Aunque le dedicó dos programas en Pregunta Yamid a la ministra Aurora Vergara Figueroa, vuelvo sobre este caso notable de superación que también es el de otras personas humildes que tuvieron acceso a la universidad, especialmente a la pública, y lograron consolidar trayectorias ejemplares en nuestro país y en otros países.

Para comenzar, su niñez fue difícil ya que su padre fue desaparecido, caso que aún hoy no está esclarecido, pero su madre, aseadora de un juzgado en Istmina, asumió con toda devoción y dedicación su crianza, la de su hermano, así como la de otros parientes en dificultades, muy a la usanza de las comunidades afrocolombianas. La educación primaria y secundaria la llevó a cabo en la Normal Superior de Istmina, en la que acompañó a misioneros/as a hacer trabajo en el territorio, especialmente en las escuelas. En un caso, le exigieron con éxito a un grupo armado que les dejaran realizar su trabajo educativo, retirándose del espacio escolar.

También, como suele suceder en las comunidades del Pacífico, terminada la secundaria, aspiró a una carrera profesional. Pensó que le gustaría estudiar sociología y entró a la Universidad del Valle, en donde tuvimos la oportunidad de conocerla varios profesores. Como otros estudiantes de esta Universidad, pasó por muchas dificultades, especialmente en los primeros semestres, para poder adelantar sus estudios. Pero consiguió auxilios de matrícula, de transporte, de alimentación y de monitorias académicas.

Personalmente, la recuerdo como buena estudiante, sencilla y tranquila al hacer sus intervenciones. Siempre cumplida. Tal vez tímida. Algunos de mis colegas tuvieron más que ver en su formación, especialmente Alberto Valencia, su director de tesis y Luis Carlos Castillo, con su preocupación por lograr la participación activa de los estudiantes en el campo de los estudios afrocolombianos.

Agustín Lao, profesor puertorriqueño de la Universidad de Massachusets en Amherst quien nos visitaba, la conoció y le ayudó a que ingresara al doctorado en Sociología de esa Universidad. Por una suerte de intercambios no previstos, en los que varias personas intervinieron y colaboraron, Aurora terminó su Doctorado en Amherst, entró a trabajar en la Icesi, varios años, se ganó un posdoctorado en Harvard y terminó de Viceministra de Educación y luego de Ministra en el Gobierno de Petro. Todos son sus méritos claro está, pero no se puede desconocer que hubo conjuntos institucionales que le ayudaron y personas que fueron claves también. Quienes hemos sido profesores de universidad, sabemos de muchos casos de estudiantes y entendemos que la educación, especialmente la pública, juega un papel fundamental de movilidad social.

Espero que a la Ministra le vaya bien en su cargo. Seguramente lo hará mejor que varios(as) de sus antecesores(as). Pero este es un campo de la política pública que es complejo y difícil. Se propone desde el Gobierno, por ejemplo, que se necesita mejorar la Calidad y la Cobertura de la educación. Esto es inobjetable. ¿Pero cómo, más allá de exigir aumentos en el presupuesto? En el caso de la calidad, se requieren maestros y maestras con vocación de trabajo, como Aurora en su momento. El tema no sólo se soluciona con salarios mejores o con construcción de edificios. Aunque parezca trasnochado, se requiere insistir en la formación básica en lectura, escritura, matemáticas y sistemas. En cuanto a la cobertura, hay que comenzar por lograr el 100% en la educación primaria y secundaria, que puede ser vocacional, como en el caso de Aurora. Pero muy importante, la técnica y la tecnológica. La Superior básica puede mejorar en calidad y cobertura; se requieren buenos, pero pocos doctorados de calidad.