Este viernes 5 de diciembre se llevará a cabo el sorteo del Mundial de Fútbol que se disputará el año que viene. Un sorteo que llega con la promesa de ser el abrebocas a una Copa del Mundo atípica, muy al estilo de lo que la Fifa nos viene imponiendo con sus excentricidades.
Porque si Catar 2022 nos pareció raro por disputarse en fechas de Navidad, el Mundial 2026 aparece con otras modificaciones que, para bien o para mal, afectarán el desarrollo que normalmente tiene el evento deportivo más importante del planeta.
La principal es que, por primera vez en toda la historia, tres países albergarán el torneo: Estados Unidos, México y Canadá. La segunda, y quizá la más rimbombante, es que el Mundial tendrá 48 selecciones, 16 más que en las siete ediciones anteriores. A priori esto parece ser un hit comercial sin precedentes, porque con más naciones habrá más partidos, más publicaciones, más reels, más likes, más dinero.
Lo preocupante será ver cómo el campeonato más bello de todos quedará reducido, al menos en sus primeras fases, a partidos sin trascendencia. Porque, sin ánimo de ofender a nadie, no sé qué tanto interés pueda generar ver un duelo entre selecciones como Curazao, Cabo Verde y Haití, que saben más de playas espectaculares que de fútbol.
Gracias al avance de internet, toda esta semana he hecho simulaciones de lo que podría ser el sorteo, y en uno de los intentos me salieron partidos que dudo mucho que llenen los estadios, como, por ejemplo: Cabo Verde Vs. Australia, Panamá Vs. Jordania; Haití Vs. Uzbekistán.
En este experimento, el algoritmo también me arrojó, en primera ronda, partidos de una desigualdad tremenda, como un Alemania Vs. Curazao y un Brasil Vs. Cabo Verde.
Todo esto me lleva a pensar que, a pesar de que el interés de todo el mundo estará puesto en el certamen, quienes disfrutamos del buen fútbol y analizamos un poco más allá de la fiesta y el circo, tendremos que esperar hasta octavos o cuartos de final para ver duelos de calidad. En términos coloquiales, cambiaremos cinco cervezas finas por quince muy baratas, pero sin ningún tipo de gusto.
No cabe duda que si habrá un ganador con este nuevo formato es Gianni Infantino, el presidente de la Fifa, porque países que, por su nivel, jamás pensaron en clasificar a un Mundial, ahora seguirán apoyando estas ideas netamente comerciales. Incluso se habla de que el certamen del 2030 podría llegar a tener 64 equipos. ¡64!
De todas maneras, la emoción de un Mundial es tan grande que, a pesar de todo este análisis, ya me veré documentándome sobre quién es la figura de Haití, el entrenador de Uzbekistán o el centro delantero de Nueva Caledonia, uno de los equipos que jugarán el año que viene el repechaje por clasificar. Porque eso es lo que a veces nos enamora de este deporte: lo insólito, lo anecdótico, lo que va más allá de un resultado.
Tras el sorteo del viernes comenzará el verdadero conteo regresivo. A encomendarse entonces a la pelota, esa que siempre nos regala alegrías entrañables cada cuatro años.