CALI
La movilidad en la ciudad, la deuda de Cali con la población con discapacidad
La movilidad por la ciudad es una tarea pendiente. Aspectos como la educación van en mejoría. Panorama.
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14 de ago de 2022, 11:55 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 04:24 a. m.
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El 8,5 % de la población caleña tiene algún tipo de discapacidad y aunque cada día la sociedad se preocupa por brindarles más acceso a servicios y oportunidades, aún queda mucho por hacer.
Por ejemplo, Jeison Aristizábal, creador de la Asociación de discapacitados del valle, Asodisvalle, dice que Cali sí está pensando en ellos, “aunque todavía necesitamos más apoyo, estamos yendo por buen camino. Muchas personas y empresas nos ayudan con la fundación”, aclaró.
María Fernanda Penilla, secretaria de Bienestar Social de Cali, piensa algo similar: “Creo que la ciudad ha mejorado mucho, lo que pasa es que este asunto es muy grande. Estamos hablando de cerca de 190 mil personas en Cali, según el Dane. Decir que no se hace nada es injusto, pero decir que los cubrimos a todos es mentira”.
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La deuda persiste en las calles
Una de las dificultades para las personas en situación de discapacidad es transitar por las calles de la ciudad.
Muchos andenes no tienen señalización sensible al tacto, hay cruces sin rampa para quienes están en sillas de ruedas y en los puentes peatonales, la historia se repite. Esto hace que salir sin acompañante sea muy complicado y, en ocasiones, peligroso.
La Unidad Administrativa Especial de Bienes y Servicios de Cali ha adecuado algunos cruces viales para que esta población pueda transitarlos, pero todavía quedan muchos por modificar. “Iniciamos con tres separadores, que ya están adecuados y estamos realizando cuatro adicionales. Hemos puesto, en todas las esquinas, los espacios para que las personas que sean de movilidad reducida tengan la posibilidad de pasar tranquilamente de un lado a otro”, explicó el director de la entidad, Carlos Alfonso Salazar.
Adicionalmente, Cali cuenta con 388 puentes peatonales y 150 mixtos, es decir, para personas y vehículos. Según estimaciones de la Secretaría de Infraestructura, entre el 10 % y el 15 % de estos se encuentran adaptados para personas con movilidad reducida.
Esta situación tendrá que cambiar este año por una reciente resolución de la Superintendencia de Transporte, que manifiesta que todas las infraestructuras en el país destinadas a la movilidad y el transporte deben ser adecuadas para el uso de estas personas.
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“Desafortunadamente, cuando la norma salió, la ciudad ya tenía muchos puentes construidos. Hay que transformarlos, lo que es complejo, porque para poder ponerles rampas hay que comprar predios por las longitudes que estas manejan, pero ya estamos estudiando los puentes que tienen esta dificultad”, señaló Néstor Martínez, secretario de Infraestructura de Cali.
El Sistema de Transporte Público MÍO hace parte del panorama de movilidad y transporte, pero tiene resultados más alentadores. “Desde el 2018 hemos venido trabajando en el Plan Integral de Accesibilidad, que consiste en que el sistema sea cada vez más accesible y podamos llegar a más del 80 % en este aspecto al finalizar este año”, comentó la directora Comercial y de Servicio al Cliente de Metrocali, María José Cardona.
Milton Rodríguez, un hombre que usa silla de ruedas hace cinco años, comentó que “todas las estaciones tienen rampa, puerta de acceso para nosotros. Los buses tienen un espacio determinado con cinturón y plataformas para podernos subir. A veces es verdad que no funcionan todas, pero las personas nos ayudan a subir”.
La directora comercial de Metrocali aseguró que la entidad tiene proyectado aumentar considerablemente su porcentaje de accesibilidad en 2023.
La inversión realizada por la Alcaldía en los siete separados viales, que incluyen es- pacios para el tránsito de personas en condición de discapacidad, es de
$ 14.000 millones.
Crecimiento profesional limitado
Entre enero y mayo de este año, más de la mitad de la población en situación de discapacidad en Colombia tuvo un nivel de escolaridad de básica secundaria o menos. El 22,7 % no tiene estudios y el 30,2 % llegó hasta el grado noveno.
Estos dos datos, sumados, en la población sin discapacidad solo llegan al 34 %. Si bien los colegios y universidades cada vez más intentan dar una educación personalizada, lo cierto es que las brechas a nivel nacional aún son perceptibles.
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"Tenemos focalizados a niños y niñas en condición de discapa- cidad auditi- va estudian- do en las instituciones Santa Librada y José María Carbonell".
Solo el 16 % esta población llegó a un nivel profesional o superior, esto es menos de 2 personas por cada 10. Esta situación no es ajena a Cali, que hace parte de las estadísticas.
Este panorama ha llevado al surgimiento de iniciativas como las de Jeison Aristizábal, quien pretende construir la primera Universidad Latinoamericana para Personas en Condición de Discapacidad, que espera esté lista en diciembre de este año.
“Existen muchos problemas para acceder a la educación. La primera restricción es que el docente no te puede tener en un salón de 30 o 40 estudiantes porque las personas en condición de discapacidad tienen, por lo general, un proceso más lento”, sostuvo Jeison, promotor de la Asociación de discapacitados del valle, Asodisvalle.
Por otro lado, en cuanto al acceso a oportunidades laborales, las dificultades continúan. La tasa global de participación en el país para personas en condición de discapacidad solo llega al 25,6 %, y la de ocupación es del 22,2 %, para el trimestre abril-junio de 2022.
Algunas empresas, soportadas en sus políticas de responsabilidad social, contratan a esta población para cargos definidos, como es el caso del Centro Comercial La Estación. Sin embargo, no existen estrategias desde el Estado que estimulen su contratación.
Solo el 16 % esta población llegó a un nivel profesional o superior, esto es menos de 2 personas por cada 10. Esta situación no es ajena a Cali, que hace parte de las estadísticas.
Este panorama ha llevado al surgimiento de iniciativas como las de Jeison Aristizábal, quien pretende construir la primera Universidad Latinoamericana para Personas en Condición de Discapacidad, que espera esté lista en diciembre de este año.
“Existen muchos problemas para acceder a la educación. La primera restricción es que el docente no te puede tener en un salón de 30 o 40 estudiantes porque las personas en condición de discapacidad tienen, por lo general, un proceso más lento”, sostuvo Jeison, promotor de la Asociación de discapacitados del valle, Asodisvalle.
Por otro lado, en cuanto al acceso a oportunidades laborales, las dificultades continúan. La tasa global de participación en el país para personas en condición de discapacidad solo llega al 25,6 %, y la de ocupación es del 22,2 %, para el trimestre abril-junio de 2022.
Algunas empresas, soportadas en sus políticas de responsabilidad social, contratan a esta población para cargos definidos, como es el caso del Centro Comercial La Estación. Sin embargo, no existen estrategias desde el Estado que estimulen su contratación.
Mejora la percepción de bienestar
Por el lado de la salud, adicionalmente, el 20,9 % de estas personas se sienten satisfechas con su estado, el 27,5 % está cerca de sentirse igual y solo el 4,6 % están insatisfechas.
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Además, más del 70 % de las personas con discapacidad en el país se siente satisfechas, o casi satisfechas, con su vida en general. En ciudades como Cali, esta percepción se estimula a través de programas de apoyo como el que brinda La Secretaría de Bienestar Social, con una inversión total de $ 2500 millones para este año.
“Nosotros acompañamos a las personas con discapacidad y a sus cuidadoras o cuidadores en la protección de sus derechos. Por ejemplo, si una de estas personas tiene un problema para el acceso a la salud, nosotros no se la podemos dar, pero lo podemos acompañar para que este sector respete su derecho”, aseguró la Secretaria de Bienestar Social.
La funcionaria también indicó que sí se tienen en cuenta a los cuidadores de estas personas, y que el tema se complejiza más, pues por estar al tanto de la población con discapacidad pueden no tener el tiempo para trabajar, lo que dificultaría las condiciones del hogar.
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