La familia Belier’ es una producción francesa que, sin exigir demasiado al público, le ofrece risas y lágrimas garantizadas. Sin duda, una estrategia taquillera —y agradable—, con todo y sus giros predecibles.

Una de las máximas de un reconocido productor de televisión colombiano con el que he tenido oportunidad de trabajar reza: “Para que una producción tenga rating, no pueden faltar el puño y la piel”. O, dicho de manera más procaz, no pueden faltar las peleítas y los desnudos. La frase que ofrece éxito seguro nos deja a los guionistas en el fangoso terreno de reinventar sobre lo ya escrito y con la obligatoria tarea de impregnarnos de gracia para sorprender con lo mismo. Por fortuna tenemos en la reacción del espectador nuestra mejor aliada. De ahí que el puño se traduzca con facilidad en cachetadas y la piel en hombres y mujeres generosos de carnes, que nos deleiten con su belleza. Nada de morbo. Pero valerse del público para tener éxito, no es algo exclusivo de la televisión y el cine también sabe hacerlo a su manera. Una de estas bien podría utilizar guiños reconocidos y probados en algunas producciones antecesoras y otra, sin duda más efectiva, es recurrir a la emoción primaria del llanto. Debo admitir que no soy una lágrima fácil, y como buena hija del rock y guionista experta en manejar las emociones de los espectadores, dudo siempre de la producción que pretende abiertamente hacerme aguar el ojo. No soporto esta manipulación. Todo hay que decirlo: la fórmula sigue funcionando en el público que piensa que a mayor número de lágrimas, mejor es la película. Extraña relación ésta, pero sin duda probada.En ese orden podríamos entender por qué la película francesa ‘La familia Belier’ ha resultado tan aplaudida entre los espectadores que la observan y consiguen una sensación placentera. Queda demostrado en sus caras lavadas y en la nariz roja. Algo que le pasa a más de uno. Esta es la historia de una familia conformada por papá, mamá e hijo sordos y una hija mayor llamada Paula que oye y habla con normalidad. La nena adolescente es el puente de comunicación entre sus padres y el mundo que habitan, en un pueblo francés en el que se ganan la vida como productores de queso artesanal. La situación da para todo, desde cómicas escenas en las que la hija debe comunicarse con el ginecólogo de la madre y soportar incómodas recomendaciones sexuales, hasta los tensos diálogos que el padre sostiene por medio de gestos con el alcalde local que busca una reelección y para eso necesita el apoyo de la pareja Belier. Pero el padre tiene planes diferentes y pretende postularse como candidato a la alcaldía sin importarle su limitación. Después de todo, allí tiene a su hija Paula para ayudarle a comunicarse con todos. Paula también está decidiendo su futuro. Acaba de ser descubierta por su maestro de canto como poseedora de una gran voz, quien le propone presentarse en un importante concurso de becas en París. La propuesta la sorprende y la deja frente a una dura decisión. Por un lado está su corazón y su deseo de cantar para el festival escolar con el chico que tanto le gusta, o renunciar a la idea de convertirse en cantante y asumir su destino de ser la eterna intérprete de sus padres. Sobre este conflicto se desarrolla la película que tiene el mérito de haber encontrado en la comedia la mejor manera de zafarse del melodrama lacrimógeno que pudo ser desde su comienzo. A saber, los divertidos reclamos que su madre hace a la hija cuando ella manifiesta su deseo por seguir probándose como cantante. Y en medio de este conflicto adolescente en el que por supuesto no puede faltar la historia de amor con el chico odioso parisino, también aparece el padre con sus deseos políticos. Al final sucede lo que ya se sabía desde el principio que iba a pasar. Por respeto no lo diré, aunque estoy segura de que ustedes ya podrán suponerlo. Nada más basta con decir que ‘La familia Belier’ cumple con las expectativas de los espectadores, regalándoles ese final emotivo para el que nos preparan todo el tiempo. Pero no por esto se convierte en una gran película. Tampoco diré que sea mala. No podría calificarse así una producción que ha tenido tanto éxito y que ha despertado tantas emociones. Pero tampoco vamos a colgarle milagros que no merece y que tienen su origen en producciones como ‘High School Musical’, ‘Rayas la cebra veloz’ y hasta la mismísma ‘Little miss Sunshine’. Porque ‘La familia Belier’ tiene elementos de unas y de otras, sin llegar a profundizar en personajes y cuidándose de no convertirse en un musical. Entonces ‘La familia Belier’ es una película bonita pero predecible; emotiva, pero llena de lugares comunes; lacrimógena pero nada del otro mundo. Sabrán perdonarme los sensibles, corriendo el riesgo de que me digan amargada. C’est tout!