Elemental, mi querido Watson… Nosotros no podemos construir algo sin saber cómo vamos a llegar allá primero. Me refiero a muchos de los proyectos de nuestros gobernantes, como es el caso de la remodelación y la ampliación del monumento de Cristo Rey. De verdad que eso no se puede llamar un parque, sino un sitio para promover el turismo, y eso está bien, es muy bueno pensar en el esparcimiento de la gente.
Pero se está haciendo toda la obra allá arriba sin pensar en lo primero, en la movilidad indispensable para que la gente llegue por la atracción turística que eso representa. La vía que conduce hacia el monumento también lleva a otras varias veredas que dependen de esa estrecha carretera para su movilidad fluida y no con los trancones que se van a formar. O sea, lo que quiero decir es que primero se debería haber solucionado la sana llegada allá. ¿Cómo? No sé, ampliar la vía, un teleférico, qué sé yo, pero eso es algo en que deberían pensar los planeadores de las ciudades inteligentes y no los ciudadanos del común que no tenemos el poder para hacer las cosas.
He tenido la oportunidad de hablar con el alcalde, a quien le reconozco cosas buenas, pero que no admite ninguna crítica constructiva con el argumento que eso lo hace a uno, una persona ‘no incluyente’.
Me considero una persona defensora de los recursos naturales y la defensa de un ambiente sano. “Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra”, como dice el dicho. Lo social no quita la ambiental y viceversa. Ser incluyente también es preocuparse por las otras especies de la flora y la fauna.
El canal Cauquita, como se la llama, recibe muchas de las aguas sucias de nuestra ciudad y lo que queda del río Cañaveralejo, que cuando entra a la ciudad deja de serlo para convertirse en un caño de aguas negras.
Ciudades que están tratando de revertir el embotellamiento de los ríos y devolverlos a la vida, que es su derecho, lo están logrando, como Singapur y Guayaquil. Acá los seguimos entamborando, con cemento y ladrillo en aras de que se convierta en un parque para la gente. Sí, bacano, pero ¿por qué dejando el río por debajo muerto, qué bonito sería recuperarlo para un ambiente más sano y menos ladrilludo?
Este es un tema sobre el cual he escrito ya bastante y lo seguiré haciendo por el sueño de dejarle a las generaciones venideras un posible futuro más natural y con más aire puro para respirar.
Le aclaro al Señor alcalde, respetuosamente, no estoy en contra de sus proyectos, solo que hubiera querido que fueran más verdes y ambientalmente grandes, no solo uno, sino todos. Los aplausos son importantes, pero más es lo ambiental y socialmente correcto. Le deseo las mejores de las suertes a él y al nuevo alcalde que por favor ponga en primero lugar lo primero y lo segundo de segundo.