Los remedios simplistas, las promesas vacías y las soluciones mágicas solo crean espejismos, y a estos les sigue invariablemente la desilusión.

El dominio de cualquier ciencia, arte, lengua u oficio ocurre por etapas.
El crecimiento, el aprendizaje, la solución de los conflictos y la maduración emocional se hacen a través de procesos que toman mucho más tiempo de lo que la gran mayoría quisiera aceptar.

Ninguna empresa sólida se construye de la noche a la mañana. Los grandes capitales hechos velozmente, crean sospechas, y con frecuencia tienen una vida efímera. Las verdaderas fortunas se hacen poco a poco y no se destruyen con facilidad. Los patrimonios materiales que se constituyen en un ejemplo para la sociedad son aquellos levantados con honradez y dignidad. Sus propietarios, al cumplir el cometido, superan con inteligencia las dificultades, perduran a través del tiempo y les dan sentido a sus propias vidas.

Tan fundamental como tener metas claras y ambiciones saludables en la vida, es entender que las cosas no salen bien por el simple mecanismo de “pensar con el deseo”. Las cosas no resultan exactamente de la forma como se las planea. Unas veces resultan mejor, a veces peor, pero, invariablemente, son diferentes.

En la fijación de ciertas metas egocéntricas, rígidas, arribistas o excesivamente ambiciosas, radica la infelicidad de muchas personas ya que dichas metas impiden disfrutar del camino. De entre muchos otros se pueden mencionar los siguientes ejemplos:

*El iluso que monta un negocio solo pensando en el momento de recoger los millones soñados, pero para quien el trabajo cotidiano resulta insoportable y entonces delega irresponsablemente. Este sujeto termina en la ruina.

*El que busca socios indiscriminadamente para enriquecerse rápidamente suele encontrar al cabo del tiempo que no hay nada gratis en la vida, pues “una cosa piensa el burro y otra el que lo enjalma”.

*El manipulador que hace política para tener más poder y así lograr una mayor capacidad para influir sobre los demás (no para servirlos) termina, invariablemente, en manos de otros más manipuladores que él.

*A quien se la pasa haciendo futurología, sin estar al mismo tiempo trabajando y ahorrando suficiente, nunca le salen las cuentas: “Cuando me jubile finalmente podré descansar… voy a ser feliz…voy a vivir de la renta…”

Quien solo está interesado en el resultado final no puede disfrutar del trabajo diario y está constantemente frustrado porque no puede llegar donde quiere. Tarde o temprano hay que aceptar que la vida es difícil y que los problemas primero se aceptan y luego se enfrentan. La clave es la habilidad para disfrutar del proceso para resolver los problemas cotidianos.

Las dificultades y los problemas de la vida, por pequeños que sean, requieren sacrificio, disciplina, dedicación y mucho más tiempo del previsto.