Más de 300 familias del corregimiento Bajo Calima, en zona rural de Buenaventura (Valle del Cauca), permanecen confinadas luego de los intensos enfrentamientos entre la Armada Nacional y las disidencias de las Farc.
Los intercambios de disparos y explosiones ocurren desde tempranas horas muy cerca del casco urbano del sector La Colonia, generando temor entre los habitantes.
La Oficina de ONU Derechos Humanos Colombia alertó en su cuenta oficial de X sobre la grave situación. “Recordamos que los centros educativos son un bien protegido por el Derecho Internacional Humanitario (DIH).
El deber del Estado es proteger a la población civil, especialmente a los niños, niñas y adolescentes en riesgo por reclutamiento y combates cerca de sus escuelas y hogares”, señaló el organismo, pidiendo a los grupos armados respeto por el DIH y los Derechos Humanos.
De acuerdo con líderes comunitarios, la tensión aumentó después del robo de una lancha de la comunidad, hecho que habría intensificado los choques armados.
“El orden público está crítico. Los enfrentamientos son muy cercanos a la población y las explosiones son fuertes. Cualquier cosa puede pasar”, indicó un habitante del Consejo Comunitario de la Cuenca de Bajo Calima.
La Universidad del Pacífico emitió un comunicado informando que, como medida de contingencia, todas las clases se desarrollarán de manera virtual entre el 22 y el 27 de septiembre para salvaguardar la integridad de su comunidad académica.
Ruth Sánchez de Perea, rectora de la institución, precisó que las jornadas laborales de los funcionarios administrativos se cumplirán de 8:00 a.m. a 4:00 p.m., con el fin de minimizar riesgos y garantizar continuidad académica.
La lideresa María Liliana Vivas Paz hizo un llamado a la unión familiar y al uso responsable de las redes sociales: “Necesitamos que nos unamos más para hacer un trabajo en nuestras familias, con nuestros menores. Las redes sociales hacen mucho daño cuando exageran y ponen en vilo a la comunidad”, afirmó.
Por su parte, el obispo de Buenaventura, monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, envió un mensaje de esperanza:
“En medio de tantas dificultades, es el momento para unirnos y poner la esperanza en Dios, pero también exigir al Gobierno Nacional que cumpla sus promesas y acuda a salvar a un pueblo que se está muriendo”. El religioso pidió que cesen los actos violentos y se devuelva la paz a la región.
Según las autoridades locales, la situación en Bajo Calima está bajo control, aunque los reportes de la comunidad y las medidas adoptadas, como la suspensión de clases y el confinamiento de familias, evidencian que el orden público sigue siendo delicado en la zona.