Las autoridades continúan advirtiendo sobre el incremento acelerado de estafas que se basan en la manipulación emocional para lograr que las personas entreguen dinero u otra información valiosa.

Una de las estrategias más frecuentes es la llamada telefónica fraudulenta, que va evolucionando con el tiempo según los hábitos digitales de los usuarios, con el objetivo de hacerla más efectiva. Lejos de desaparecer, estas tácticas se perfeccionan constantemente, aprovechando la confianza o la falta de información de quienes responden.

En muchos casos, los delincuentes inventan relatos verosímiles que generan miedo, urgencia o compasión, con la intención de que la víctima reaccione impulsivamente y haga una transferencia de dinero. De acuerdo con informes de la Comisión Federal de Comercio (FTC), los estafadores construyen historias detalladas que aparentan ser reales para facilitar la manipulación emocional.

Incluso las llamadas en las que no se escucha ninguna voz —conocidas como llamadas silenciosas— forman parte de este esquema. Su propósito es identificar líneas activas que puedan ser usadas más adelante en otras estafas.

El rastreo de teléfonos móviles por parte de estafadores es más común de lo que parece. | Foto: Getty Images

Cuelgue de inmediato si recibe esta llamada

Expertos en seguridad digital han advertido que este tipo de llamadas sin respuesta no son fallas técnicas ni hechos aislados. En realidad, forman parte de una estrategia intencional que busca verificar si un número está activo.

Una de las tácticas más utilizadas es la llamada hook, un contacto engañoso que se presenta como una oferta atractiva, una emergencia falsa o una promesa de ganancia rápida.

Una llamada telefónica puede convertirse en la puerta de entrada para estafas si se revelan dos expresiones clave que comprometen la seguridad. | Foto: Getty Images/iStockphoto

El fin es captar la atención de la persona para convencerla de entregar información personal o financiera. Aunque parezca inofensiva, esta llamada suele ser el primer paso hacia fraudes más complejos como el phishing telefónico o el robo de identidad.

Con estas acciones, los delincuentes logran confirmar la vigencia de una línea telefónica y, luego, incluirla en bases de datos que circulan en mercados ilegales como la dark web. Estos listados son empleados para campañas masivas de estafa o vendidos a terceros con fines dudosos.

Los datos recolectados no solo acaban en manos de empresas que realizan llamadas de venta, sino que también alimentan estructuras delictivas más complejas. Según el analista digital HernieP, citado por Publimetro, estas redes utilizan la información para elaborar perfiles detallados de sus potenciales víctimas y crear escenarios creíbles diseñados para manipular emocionalmente y obtener dinero a través del engaño.