Este jueves 18 de septiembre, a las 7:00 p.m. en la Sala Beethoven, la Filarmónica de Cali ofrecerá un concierto inolvidable bajo la dirección de su titular, el maestro Francesco Belli, y con la participación especial de su concertino, el violinista Lelio Olarte.

El programa reúne dos mundos musicales contrastantes, pero igualmente cautivadores: el barroco luminoso de Antonio Vivaldi y el neorrenacimiento estilizado de Peter Warlock.

El eje central del concierto será ‘Las Cuatro Estaciones’ de Antonio Vivaldi (1678–1741), obra cumbre del barroco italiano y referente obligado en la evolución del violín solista. Se trata de cuatro conciertos breves —Primavera, Verano, Otoño e Invierno— que forman parte del ciclo Il cimento dell’armonia e dell’invenzione (El desafío o la tensión entre la técnica compositiva y la creatividad expresiva), publicado en 1725. A través de una escritura innovadora y profundamente expresiva, Vivaldi traza un fresco musical vívido, donde cada movimiento ilustra escenas de la naturaleza y la vida humana con sorprendente detalle.

Aunque Vivaldi tituló muchas de sus obras con referencias descriptivas, Las Cuatro Estaciones ocupan un lugar especial: cada concierto está acompañado por un soneto —posiblemente escrito por el propio compositor— que guía al oyente en un viaje sensorial a través del año. Escuchamos el canto de los pájaros en primavera, la violencia de una tormenta de verano, la danza de la vendimia otoñal y el crujir de los dientes en el gélido invierno veneciano. El violín, protagonista indiscutible, despliega todo su carácter narrativo y técnico, en diálogo constante con la orquesta de cuerdas y el continuo.

Los conciertos de Vivaldi usualmente tienen tres movimientos; todos siguen un formato único que se convirtió en modelo para muchos compositores del barroco. Aquí está la fórmula: rápido, lento, rápido.

Vivaldi, sacerdote y músico, desarrolló gran parte de su carrera en el Ospedale della Pietàde Venecia, una singular institución que funcionaba como orfanato y conservatorio femenino. Allí formó a generaciones de jóvenes músicas, para quienes escribió muchas de sus obras concertantes. Su legado, con más de 500 conciertos, influyó decisivamente tanto en la música italiana como en la alemana, dejando huella en compositores como Bach y Tartini.

Se han formulado juicios sobre la música de Vivaldi que, si bien en apariencia resultan antagónicos —como considerarla una antesala del romanticismo o, por el contrario, una culminación del estilo barroco que anticipa ciertos rasgos del clasicismo— pueden reconciliarse en una lectura más profunda de su obra. Aunque el compositor se inscribe dentro de las formas y convenciones propias de su tiempo, su lenguaje revela una lírica intensa, de carácter viril y matiz melancólico, que trasciende el esquema formal. Esta tensión entre estructura y expresión conduce a una sorprendente unidad estética, en la que la emoción y la forma coexisten sin fractura.

El programa se completa con una joya del siglo XX: la Capriol Suite(1926) del compositor británico Peter Warlock.