En agosto de este año, astrónomos del sistema de observación Pan-STARRS1, ubicado en la isla de Hawái, detectaron por primera vez un asteroide que orbitaba en la misma ruta de la Tierra alrededor del Sol, como si se tratara de otra Luna.
El objeto espacial, que fue bautizado como asteroide 2025 PN7, despertó interés en la comunidad científica y a nivel popular, puesto que para algunos podría considerarse como una segunda Luna.
No obstante, esta teoría fue descartada muy pronto, en tanto se comprobó que 2025 PN7 pertenece a un grupo de asteroides pequeños llamados Arjuna, cuya principal característica es que sus rutas espaciales son similares a la de la Tierra, por eso se ve como si estuvieran adheridos al planeta igual que un satélite.
El asteroide no podría considerarse una Luna, en primer lugar, porque no está unido a la Tierra mediante el campo gravitacional, sino que tiene su propia órbita alrededor del Sol, pero es casi igual a la de nuestro planeta, por lo que aparecen juntos, como si estuvieran sincronizados.
El ‘baile’ espacial de este asteroide con la Tierra es una coreografía tan perfecta que ambos completan la vuelta al Sol durante el mismo tiempo. Esta curiosa relación resulta fascinante para los científicos, dado que permite hacer estudios sobre el comportamiento de los cuerpos celestes y su interacción.
Otros asteroides de la categoría Arjuna descubiertos con anterioridad son 469219 Kamoʻoalewa y 164207 Cardea, que tuvieron trayectorias similares a la Tierra.
De acuerdo con National Geographic, el descubrimiento lo hicieron dos astrónomos españoles, Carlos y Raúl de la Fuente, pertenecientes a la Universidad Complutense de Madrid, quienes explicaron que esta “cuasiluna” compartirá orbita con la Tierra durante 60 años más.
El reconocido astronauta Buzz Aldrin, uno de los primeros hombres en pisar la Luna, comentó desde su cuenta de X que “la NASA dice que la Tierra ahora tiene dos lunas (o algo así). Oficialmente, es una cuasi-luna, un pequeño asteroide llamado 2025 PN7 que lleva años orbitando en sincronía con nosotros. Una luna ya era bastante especial, ¿pero dos? ¡Qué alegría!“.
Aunque 2025 PN7 fue apenas descubierto, se encontraron registros de su presencia desde el año 2014, hasta ahora los astrónomos no se había percatado por su pequeño tamaño, entre los 19 y 30 metros de diámetro, y por su tenue brillo, con una magnitud de 26,4, que lo mantiene casi oculto a los telescopios.
Debido a su cercanía, los científicos esperan estudiar la composición del asteroide, incluso llevar a cabo misiones con robots o sondas espaciales. Incluso, se ha planteado la posibilidad de realizar minería en esta roca estelar, ya que podría tener minerales como platino, paladio, níquel, iridio y metales que son escasos en la Tierra.
Aproximadamente para el año 2083, la trayectoria de 2025 PN7 comenzará a variar y dejará de acompañar a nuestro planeta, perdiéndose en el profundo universo.