El Museo La Tertulia nació hace casi siete décadas como nacen las grandes aventuras humanas: del deseo de un grupo de visionarios liderados por Maritza Uribe y Gloria Delgado que entendieron que el arte podía ser faro, refugio y lugar de encuentro. Desde entonces, este museo, que ya forma parte de la memoria de Cali y del Valle del Cauca, ha sido más que un edificio: es un pulso vivo, un espacio donde el pensamiento se convierte en imagen, donde la ciudad se mira, se reconoce y se transforma con la suavidad y la fuerza de aquello que deja huella sin imponerse.

En el 2026, La Tertulia celebrará 70 años, siete décadas de recoger preguntas y sembrar nuevas, de abrir sus salas para que hablen los lenguajes diversos del presente. Y lo hará con una programación especial que proyecta un museo aún más abierto, dialogante y vital. Porque La Tertulia -ese lugar de todos y para todos- ha sabido convertirse en un actor fundamental del ecosistema creativo, integrando las artes visuales, el cine, la música, las artes escénicas, el diseño y la reflexión cultural que ha fortalecido el tejido social y económico de la región, como un gran río de ideas que nunca deja de moverse.

Hoy, su complejo cultural de más de seis mil metros cuadrados -sus salas, cinemateca, teatrino, jardines, talleres- respira con la fuerza de una institución que se ha renovado sin perder su raíz: ser un espacio donde el arte inspira, interpela y acompaña.

Este 2026 también será un año de transición luminosa. Llega como directora Elena Sterenberg, educadora en artes, gestora cultural y artista con más de 25 años de experiencia en artes visuales y escénicas. Su trayectoria es la de una creadora, que gestiona con sensibilidad y rigor, que concibe el arte como una conversación profunda entre la comunidad y sus inquietudes. Su mirada une la teoría y la acción, la escena y la docencia, la investigación y el oficio, como si cada experiencia fuera una forma de escuchar mejor al mundo.

Desde su paso por el Teatro Jorge Isaacs, donde transformó la gestión del espacio y revitalizó la escena cultural de Cali, hasta su liderazgo académico en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Elena ha demostrado una visión innovadora, capaz de articular talentos, saberes y territorios. Ha diseñado programas, creado departamentos, guiado generaciones de artistas y desarrollado metodologías que integran somática, performance y pensamiento crítico. Con su llegada, el museo recibe una mirada crítica, sensible y profundamente humana. Una bienvenida que celebra la continuidad y anuncia nuevos horizontes.

Y como toda llegada implica un agradecimiento, hoy también honramos la gestión de Ana Lucía Llano, directora saliente. Su orientación durante más de una década dejó marcas visibles: la renovación de las salas de colección, la apuesta por exposiciones que dialogan con la región, la ampliación de la colección -hoy compuesta por casi dos mil obras de arte y valiosos archivos de cine-, el incremento sostenido de visitantes y la consolidación de La Tertulia como uno de los centros importantes para la visibilización y reflexión del arte contemporáneo.

Ana Lucía Llano impulsó una etapa de crecimiento para el museo, fortaleciendo su programación cultural, se realizaron exposiciones emblemáticas -Rembrandt, Hijas del Agua, El Testigo, María Thereza Negreiros, Bauhaus, Tejadita viajero y sibarita, Cali 71 y Ciudad de América- junto con muestras dedicadas a artistas clave y proyectos internacionales como Espesuras durante la COP16. Así mismo se consolidaron la revitalización del Taller Escuela, la creación del paso peatonal hacia la Casa Obeso y el afianzamiento de la Biblioteca Museo. Su visión, con la validación de la junta directiva, convirtió al museo en una institución sólida, respetada y conectada con su entorno. A ella, gratitud y reconocimiento.

Hoy, al borde de sus 70 años, La Tertulia se mira a sí misma con la serenidad de quien ha cumplido y con el ímpetu de quienes quieren seguir creando. Un museo es siempre una promesa: la de un futuro que se construye con memoria, pero también con valentía. Elena Sterenberg llega a continuar ese viaje. Y Cali, ciudad de artistas, de gestos abiertos y noches encendidas, recibe esta nueva etapa con la certeza de que el arte sigue siendo el puente más generoso hacia lo que podemos llegar a ser. Que estos 70 años sean apenas el preludio de una historia que seguirá iluminando a Cali con la luz que sólo el arte sabe entregar: la luz que no deslumbra, sino que revela.