La incursión con drones a Polonia y pocos días después a Rumania, al parecer por parte de Rusia, no solo han provocado preocupación y rechazo entre los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Otan, que “condenaron” la intrusión, sino que generaron alerta al señalar que las acciones de Moscú representan un nuevo desafío para la seguridad de la región.

Unos 19 drones habría enviado Rusia a Polonia, la semana pasada, lo que fue calificado como una actitud provocadora y rechazado por la Otan de la que hace parte Polonia. Foto: AFP / El País. | Foto: Foto: AFP / El País.

Algunos se preguntan, incluso, si se trata de una provocación aislada, o si el presidente Vladimir Putin estaría buscando escalar la guerra a otras zonas de la Unión Europea.

La invasión de Rusia a Ucrania, que inició en febrero de 2022, es el conflicto militar más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Si bien la cifra exacta de víctimas se desconoce, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) ha verificado aproximadamente 12.500 muertes de civiles en ese país desde la invasión.

Esfuerzos sin resultados

Desde su llegada a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump priorizó en su agenda poner fin al conflicto desatado por Rusia.

Sin embargo, los esfuerzos del Gobierno estadounidense no han prosperado ante un Putin que no da muestras de ceder en sus exigencias, mientras continúa avanzando en sus ataques por aire y tierra.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, sostuvo la semana pasada que las negociaciones de paz con Ucrania están en “pausa”.

Un militar trabaja con un dron durante ejercicios militares conjuntos entre Rusia y Bielorrusia denominados ‘Zapad-2025’, en un campo de entrenamiento ubicado cerca de la ciudad de Borisov, al este de Minsk. Foto: AFP / El País | Foto: Foto: AFP / El País

Entre tanto, las maniobras militares conjuntas de Rusia con Bielorrusia, su aliado estratégico, aumentaron la preocupación de la Otan, que ha decidido tomar medidas frente a las acciones de Moscú.

Es así como el secretario general del ente, Mark Rutte, anunció que reforzarán sus posiciones a lo largo del flanco oriental, es decir, los países que tienen frontera directa con Moscú o Kiev. En la alianza militar participarán Dinamarca, Francia, Reino Unido y Alemania.

La actitud de Rusia supone todo un desafío para la Alianza Atlántica, que se ha anticipado a una posible escalada reforzando su defensa, pero sin recurrir aún al uso de la fuerza.

Para Vladímir Rouvinski, profesor de la Universidad Icesi, la “guerra en Ucrania ya es un problema mayor”, porque, lo que “nosotros no tenemos claro, posiblemente aquí en Colombia, es que este conflicto es la primera guerra a escala grande después de la Segunda Guerra Mundial”.

“El hecho de que Putin comenzara el conflicto significa que ya no hay el mismo orden que garantizaba la paz en Europa, que existía incluso después de la desaparición de la Unión Soviética”, agregó.

Por eso, el docente se atrevió a señalar que en este momento cualquier cosa puede pasar “y sí, en este caso, puede convertirse en un problema mayor”.

Según Rouvinski, Putin, después de reunirse con Trump, aparentemente cree que puede hacer más cosas que antes. “Nosotros sabemos lo que pasó en Alaska, en la reunión de Putin y Trump. En ella, básicamente Putin presentó los mismos argumentos que usó para justificar la invasión de Ucrania: el descontento, el rechazo de esta Rusia de las realidades que tenía Europa después de la Guerra Fría; es decir, la expansión de la Otan, pues ahora hay más países miembros, como Finlandia y Suecia, que antes de la guerra no estaban”.

Calificó como un cálculo bien hecho la incursión de Moscú a Polonia, porque enviando esos drones, Putin sabía que la Otan no iba a responder a este ataque y lo iba a ignorar.

Esto, afirmó, trae algunas consecuencias específicas y la primera es simbólica.

“El hecho de que los drones rusos violaron el espacio de la Otan, a pesar de la existencia del artículo 5, y de que Polonia hace parte de la Otan, no significa que el próximo blanco de Putin sea Polonia, pero sí significa una especie de burla de Putin sobre los acuerdos de la Otan, sobre la solidaridad de la Alianza, y trata de exponer la debilidad y la vulnerabilidad que tiene la Otan”, sostiene el profesor de la Universidad Icesi.

Un caza Rafale francés aterriza tras una misión conjunta con F-16 polacos en una base aérea de Minsk Mazowiecki el 17 de septiembre de 2025, como parte de la misión Centinela Oriental, tras la acusación de Varsovia de que Moscú lanzó un ataque con drones contra Polonia. Francia y Alemania reforzaron la defensa del espacio aéreo polaco el 11 de septiembre de 2025, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU convocó una reunión de emergencia para debatir la acusación.(Photo by Thibaud MORITZ / AFP) | Foto: AFP or licensors

Pero, dice, también funciona como una prueba técnica. El uso de estos drones permite identificar mejor las capacidades de la defensa aérea y la rapidez con la que reacciona, al tiempo que permite a los analistas rusos militares acomodar bastantes datos específicos.

“Es una prueba de fuego”, enfatizó Rouvinski.

Entre tanto, Juan Nicolás Garzón, internacionalista y docente de la Universidad de la Sabana, coincidió en que la guerra con Ucrania podría expandirse a otros países de Europa.

No obstante, aunque Moscú podría extender sus operaciones, advirtió que le resultaría muy poco conveniente ponerse más agresivo o hacer una acción mucho más aguda y mucho más fuerte frente a un país de la Otan.

“Sin embargo, las opciones están abiertas y la posibilidad de que se escale aún más el conflicto está ahí”, expresó Garzón.

También recalcó que Trump le ha exigido muy poco a Putin, aunque se han puesto sobre la mesa temas de aranceles y sanciones, entre otras cosas.

“Al final, yo creo que hay un Putin un poco más, llamémoslo así, empoderado (...) los drones son la forma en la que Putin le mide el aceite, le mide la temperatura, a la reacción occidental, a esto”, comentó Garzón.

Néstor Rosanía, investigador en conflictos armados, destacó que la incursión con drones a Polonia es una afrenta directa del Gobierno ruso a la Otan.

“Es poder medir la capacidad de disuasión de la Otan y de Europa, frente a la capacidad militar rusa, que cambia la correlación de fuerzas histórica que existía en la región”, dijo.

Y comentó que Putin se atreve a hacer este tipo de movimientos porque, contrario a lo que había pasado históricamente, su relación con Estados Unidos actualmente es la mejor.

“Trump rompe una lógica de política de Estado, en los Estados Unidos, que había sido la de ser firme y leal con sus aliados de la Otan, para que todos generaran un bloque de contención contra una posible expansión rusa, lo que se conoció como la política de contención que viene desde George Kennan”, expresó.

Rosanía recalcó: “Estados Unidos hoy está más cerca de su antagonista histórico soviético ruso que de sus aliados europeos vencedores de la Segunda Guerra Mundial”.

Rafael Piñeros, docente de la Universidad Externado, precisó, por su parte, que, en efecto, la invasión de Rusia a Ucrania ya es un problema grave. “Sin duda, si hay una intervención de la Otan contra Rusia, sería aún más problemático. Un conflicto que se extiende en el tiempo como este, tiene como consecuencias que en cualquier momento pueden surgir nuevas situaciones que invitan a pensar en un empeoramiento de la situación”, anotó.

Y consideró que en este momento Putin sigue teniendo la iniciativa, tanto para atacar como para negociar, pero que la respuesta ha sido más lo primero que lo segundo.

“Más que un desafío, la situación en Polonia es una escaramuza. No es suficiente para atacar a Rusia, pero genera inestabilidad y violación al derecho internacional. Es más una incitación que un hecho contra Polonia. Es colocar nerviosas a las autoridades”, dijo.