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En Cali la rumba empieza a convertirse en una 'pesadilla sin fin'

Cuando el horario oficial de la diversión nocturna termina, en muchos sectores comienzan los problemas. ¿Qué hacer?

13 de noviembre de 2016 Por: José Luis Carrillo Sarria | Reportero de El País

Cuando el horario oficial de la diversión nocturna termina, en muchos sectores comienzan los problemas. ¿Qué hacer?

Tras diez  meses de operativos de ‘ Cali Vive la Noche’, el programa de la Alcaldía que busca, entre otras cosas, controlar el ruido en las zonas rosa de Cali, los decibeles bajaron al interior de algunas discotecas. Las tutelas y  presión de las   juntas de acción comunal aplacaron  el barullo en algunos los rumbeaderos, que se vieron obligados a invertir para insonorizarse.

Pero la pesadilla del ruido sigue latente  y se salió de los bailaderos para apoderarse de la calle. Representada  en los gritos  de los ebrios al salir de las discotecas, en los parlantes de los vehículos a todo volumen, en los andenes convertidos en pistas de baile. En los puños, la pelotera y la insultadera.

En algunos sectores, como en la Avenida Roosevelt, las autoridades reconocen que grupos de jóvenes se ‘estacionan’ a las afueras de varios establecimientos de rumba, como El Rincón de  Hebert. “Ni siquiera entran o compran una cerveza”, sino que se ubican allí afuera del establecimiento a consumir licor, convierten la calle en un bailadero y generan ruido.  Se cuentan por decenas.

  Heberth Bonilla, dueño del establecimiento comercial, manifestó que invirtió más de $11 millones en el encerramiento de su local  con rejas. “La Policía es la que tiene que ejercer el control”, dice.   

También sucede en la Calle 66 con Pasoancho, justo en esa esquina hay un reconocido establecimiento: Licores JR. Según la Secretaría de Gobierno tiene los permisos para venta y consumo de licor y también para cerrar a las 4:00 a.m., pero lo  hacen a las 2:00 a.m., como lo constató El País. Sin embargo, cuando el establecimiento baja sus puertas corredizas de aluminio, la rumba toma nuevos bríos en esa esquina. Llegan los automóviles y encienden sus parlantes a reventar.  El ambiente sonoro se vuelve tan denso que  podría describirse como una sopa de salsa, vallenato, rancheras y electrónica. 

 Ante esta situación, el administrador de este establecimiento  manifestó que cuando cierran el local    lo hacen  con acompañamiento de la Policía para disipar a quienes se quedan en el sector.  

“Las peleas que se dan sobre la 66 y la Pasoancho son horribles. Los carros con los parlantes a todo taco  han dañado las rejas de los  antejardines.  Se les ha dicho a la Policía, el Dagma y el Tránsito, que son los encargados de controlar esta situación. La verdad, hacen unos operativos durante la rumba y son buenísimos, pero después de que cierran las discotecas quedamos a merced de lo que quiera hacer la gente que sale de ellas. Las peleas, los escándalos, los borrachitos”, dice Victoria Motoa, moradora del barrio Limonar. 

De hecho, el personero de Cali, Héctor Hugo Montoya,   denunció que  tras un recorrido  que realizó por las zonas de rumba en la madrugada evidenció que los operativos de las autoridades solo iban hasta la media noche. 

El País, durante los últimos dos fines de semana comprobó lo mismo. Solo constató  la presencia de miembros de la Policía sobre el fin de la rumba. Sin embargo, cuando se le preguntó al Dagma  y a la Secretaría de Gobierno sobre esta situación sostuvieron  que sus funcionarios sí hacen operativos después de la media noche, “en algunos días  hasta las 4:30 a.m.”, aseguran. 

 Ante esta situación el secretario de Tránsito, Juan Carlos Orobio, dijo que va a reestructurar los turnos de los guardas para que haya operativos después de la rumba, sobre todo los de alcoholemia, que son los que preocupan al Personero de Cali.  “Porque nada se hacemos si se realizan operativos a conductores  antes de la rumba”, dijo Montoya. 

Al otro lado de la ciudad, en   El Peñón, tienen claro que el ruido viene de los automóviles que circulan y dan vueltas y vueltas  por vías principales y secundarias del barrio. 

     “El ruido no se ha ido, sigue aquí en El Peñón, todas las noches de todos los fines de semana.  No deja dormir; los carros con el equipo a todo volumen o pitando; los borrachos que hablan estupideces por horas  en la puerta de entrada de los edificios. El ruido se mete por todos lados.  Y ahora, en diciembre, será peor”, dice Amanda Villa, moradora de uno de los edificios de la zona. 

Dice que  el ruido no solo proviene de los bares y discotecas de la zona sino del mismo desorden que se genera en las vías.  “Cuando miro el reloj quiero pensar que el ruido comienza a bajar  con la llegada del cierre de los bares y discotecas a las 3:00 a.m. o 4:00 a.m.  Pero es al contrario, aumenta y llega a su punto máximo después del fin de la rumba”, dice.  

   En efecto, según el Dagma y tras mediciones realizadas en las zonas de rumba, se evidenció que el tráfico vehicular es la principal fuente generadora de ruido.  A mayor flujo de carros, mayores son los niveles de ruido.

 Según la autoridad ambiental, la problemática se incrementa considerando  que en las zonas de rumba se permite, en horario nocturno, el estacionamiento de vehículos en ambos lados de las vías, lo que dificulta la movilidad y detona el uso de pitos, la activación de alarmas y el aumento de ruido de los motores. 

El Dagma confirmó que otras fuentes de este ruido son las  actividades  como el consumo de licor en vías y andenes, el uso de equipos de amplificación de vehículos estacionados en vía pública, la instalación de sistemas de resonadores en motos y carros; tránsito de carros - vallas con amplificación y chivas rumberas. 

Mediciones de esta dependencia señalan que  en las cuatros  zonas de rumba de Cali donde las autoridades aplican el programa ‘Vive la Noche’   (Juanambú - Granada, parque de El Perro, El Peñón y Carrera 66) se superan en más 10 decibeles los estándares de ruido.

Según el Dagma,  en lo que va corrido del año,  han recibido   37 quejas  por discotecas ruidosas, ubicándolas  en el décimo lugar de  perturbación sonora, años  atrás punteaban en los primeros lugares (ver gráficos).

Los estancos que impactan los andenes[[nid:593504;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/11/graficoruido.jpg;full;{}]]Basta  rodar unos minutos por la Calle 5 en  horas de la noche  para tener una percepción clara del problema que representa el ruido y la ocupación del espacio público.      Esta emblemática   vía de Cali no hace parte  del programa ‘Vive la Noche’ y  es, a ojo de la Personería y de varios líderes de la Comuna 19, uno de los puntos de la ciudad donde la rumba y el ruido se están desbordando.  Los estancos que sacan sus sillas hasta los andenes y  la falta de insonorización   de los  bares y discotecas son las quejas  frecuentes.    “Es urgente que la Calle 5 haga parte del programa ‘Cali Vive la Noche’, aquí el control al ruido es poco y es un corredor que afecta al menos siete barrios. Por ejemplo, hay establecimientos como uno  frente al Colegio Santa Librada, donde no hay insonorización del sitio,  está al aire libre (en una terraza)  y el ruido llega hasta Miraflores y el hospital  Club Noel”, dice un líder de la zona que prefiere omitir su identidad. El País   constató esta situación: la música del  establecimiento se escucha al menos a 100 metros de distancia.   Según la Secretaría de Gobierno, el sitio cumple con todos los permisos para venta y consumo de licor. El Dagma informó  que no tiene quejas  de este lugar, pero  que realizará operativos.  El País trató de contactarse con representantes de este establecimiento,  pero no fue posible ubicarlos. Otro de los problemas del sector y que es una fuente generadora de  ruido son los estancos que ponen música y sacan sillas y mesas al anden para que sus clientes consuman  bebidas alcohólicas.     En un recorrido que realizó El País por la Calle 5  constató la presencia de al menos cuatro establecimientos que realizan esta actividad.  Según la Secretaría de Gobierno de Cali, la venta y consumo de licor pueden realizarse si se cuenta con un  permiso de uso de suelo que otorga la Secretaría de  Planeación Municipal, sin embargo, no  es permitido el consumo de licor en el espacio público. Ante esta situación, Laura Lugo, secretaría de Gobierno de Cali, manifestó que están realizando controles. “Puede que se den brotes  no podemos pensar que eso no suceda. Nosotros vamos a los establecimientos para que cumplan. Hay sitios que aparentan ser estancos, pero el uso del suelo les permite vender y consumir licor. Si incumple estamos abriendo un proceso administrativo donde se le da un mes al establecimiento para que presente sus documentos, sino, se empieza una etapa procesal”, dice.  Según el subsecretario de Gobierno y Convivencia de Cali, Samir Jalil Paz, cuando llegan  a la mayoría de estos  establecimientos tienen los documentos en regla.  “Lo que pasa es que muchos de estos establecimientos tienen los avisos de que son estancos, pero también la gente puede consumir el licor allí”, explica el funcionario, quien añadió que lo que no pueden hacer es invadir los andenes y el espacio público.   Según la Secretaria de Gobierno, con el viejo  código de Policía, que actualmente rige, el proceso de cierre de un establecimiento  puede   durar  hasta dos años.  Datos revelados por la dependencia  dan  cuenta de cinco estancos cerrados y uno multado por irregularidades este año. Asimismo, cuatro se encuentran en proceso de formulación de  cargos y siete más están en verificación para apertura de proceso administrativo sancionatario.   Cabe decir que pese a que dichas sanciones y multas se están aplicando este año algunos  procesos datan de vigencias anteriores. ¿El nuevo Código de Policía será  la solución? [[nid:593513;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/11/caliruido.jpg;full;{El País durante los últimos dos fines de semana realizó recorridos por las zonas de rumba de Cali donde evidenció que el impacto sonoro no proviene solo de las discotecas sino de autos con parlantes, vallas móviles y ebrios que vociferan después del cierre de los establecimientos.Video: Elpaís.com.co}]]Para la Policía, el Dagma y la Secretaría de Gobierno la herramienta que les permitirá ser más contundentes en el control del ruido llegará el 29 de enero del 2017, o al menos   esa es la expectativa. Ese día comenzará a regir el nuevo Código de Policía.  Voceros de los  tres estamentos coinciden en que esta nueva Ley dará instrumentos  a la Policía para poner en cintura a quienes consuman licor en la calle y perturben  con ruido.  Jaime Andrés Loaiza,   coordinador de la capacitación del nuevo Código de Policía, dice  que lastimosamente con el pasado  Código (que actualmente rige)  sólo se podía realizar un llamado de atención a las personas para que bajen el volumen desde sus carros.  “Pero a  partir del 29 de enero del 2017 contaremos con herramientas y medidas correctivas para controlar el ruido de fuentes móviles. Por ejemplo, si hay un vehículo perturbando con sus parlantes la tranquilidad de un sector, la Policía podrá desactivar la fuente de ruido en caso de que se nieguen a apargarla. También se puede contemplar la incautación del equipo de sonido y emitir un comparendo. Junto con Tránsito también se puede proceder a inmovilizar el vehículo”, señaló Loaiza, quien aclaró que lo primero que debe hacer un agente de policía, antes de aplicar este tipo de  medidas es concertar  con la comunidad para que baje el volumen del equipo.   En relación con el ruido y consumo de licor en la vía que  perturba la calma de un sector, el agente de Policía manifestó que el nuevo Código  permite disolver las aglomeraciones de público.  “Podremos disolver grupos de personas que estén hablando fuertemente y generando ruido, como  último recurso podemos hacer el uso de la fuerza. La medida correctiva es una multa tipo tres, es decir, 16 salarios mínimos diarios legales vigentes ($367.000)”.  Cabe decir que si la persona implicada en esta falta se opone a acatar la recomendación de las autoridades  y  se pone agresiva, se puede trasladar hasta una  estación de Policía. ¿Peatonalizar las zonas de rumba? En la mesa del ruido (conformada por autoridades, afectados y establecimientos) una de las alternativas que se contempla  para minimizar el impacto sonoro, pero que no ha sido aprobada,  es la peatonalización de  vías en los horarios de rumba en algunas zonas rosa.     “Lo que estamos trabajando en el  Comité de Ruido es evolucionar y fortalecer las estrategias de intervención en campo porque no basta con los puesto de control de Tránsito que verifique si la gente está alicorada o que se estén estacionando bien. Por ejemplo, peatonalizar zonas y habilitar parquederos  cerca de los sectores de rumba”, manifestó Mónica Duque,  líder del grupo de impactos comunitarios del Dagma.     Añadió que son pruebas piloto que se pueden llevar a cabo. “Hay un poco de complejidad en su implementación, pero hacia allá hay que pensarlo y eso tiene que ir acompañado con una campaña de sensibilización”.  Para la funcionaria, en horas de la noche las zonas de rumba  tienen otras vías alternas que se pueden emplear para no generar traumatismos.  “Hay que entender que son zonas mixtas donde también reside gente. Esta es una buena propuesta, pero hay que pensarla muy bien. Esto siempre debe ir concertado con los habitantes y comerciantes de cada sector”, precisó.   Para Victoria  Motoa, vecina de la Carrera 66, es una iniciativa que se podría implementar. “En la 66 se  podría hacer un paseo turístico, en el que la Administración le meta la mano con un alumbrado bien bonito, pero sabemos que el Alcalde  no quiere saber nada de la Comuna 17”.  Para Alejandro Vásquez, asesor del programa de ‘Cali 24 horas’, la peatonalización  es una apuesta viable, pero todo depende de una concertación conjunta.  “Son sectores que se han venido afianzando comercialmente. Aquí es importante construir más estacionamientos en las zonas cercanas a los establecimientos nocturnos”, dijo.  Añadió que en una segunda fase del programa ‘Cali Vive la Noche’ se debe  migrar con los operativos a otras zonas de Cali  donde también hay quejas de la comunidad por ruido. 
 Más agentes para la rumba   Ante las peticiones  para incrementar los operativos de Tránsito después de culminado el horario de rumba (4:00 a.m.), el secretario de Tránsito de Cali, Juan Carlos Orobio, dijo que se aumentará  el Cuerpo de Agentes de Tránsito para  estas jornadas y cubrir estos horarios.   Añadió que se enfocará  en los controles de alcoholemia y en los vehículos con parlantes que perturben la tranquilidad de los sectores residenciales.     ”Estamos organizando para extender los operativos  en la madrugada y evitar que los conductores circulen por las vías  en estado de alicoramiento  y segundo, que perturben la tranquilidad de las personas que están descansando”, dijo Orobio. El titular de Tránsito  señaló que  van a entrar 150 agentes de Tránsito y entre ellos algunos reforzarán los operativos de ‘Cali, Vive la Noche’.

 

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