad ha contribuido al desarrollo de muchas familias, a través de su transformación, con la creación de oportunidades de generación de ingresos, formación laboral, fortaleciendo el acceso de los niños, jóvenes y adultos a la educación y la construcción y mejoramiento de viviendas.¿Qué tan difícil ha sido ese trabajo?Bastante, porque la pobreza en esta ciudad supera los pocos recursos que se tienen para trabajar y al menos minimizar su impacto. La entidad se ve inmersa en un proceso permanente de búsqueda de recursos distintos a los propios. Esa es la mayor dificultad, porque son más las necesidades que las oportunidades, más las angustias que las soluciones. ¿Quiénes han respondido al llamado de la institución?Los actores públicos, privados, locales, regionales e internacionales han respondido a nuestro llamado. La estrategia ha sido crear alianzas público-privadas como parte fundamental de nuestra labor. Por eso siempre hemos buscado aliados que quieran aportar al desarrollo de las comunidades.¿Esas alianzas con el sector público han sido difíciles de establecer?La verdad no. A través de todos estos años hemos buscado apoyo del Estado local y nacional. Ha habido excepciones de algunos gobernantes con los que no se pudo trabajar, pero el reconocimiento y la trayectoria de la fundación ha permitido más respaldo que lo contrario. La idea es que los representantes de cada gobierno conozcan bien cuáles serán y son los programas y sus beneficios, entre otras cosas, porque esa alianza publico-privada le agrega mucho valor a la comunidad, porque ella es la ganadora cuando los dos sectores se unen.En el sector privado ¿cuántas empresas los han apoyado durante estos años de trabajo?Es difícil contarlas. En el transcurso de estos 50 años han sido muchas las entidades que nos han apoyado. Grandes fundaciones que han venido a Colombia, cajas de compensación, organizaciones multilaterales y diversos países como España, Ecuador, Bélgica, Suiza. Entre el 2010 y el 2011 estamos trabajando con 42 socios cooperantes, que han ayudado a traer gente e inversión a la ciudad.¿Cuáles son las zonas donde ha hecho y hace presencia la Fundación?La labor se ha dado en tres ciclos. El primero lo iniciamos donde hoy es actualmente el barrio La Independencia y que se conocía como Cauquita. Luego pasamos al Distrito de Aguablanca, en las comunas 13, 14 y 15 y allí estamos hace 25 años. Ahora estamos en la zona de ladera, en la Comuna 18, en la parte más alta de Cali, y la zona rural. La meta en todos estos lugares ha sido transformar a la gente y mejorar sus condiciones de vida.¿Y cómo se logra transformar una comunidad que carece de casi todo?Ese propósito lo hemos impulsado a través de tres líneas de acción. Primero: generación de ingresos que implica la búsqueda de oportunidades para emprendedores, pequeños empresarios y asociaciones comunitarias para ofrecer un bien, o simplemente apoyando la gente a obtener una oportunidad laboral. Segundo: educación de primera infancia, programas de aceleración del aprendizaje de jóvenes entre los 15 y los 20 años, que se han salido del corredor de estudio, y quieren regresar. Trabajamos con bibliotecas públicas comunitarias, apoyamos con tecnologías a colegios públicos. Tercero: mejoramiento y construcción de vivienda, por medio de un sistema de auto-construcción. Con todo eso logramos transformar las comunidades y las apoyamos en su avance.¿Por qué extender esa labor a las laderas?Desde hace dos años y medio decidimos aportarle a la ladera porque es una zona muy critica. La pretensión es buscar el desarrollo de las personas que viven allí, pues tienen condiciones mínimas de infraestructura, así como pocas opciones de trabajo, pues requieren de un alto grado de capacitación. ¿y la zona rural?Estamos trabajando en Buga, Tuluá y otros municipios con pequeños agricultores para que encuentren una oportunidad de mejorar sus ingresos y de esta manera se mantengan en el campo, vivan en el campo y no tengan que alimentar mas cordones de miseria en la ciudad.¿Cuánto invirtió la entidad en el desarrollo de programas el año pasado?El año pasado la Fundación Carvajal trabajó con recursos propios y de terceros por $32.000 millones. Este año esperamos que la inversión en nuestros programas sea de $35.000 millones.¿Qué número de beneficiarios hubo en los programas del 2010?Nosotros creemos que trabajamos con 61.000 personas, fuera de las que se han beneficiado en las bibliotecas de Aguablanca, que son 200.000 al año.¿A que le apuesta la Fundación Carvajal este año?Al fortalecimiento de la educación de la primera infancia y el uso de tecnología en los colegios. Tenemos un proyecto deportivo con 500 niños de comunidades necesitadas con el apoyo de una importante empresa de la ciudad. Al desarrollo de jornadas complementarias en los centros educativos de Aguablanca y programas de vivienda para corteros de caña con los ingenios en el Valle del Cauca, entre otros.

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