Cuando valoras tu espíritu, tu mente y tu cuerpo, logras un sano equilibrio en tu vivir.

Examina tu vida y busca que tus intereses incluyan los asuntos de tu alma y de tu mente.

Te mueves en un mundo en el que lo corporal y lo material te llevan a descuidar la mente y el espíritu.

Es la hora de hacerte muy amigo de tu poderosa mente, y enfocarla solo en el ahora y lo positivo.

Es la hora de alimentar cada día tu espíritu y cultivar con Dios una relación de amor.

Para lograr eso debes darle prioridad a tu ser, y no darle lugar solo al hacer para tener.

¿De verdad te interesas por lograr un magnífico y valioso crecimiento espiritual?

Solo una minoría de seres aman a Dios con todo el corazón, toda el alma y todas sus fuerzas.

@gonzalogallog