Logra que la vida sea oración y la oración sea vida. Enriquece tu alma con otras formas de oración:

Afectiva o de amor, meditación, oración de alabanza, perdón, gratitud, petición.

Aprende a orar con el silencio para que, en lugar de hablar, escuches a Dios en tu corazón.

Cuatro pasos para orar: perdón: se pide y se regala.

Alabanza. Decirle cosas lindas a Dios.

Petición: por uno y los otros. Agradecer. Da gracias por lo bueno y lo ‘malo’ que te enseña algo valioso.

Evita que la vida espiritual se deteriore con el virus de la rutina. Enriquécela con algo nuevo: meditación, música espiritual, esencias, rituales, buenas lecturas, el silencio.

Comparte tu espiritualidad con otros que anden en la misma onda. Un buen grupo ayuda mucho.

@gonzalogallog