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Conozca la ‘herencia’ letal que aún le deja el basurero de Navarro a los caleños

Luego de tres años del cierre, que se cumplen hoy, sigue a cielo abierto un cerro de basura. 2.500 toneladas de gases diarios no tienen control. Cáncer y males congénitos, al acecho.

26 de junio de 2011 Por: Jessica Villamil Muñoz, reportera de El País

Luego de tres años del cierre, que se cumplen hoy, sigue a cielo abierto un cerro de basura. 2.500 toneladas de gases diarios no tienen control. Cáncer y males congénitos, al acecho.

Han pasado trece meses desde la última visita que realizó El País al botadero de Navarro para constatar cómo va el proceso de sellado y aunque desde afuera la montaña de basura se ve cubierta de verde y árboles floreciendo, la podredumbre en su interior sigue intacta.El pasado jueves este diario constató que todavía hay una montaña de basura de más de cinco metros de altura, a cielo abierto, que supura sin control líquidos tóxicos. Esta situación tendría que haberse solucionado hace más de dos años con el cubrimiento de arcilla y vegetales.El peligro radica en que a un par de metros pasa el canal CVC sur, que vierte sus aguas directamente al río Cauca, fuente hídrica que abastece al 75% de los caleños. La contaminación de aguas subterráneas por cuenta de filtración de lixiviados ya fue declarada por la Corporación Autónoma Regional del Valle. Univalle también tiene evidencias.Las 2.500 toneladas de gases diarios que genera el vertedero tampoco son eliminadas de manera controlada, es más, al parecer, su eliminación es parcial. “La empresa está concretando un negocio para producir combustible y si se queman los gases, después con qué se hace el negocio”, comentó una fuente cercana a Emsirva.El ingeniero Jaime Artunduaga, técnico operativo de Emsirva en liquidación, no desmintió el proyecto, pero aseguró que las chimeneas para quemar los gases que produce la basura acumulada se encienden sólo en las noches durante doce horas.Reconoció que los 27 empleados (antiguos recicladores) no son suficientes para cubrir la 40 hectáreas que componen el clausurado basurero. Entre otras labores, tienen que cortar el césped, vigilar que no se desborden los lixiviados, encender las chimeneas y limpiar las vías de acceso.Tapizando problemasCuando se ordenó la clausura definitiva de Navarro se propuso la construcción de un parque ecológico. Incluso, el alcalde Jorge Iván Ospina en esa época dijo: “A Navarro hay que sellarlo ya. Allí tiene que construirse un gran parque y un pulmón ecológico a futuro para la ciudad”.Desde lejos parecería que la idea se concretó. Después de tres años, las montañas de basura —en un 97%— se tiñeron de verde, crecieron arbustos y ahora se producen plátano, naranja, banano, maracuyá, papaya y zapallo.Como si fuera un hecho para orgullecerse, empleados del antiguo relleno cuentan que en las piscinas de los lixiviados (líquidos que produce la basura) nadan iguanas. Patos con su familia completa también se echan un chapuzón entre los desperdicios líquidos.José Miguel Palacio, supervisor de la cooperativa de recicladores, dice que la huerta ha servido para alimentar las familias de los empleados y a ellos mismos. “Nosotros comemos de todo. Además, no hay de qué preocuparse. Estamos buenecitos”, asegura el hombre.Pero a Fabián Méndez, director del Magister de Epidemiología de la Universidad del Valle, esto no le hace ninguna gracia.Sostiene que la salud de la comunidad que vive cerca al relleno está en peligro: “Los estudios evidencian que la contaminación puede generar cáncer, enfermedades respiratorias y males congénitos. Hay otros efectos más leves relacionados con dolores de cabeza y malestar general”, precisó el investigador.Y la gente que está consumiendo frutos producidos con el abono del basurero no sentirá males en su salud en dos o tres años. “El cáncer tiene un periodo de incubación de diez o quince años, y esas personas, al igual que los animales que nadan en los lixiviados, pueden acumular en su cuerpo metales pesados que son muy difíciles de remover y eliminar. Eso no se metaboliza, se acumula y nosotros podemos estar en la cadena alimenticia”.Las tareas pendientesEmsirva en liquidación sostiene que su única tarea pendiente es construir la planta de tratamiento de lixiviados. Y que lo único que hace falta para su desarrollo es el dinero.El ingeniero Jaime Artunduaga explica que éste provendrá de la inclusión del proyecto en el Conpes Río Cauca, que se aprobó en el 2009. Allí el Municipio de Cali, el Fondo Nacional de Regalías y el Ministerio de Medioambiente y Vivienda harán sus aportes.Sin embargo, en este proceso llevan más de dos años. Diana Muñoz, directora del Plan de Ordenamiento Territorial de Cali, dijo que ya están el diseño de la planta y los documentos que exige la Dirección Jurídica de la Alcaldía para presentar ante el Concejo el proyecto de acuerdo que permita la aprobación de vigencias futuras para su desarrollo.“El martes radicamos el documento y luego de la aprobación que esperamos nos den, quedaría radicar los documentos ante el Ministerio de Ambiente”, agregó.Recientemente un fallo de la Procuraduría Ambiental y Agraria del Valle ordenó que la CVC haga un aporte de $8.333 millones, es decir, la tercera parte de lo que le correspondía dar al Municipio de Cali. Situación que según la corporación resulta “un tanto contradictoria”.“No se puede pretender que la autoridad ambiental corrija los errores cometidos por las empresas sobre las cuales ha ejercido vigilancia y control. Es realmente injusto respecto al papel crítico y proactivo desempeñado por la CVC”, aseveró su directora María Jazmín Osorio.RetoquesLa piscina seis de lixiviados que tiene un embombamiento en la capa impermeabilizadora está siendo reparada.“El sector tiene muchos acuíferos y los gases se están moviendo, posiblemente hubo una filtración en la arcilla y luego subieron hasta embombar la geomembrana (impermeabilizadora)”, indicó el ingeniero de Emsirva.Señaló que no hay peligro de una explosión y la capa que protege de las filtraciones de los lixiviados tampoco está rota.Aunque esta situación generó alarma, la montaña de basura que sigue a cielo abierto y sin ningún tratamiento, inquieta mucho más. La Procuraduría Ambiental y Agraria del Valle reconoció que no tenía idea de este hecho.Jaime Artunduaga aseguró que los trabajos de sellado de basura en ese terreno —de 12.500 metros cuadrados— debía hacerlos la CVC, “pero se les acabó el presupuesto para eso”.También explicó que esa zona corresponde al 3% de la totalidad de Navarro y será incluida dentro de los recursos que se otorgarán a través del documento Conpes Río Cauca.María Jazmín Osorio, directora de la CVC, respondió que “es lógico inferir que es a Emsirva a quien le correspondía y le corresponderá hasta su liquidación definitiva la gestión de todos los residuos que recolectó durante la operación del vertedero de Navarro, dado que para ello recaudó dinero por cuenta de la prestación del servicio de aseo”.La Procuraduría Ambiental y Agraria del Valle del Cauca precisó que “quien sella el basurero es el operador (que en este caso es Emsirva en liquidación)”.La Directora de la CVC indicó que la Alcaldía de Cali es la responsable de este pasivo ambiental, en caso de que la empresa de servicios públicos no lo asuma.Sin embargo, Diana Muñoz, directora del Plan de Ordenamiento Territorial, POT, dijo que al Municipio “le correspondía para este año sellar los vasos C y F y eso ya se hizo. Además, el Municipio ha proporcionado más de $19.000 millones desde el 2007 para hacer todas las actividades. No entiendo por qué dicen que es responsabilidad nuestra”.Mientras Emsirva, la CVC y el Municipio se ponen de acuerdo, la montaña de basura sigue camuflada contaminando el ambiente.

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