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¿Cómo se expresa el amor en el siglo XXI?

Aunque la tecnología acerca corazones, también fomenta que hoy las relaciones sean de rápida renovación, como cambiar de tablet o dispositivo móvil. Un psicoanalista habla sobre el tema.

20 de marzo de 2012 Por: Redacción de El País

Aunque la tecnología acerca corazones, también fomenta que hoy las relaciones sean de rápida renovación, como cambiar de tablet o dispositivo móvil. Un psicoanalista habla sobre el tema.

‘Casarse’ con la tecnología, más allá de ser una tendencia que facilita la vida, parece ser la nueva premisa que rige la vida de pareja: el amor se cambia o se renueva en la medida en que hay una novedad. Así como decidimos cambiar el iPad, el Blackberry o el portátil, cuando sale al mercado una nueva versión o actualización. Esta descarnada, pero cruda realidad, la presentó el psicoanalista argentino Óscar Zack, quien a su paso por Cali participó en la conferencia ‘El amor en el Siglo XXI’ y el seminario ‘Los decires del amor’, eventos realizados recientemente en la Universidad Icesi en conjunto con el programa de psicología y la Nueva Escuela Lacaniana de Cali.En diálogo con El País sobre cómo son las relaciones de pareja en la actualidad, Zack reconoce que tristemente se está observando la llamada teoría de 'El amor líquido', en la que se considera que el amor es como una mercancía.“Si usted tiene un objeto o compra algo, eso no es para toda la vida. En el mundo actual el amor se constituye casi que en un objeto tecnológico. Por ejemplo, cuando se anuncia el lanzamiento de un nuevo dispositivo, la gente se agolpa un día antes para comprarlo. Hay un vicio por tener aquello que es nuevo, que lo diferencia del que ya se tiene”, asegura Zack.Explica que hoy para muchos hombres “es mejor tener un iPad a una pareja porque el iPad no habla; o que la mujer prefiera tener el ‘notebook’ de última generación porque él obedece. El mundo moderno tiende a hacer de los individuos seres autistas en el sentido de creer en la frase: ‘solo me basto’ con mi iPad o mi ‘notebook’, porque ahora a través de estos elementos se puede tener sexo virtual”. Asegura que la tecnología tampoco es la mala del paseo porque gracias a esta se han acercado más los seres humanos en el terreno comunicacional, mas no en el emocional. “Internet es solo una forma de conocerse, pero no puede reemplazar el lazo social”. De ahí que quienes defienden el tema del enamoramiento, el amor romántico y la constitución de la familia, así como nadan contra la corriente, deben seguir adelante en ese mismo propósito con una regla básica en el hogar: amar. Sí, amar a los hijos, enseñarles sobre el respeto, la delicadeza.“No es necesario quitarles o privarlos de la computadora o el televisor. Si un niño se cría en un mundo y en una familia donde hay respeto y amor, crece sabiéndose amado y no como un estorbo de sus padres, que siempre lo manden a ver la televisión o jugar en su computador”, aclara el psicoanalista. Amores obsesivos Dentro de sus análisis sobre ‘El amor en el Siglo XXI’ es inevitable abordar aspectos como los celos, los crímenes pasionales y, por supuesto, las relaciones de parejas homosexuales. Para Zack, los celos hay que pensarlos desde la singularidad de cada sujeto. Explica que “a veces condimentan un poco el lazo amoroso porque hace creer al otro que uno es un sujeto único, que es alguien muy importante y que no está dispuesto a compartirlo con cualquiera”.Pero el extremo es cuando esto no se cumple y ahí surge el crimen pasional. “La pareja que mata a su cónyuge es porque no soporta que ella o él sea de otro”, pero esto no quiere decir que al hacernos pareja, uno se convierta en una propiedad del otro. “Nadie es propiedad de nadie. Si revisamos los derechos humanos, ni siquiera nuestros hijos son nuestra propiedad, somos sus cuidadores. Además, decir ‘Soy tu dueño’, riñe con el concepto de libertad de los derechos humanos”. En ese sentido, agrega Zack, es importante en términos de relación de pareja y la permanencia o duración de la misma, “enseñar o transmitir que estamos juntos mientras nos elijamos, y hoy tenemos que hacer lo posible para que nos elijamos todo el mayor tiempo que se pueda”. En cuanto a elecciones, asegura que el ser homosexual debe dejar de ser visto como un capricho social. “El ‘gay’ es un sujeto tan normal como el no ‘gay’. Solo que es una persona que ha hecho una elección distinta, pero decir que es un capricho, es como suponer que el amor heterosexual no es caprichoso, y si no fuera caprichoso, ¿por qué los heterosexuales matan a su pareja? Las elecciones homosexuales se regulan por las mismas coordenadas de las relaciones heterosexuales”. Zack concluye que cada individuo “debe encontrar su elección teniendo en cuenta que el estado amoroso es el mejor estado para vivir”. Y respecto al eterno dilema de si el amor se debe vivir con la cabeza o con el corazón, lanza su veredicto: “El amor se vive con el cuerpo, sin cuerpo no hay amor. Se piensa con la cabeza, pero se vive con el cuerpo”.

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