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Conozca a Maicol, el 'ángel' de los egresados de Bienestar Familiar

Maicol Londoño llegó a Cali muy niño y creció en la Institución San José. Hoy busca crear la Asociación de Egresados del ICBF para enseñar a sus pares a enfrentar la realidad cuando son adultos.

6 de septiembre de 2016 Por: Alda Mera, reportera de El País

Maicol Londoño llegó a Cali muy niño y creció en la Institución San José. Hoy busca crear la Asociación de Egresados del ICBF para enseñar a sus pares a enfrentar la realidad cuando son adultos.

Solo tiene 25 años, muy niño perdió el calor de hogar y este 9 de septiembre ya  viaja a Israel a recibir un curso de liderazgo.  A los 11 años se fue de la casa, a la galería de Quibdó a ganarse la comida ayudando a los comerciantes. Atrás quedaron su madre y sus 8 hermanas  -era el único varón-, afectadas por la pobreza y el desplazamiento, a las que no volvería a ver.

En Israel Maicol Londoño realizará su curso de liderazgo con jóvenes en situación de vulnerabilidad procedentes de distintos países del mundo.

Entre los bultos de alimentos, durmió tres noches, hasta que una familia se compadeció y lo trajo a vivir a Montebello, corregimiento de Cali. Su mente infantil creyó que podía ir donde una tía, pero en la gran ciudad comprendió que era imposible ubicarla.

Sin embargo, la generosidad de los integrantes de esta familia llegó hasta donde les alcanzó. Vivió con ellos un año, pero no tenían cómo sostenerlo, entonces lo llevaron al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF. Su primer albergue fue un hogar de paso, mientras le consiguieron un cupo en la Institución San José, aquella que acoge niños y  adolescentes y los educa hasta que cumplen su mayoría de edad. 

Maicol Londoño, como se llama nuestro héroe, pasó a la Fundación Formando Futuros, FFF, que dirige Martha Stella Ocampo. Pocos meses después se graduó de bachiller en el Colegio Joaquín de Cayzedo y Cuero, donde fue un aplicado alumno todo su bachillerato.

Como todos los niños a los que nadie nunca adoptó ni aparecieron sus padres, Maicol entró a Etapa Cero, un programa de la FFF para brindarles apoyo y orientación sobre cómo enrutar sus vidas ahora que ya salían de la protección del Estado.

Maicol hizo cursos de joyería en el Sena, luego dio clases de ese arte; estudió cocina y hasta vendió cursos de inglés, pero observó que en Etapa Cero todos se hacían la misma pregunta: ¿Y ahora qué? Era la misma preocupación que tenían  María del Mar Hernández, Luis Carlos Benavides, Henry Quiñónez y muchos otros.

Por eso, sintieron la necesidad de unirse para apoyar a esos jóvenes que salían del ICBF, un tanto desubicados como  ellos.

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En Etapa Cero les dieron herramientas básicas y competencias para ser ciudadanos, dice. Y la FFF les ofreció a él y al grupo, una idea: ¿por qué no desarrollaban un proyecto para dictarles talleres a los otros jóvenes que estaban próximos a salir para prepararlos para la vida real?

“Desde 2004, el ICBF les daba las charlas a través de profesionales externos, pero vieron que era más significativo y tenía mayor impacto que los talleres los diéramos nosotros, que habíamos vivido la misma experiencia”, explica Maicol.

La experiencia de salir al mundo a buscar trabajo o a estudiar, resultaba muy difícil sin tener claro un proyecto de vida y sin redes de apoyo familiares o sociales para poder surgir. 

Maicol y 33 jóvenes más empezaron  a capacitarse, por iniciativa de la FFF,  en  fundaciones de Palmira y de Cali. Y en el proceso  encontraron que todos esos chicos sentían lo mismo: “Vivir sin red parental es algo traumático,  difícilmente se logran desarrollar habilidades sociales y condiciones emocionales para salir a la realidad. Muchas personas creen que solo es buscar un trabajo y estudiar, pero se necesita fortalecer el ser, eso es fundamental para que el chico pueda tener un equilibrio”, explica Maicol.

Él justamente le agradece a la FFF que “me dio la mano y me fue puliendo, porque yo era agachado, tenía muchos temores, mi vocabulario era pésimo: entonces ahora estoy retribuyendo a mis pares esa oportunidad y apoyo que tuve”, confiesa el joven que ahora está en quinto semestre de Filosofía y Ciencias Religiosas en la Universidad Católica de Cali.

Eso mismo piensa María del Mar, egresada de la Casa Hogar del ICBF en Buga,  quien ve en Maicol  un buen ejemplo a seguir. “Él es un buen líder, lo conocí hace siete años en Etapa Cero. El Estado no hacía seguimiento de los egresados y un porcentaje de las niñas terminaban en la prostitución en el barrio Sucre o en embarazo y los jóvenes, resultaban muertos en la calle. Entonces vimos la necesidad de desarrollar un proyecto, en el cual joven apoya a joven”, dice la chica de 25 años. 

Incluso, a pesar de que desde 2014 los egresados ingresan a la universidad para hacer una carrera pagada por el Estado, con el apoyo de la Asociación Colombiana de Universidades, Ascun, ellos han detectado que estos muchachos  tienen problemas para socializar, comunicarse y sostenerse laboralmente cuando encuentran un empleo.

De allí surgió la idea de desarrollar un  proyecto y el resultado fue la Asociación Colombiana  de Egresados de Protección Estatal, Acep. El objetivo es visualizar un futuro para cada uno de ellos, crear una bolsa de empleo para los mismos egresados y muchos planes más.

Con el liderazgo de Maicol, sin apoyo de ninguna entidad ni persona, trabajando como voluntarios, la asociación ya es un hecho. Solo tuvieron que esperar que resultara un donante para pagar  en la Cámara de Comercio y esta semana ya quedará registrada y tendrá su personería jurídica.

Luis Carlos, quien también ingresó a la Institución San José cuando tenía 10 años de edad, reconoce y agradece que el ICBF les suple todas sus necesidades básicas, “pero uno no tiene herramientas para enfrentar la realidad y no es fácil,  uno no sabe administrar el dinero ni cómo subirse a un bus y otros  se han desviado o  se han estrellado: Eso es lo que nos motiva a crear la asociación”, dice Luis Carlos, quien es diseñador gráfico.    

“La idea es trabajar unidos, como buenos coequiperos, y nos llena mucho ayudar a identificar lo que a nosotros nos faltó”, comenta María del Mar, quien oficia como la tesorera de la naciente asociación.

A Henry, de 27 años, lo mueve la misma intención. “Queremos retribuir lo que hemos adquirido y evitar que algunos de ellos caigan en  la calle y se metan en problemas”, comenta.

Lo dice porque un egresado hizo una encuesta de pares que ya habían salido de la institución y encontró que el 90 % de ellos terminaban en los centros penitenciarios. 

“Los egresados son una comunidad invisible, es una problemática porque en los Centros de Protección del ICBF lo hacen de la mejor manera posible, pero el joven sale a la calle, coge vicios o lo afectan otros problemas de su entorno”, argumenta.

Henry afirma que en el programa Etapa Cero vieron que sus compañeros de experiencia sufrían muchas necesidades, sobre todo de orden emocional: “Es algo muy fuerte, muy duro, no son capaces de dar abrazos o expresar sus sentimientos o emociones, porque se acostumbraron a la soledad”.

Claro que hay educadores muy buenos, como “la profe Liliana Garzón, muy católica ella”, del colegio  Santa Dorotea, donde él estudió. “Ella me ayudó mucho y a todos mis compañeros, era como una figura materna para todos nosotros”, confiesa Henry, quien solo sabe que sus raíces están en Tumaco, pero no conoció a sus padres.

Sin embargo, este joven que llegó al Hogar del Niño en Palmira a los 11 años y hoy es un actor egresado del Instituto Popular de Cultura, trabaja en Arte y Parte con Julián Rodríguez y con la Compañía Nacional de Teatro de Jaurez Naranjo. Él, que considera importante crear la asociación para apoyar a sus pares, ya funge como secretario de Acep.

Mientras tanto, Maicol, quien la preside, prepara sus maletas para viajar a Jerusalén a participar del 8 de septiembre al 4 de octubre en un curso de ‘Liderazgo juvenil y metodologías y herramientas tecnológicas, aplicadas a la educación’. Allá llegará  porque Paula Luján, de Bienestar Universitario de la Universidad Autónoma de Occidente, UAO, envió la convocatoria a FFF.

La directora, Martha Stella Ocampo le dijo que él tenía el perfil ideal, que aplicara, le ayudó en los trámites y resultó seleccionado por The Aharon Ofri International Training Center, o Centro Internacional de Capacitación Aharon Ofri, una organización de la República de Israel que lleva 25 años formando líderes juveniles en situación de vulnerabilidad y ha impactado a más de 7000 jóvenes como Maicol en todo el mundo.  

De regreso, se quedará unos meses en Alemania, visitando a su novia, Alina Kierek, una germana que llegó entre los 35 voluntarios que vienen cada año a Cali a realizar trabajo social. Ella también es estudiante en Alemania y viaja a Colombia y él ya la ha visitado en su país dos veces en los cuatro años de noviazgo que llevan.

[[nid:573994;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/09/maicol_novia.jpg;full;{Maicol Londoño, con su novia Alina Kierek, en casa de ella en Alemania. Ella también es estudiante en su país.Especial para El País}]]

Pero a Maicol le entró el deseo de reencontrar a su familia. Y el único rastro que tenía de su mamá  era que trabajaba con la iglesia de Quibdó. Entonces se tomó unas fotos y las mandó con una señora, que la buscó hasta que la encontró y le dijo que ese era su hijo.

En Semana Santa de 2014 fue con su novia a ese feliz reencuentro  y conoció a un nuevo hermano menor, que nació después de su desarraigo familiar. Su  madre se puso muy feliz y orgullosa.

Para ella fue como si hubiese resucitado, porque creía que Maicol estaba en el más allá. Hoy Maicol sí está en el más allá, pero en el más allá de la noticia porque ahora es un líder que hasta en Israel lo esperan para formarlo en liderazgo.F

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