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Adiós al puente que une al CAM con la Plazoleta de Avianca en Cali

Esta semana empezará a ser desmontada la estructura de hierro que fue puesta en agosto de 1996 como solución temporal al caos vehículo-peatón.

25 de enero de 2015 Por: Luz Jenny Aguirre | Editora de Entorno

Esta semana empezará a ser desmontada la estructura de hierro que fue puesta en agosto de 1996 como solución temporal al caos vehículo-peatón.

La provisionalidad del famoso puente peatonal que une al CAM con la Plazoleta del Correo duró 19 años. Esta semana empezará a ser desmontada esta estructura de hierro que fue puesta en agosto de 1996 como solución temporal al caos vehículo-peatón, cuando era alcalde Mauricio Guzmán. Su adiós dará paso a un semáforo peatonal y a un paso a nivel (pompeyano). Lejos de ser un anuncio de trámite, este cambio generó polémica entre quienes rechazan y defienden su retiro. En una consulta realizada a través de elpais.com.co, 218 de 278 personas que opinaron dijeron estar en contra, es decir, el 78,4 % (21,6 % a favor). La gran mayoría se apoya en un mismo argumento: esto solo generará el regreso de los trancones. “Basta recordar cuando estaban todos los buses y aquello era el peor nudo de Cali”, sostiene Armando Sandoval, abogado, que usa diariamente esta vía.“Tremenda solución han inventado, colapsar más el tráfico” (Carlos Iván Torres), “¿En serio? ¿no es una broma?” (Benjamín Ortega), “Es imposible, es una vía rápida” (Doctora Luchy Lu), son algunas de las opiniones expresadas en la web. También hay quienes esgrimen que se trata de un patrimonio o bien emblemático de Cali.¿Por qué ese puente?No se trata, en todo caso, de un puente peatonal más de los 167 inventariados por la Secretaría de Infraestructura. Este, según el experto en movilidad Carlos González, quien ha asesorado al Municipio en temas de movilidad sostenible, es el punto con mayor flujo peatonal en Cali. El urbanista cita un estudio de tráfico realizado por Planeación local justo para la sustitución de este paso elevado, y señala que por este lugar pasan 12.000 peatones al día, 1838 personas en hora pico. “Todo aquel que camina del Norte, hacia el centro está obligado a pasar por allí”, explica. “A las ciudades de tamaño importante se les debe hacer un tratamiento especial de su movilidad en el centro, donde prime el peatón. Negarse a ese cambio es una posición arcaica. Las miles de personas que deben pasar por allí, incluidos quienes tienes dificultades de movilidad, adultos mayores, discapacitados, niños, se ven obligados a subir el puente”, dice el experto. González afirma que según los estudios de tráfico, la demora adicional en tiempo para quienes se movilizan en carro por allí será de tres minutos. En un ejercicio de observación, un miércoles de 9:00 a.m. a 9:30 a.m. (hora de bajo flujo), El País contó seis veces en las que el policía que está en el puente debió parar el tráfico para que pasara una persona con un coche, un adulto mayor o un discapacitado. Siete personas con alguna dificultad de movilidad evidente (bastón o muleta) subieron el puente, dos parejas cargaron el coche por las escaleras y un ciclista pasó la elevación con la ‘bici’ al hombro. Solo en el lugar del puente (no metros antes, ni metros después), 15 veces alguien (con dificultad de movilidad o no) se arriesgó a pasar por debajo, enfrentando los carros.William Vallejo, consultor y asesor en movilidad y urbanismo, explica que hoy la planeación urbana apunta a lograr que la gente pueda ir de un lugar a otro caminando o en bicicleta y a desestimular el uso del carro, especialmente en el centro, como ya ocurre en Londres o Nueva York.“Estamos en el proceso de reajustar las calles a un nuevo patrón de movilidad, donde la prelación no la tiene el transporte motorizado”. Vallejo dice que los puentes peatonales a quien benefician es al vehículo, porque remueven a peatón del paso para que este pueda seguir: “lo que se hace entonces es poner a la gente a subir escaleras”.“La tendencia mundial se dirige a entender que el modelo del siglo XX no es sostenible. Por más dinero que se invierta en vías e infraestructura para los motorizados, nunca será suficiente”, concluye.James Gómez, exdirector del Fondo de Prevención Vial y experto en seguridad vial, coincide en este análisis y asegura que lo que pasará con la sustitución de este puente es el primer paso para empezar a pensar en una Cali más inclusiva y menos agresiva con quienes no se movilizan en carro. Muchas personas sugieren que en lugar de sustituir el puente por el paso a nivel se hagan adecuaciones físicas al puente, como rampas o ascensores.Por esta última opción se inclina la arquitecta María Patricia Paz, asesora en construcción y accesibilidad, cuando dice que peatonalizar suena excelente, pero por el alto flujo vehicular, “puede resultar complicado y peligroso para el peatón”.“En todo esto hay un factor determinante que no se ha considerado y es la formación ciudadana, que la gente entienda el para qué y el porqué de esos cambios. Mientras tanto, será muy difícil. Podrían, también, ensayar la opción del semáforo sin quitar aún el puente, para analizar cómo realmente funcionaría”, dijo la arquitecta. Miguel Meléndez, secretario de Infraestructura Vial y Valorización, confiesa que para él la solución ideal sería deprimir el paso vehicular por la Avenida Segunda y peatonalizar arriba. Pero esa opción de momento no está en marcha. Recordemos que el hundimiento de la Avenida Colombia costó $61.000 millones. Meléndez habla de los derechos de los peatones (la Ley 1083 de 2016 establece la prioridad para peatones, ciclistas y transporte público en entornos urbanos) y dice que el trancón monumental de este tramo en realidad era cuando circulaban por Cali casi seis mil buses. Para hacer rampas a los puentes peatonales, explica el funcionario, lo primero es “comprar casas o despejar predios” en los alrededores, para lograr el área necesaria. Hacer un puente peatonal con todas las especificaciones puede costar $4000 millones, dice.Marino Lugo, quien en su silla de ruedas va hacia el centro, pasando por este neurálgico punto, dice que sugerir como solución las rampas es una alternativa “muy cómoda de plantear para quien no tiene que empujar silla cuesta arriba”.El caso es que esos 29 escalones de subida y 32 de bajada, que llevan dos décadas allí, casi sin notarlos, hacen una gran diferencia: no tenerlos, para muchos, es sinónimo de caos. Pero que estén allí, para otros, solo muestra que la ciudad sigue poniendo en primer lugar a quienes andan motorizados.Por qué no. Libardo Jiménez, Docente universitarioDesde que nuestro querido burgomaestre afirmó, a principios del 2013, que en Cali “... se puede andar como en cualquier ciudad europea…”, su administración ha hecho lo posible por arrastrarnos a esa utopía. La idea, que no es de su autoría, de retirar los puentes peatonales, está acorde con las tendencias mundiales de movilidad que buscan devolver al peatón un papel de importancia en las vías, pero la migración de modelos internacionales, “a la buena de Dios”, no tiene sentido. Tenemos que tener en cuenta que la Avenida 2N es una de las que más flujo vehicular tiene, al igual que altos índices de contaminación auditiva. Si a esto le añadimos dos semáforos en menos de 300 metros estamos creando las condiciones perfectas para generar, en horas pico, un trancón de dimensiones monumentales. También es cierto que los puentes en las condiciones actuales no ofrecen solución a personas en situación de discapacidad, pero esto es perfectamente solucionable realizando modificaciones como rampas y elevadores, que si bien no permitirán a los transeúntes moverse al nivel de la calle, por lo menos no contribuirán en el aumento del ya desbordante tráfico vehicular de la zona.Ya es hora de que nuestra Administración Municipal deje de estar experimentando a través del método de “ensayo/error” o se limite a copiar ideas pertenecientes a culturas de ultramar y realmente se ponga a pensar en soluciones reales, no necesariamente complicadas que vayan acorde con nuestra cultura y que sean aplicables a problemas específicos, como es el caso de la Avenida 2N.Por qué sí. Santiago Ponce, Ingeniero industrialTal vez para muchos no sea la solución más práctica eliminar los puentes peatonales del CAM desde la movilidad vehicular, pero, ¿alguno ha pensado en la movilidad de las personas con diversidad funcional? Tengo 25 años y hasta el momento no tengo ninguna condición de discapacidad o diversidad funcional, pero he acompañado el día a día de amigos que debido a las barreras arquitectónicas de Cali les es casi imposible movilizarse autónomamente y el CAM es una muestra de esto. Los puentes peatonales ubicados allí han sido la respuesta para la movilidad de los peatones que acuden a las oficinas, pero nos hemos olvidado de que las personas de la tercera edad, madres gestantes o con niño en brazos, sillas de ruedas, invidentes, entre otros, también asisten a este lugar y tienen que arriesgar sus vidas cada vez que a causa de su condición no pueden subir el puente, obligándose a cruzar la avenida. Quitar los puentes puede sonar algo atrevido y apresurado, pero ya es hora de que veamos este hecho como un avance para la construcción de la inclusión ciudadana, donde prima la integridad de las personas por encima de la comodidad. Acompañado de estos cambios, pienso que el Municipio deberá realizar campañas de sensibilización que permitan a los transeúntes comprender la necesidad de mejorar la ciudad y entender que estos puentes son solo una parte de los cambios que Cali deberá tener para ser una ciudad modelo donde la calidad de vida no se mida en dinero sino en la felicidad y dignidad de las personas.

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