Cuarenta y nueve años después de su primera versión, ‘El libro de la selva’ se convierte en una gran oportunidad para traer del olvido al clásico de Walt Disney.

Atreverse a tocar una película que ha sido culto para muchos, requiere  más que arrojo.  

Hay que saber lo que se quiere conservar, homenajear y “actualizar”. Sobre todo prepararse para lidiar con el fantasma de la comparación  y con el espíritu crítico de los que piensan que  el pasado fue mejor. 

La historia del cine está llena de adaptaciones, unas más acertadas que otras, eso sí todas hechas con las mejores intenciones. Tal vez por eso, los productores de la nueva versión de ‘El libro de la selva’ se tomaron tanto tiempo en tocar este clásico de Disney. Cuarenta y nueve años para ser exactos. Es fácil suponer porqué. 

De hecho para el momento en que Disney hizo su adaptación, la novela escrita por Rudyard Kipling ya había sido abordada en dos oportunidades. Pero fue a mediados de los años sesentas cuando Walt Disney se propuso realizar  este proyecto,  empeñado, por encima de todo, en lograr una producción exitosa.   

Al momento de salir a cartelera, la película cumplió con creces las expectativas del productor, pero él no alcanzó a verlo.  De hecho, Walt Disney murió unos cuantos meses antes de que ‘El libro de la selva’ estuviera terminada. 

Por eso apostó por los dibujos amigables, canciones y bailes, que le permitieran iluminar una historia oscura en su relato original.  El resultado sobrepasó sus expectativas al punto que la película se convirtió en todo un clásico que ha sido visto y reconocido por casi todas las generaciones. 

Pero como en este negocio no hay intocables,    a la película original de Disney le llegó su turno de ser adaptada.  

Esta nueva versión, que mezcla la actuación real del niño Neel Sethi en el papel de Mowgli y la animación 3D para los animales de la selva, fue filmada en su totalidad en un estudio y encontró un camino certero en su adaptación.  

Aunque la imagen y el ‘live action’ son parte de los elementos más relevantes en esta producción, al punto que muchos han llegado a compararla con películas del alcance de ‘Avatar’, la apuesta sigue siendo la historia. 

Enhorabuena conserva las mejores situaciones y potencia algunos de sus personajes para conseguir una historia llena de aventuras  y emoción.   

La historia continúa siendo la misma: mismo tiempo, mismo lugar.  En medio de la selva encontramos a Mowgly, un niño que ha crecido en medio de una manada de lobos, comportándose como uno de ellos.  

La vida en este lugar transcurre con armonía, rigiéndose por las leyes de la naturaleza.  Allí convive con su madre loba Rashka (la voz de Lupita Nyong’o), su tutor pantera Bagheera (voz de Ben Kingsley) y sus hermanitos lobos.  

Pero Mowgli carga sobre sus hombros el odio de Shere Khan (Idris Elba), un tigre resentido que en el pasado fue agredido por el padre del niño.  

Desde entonces  el tigre ha acechado la manada,  esperando el momento oportuno para ponerle fin a la vida del niño. 

Dadas las circunstancias, Mowgli se ve obligado a huir acompañado por Bagheera quien, por esas cosas del destino,  poco después de emprender el viaje lo perderá en el camino. 

A partir de ese momento el niño emprende una aventura que lo lleva a internarse más y más en la selva donde se encuentra con personajes como la serpiente Kaa, que en esta ocasión es hembra y no macho como en la original y cuya voz es dada por Scarlett Johansson y claro, con Baloo (Bill Murray).  

Entonces la película adquiere este tono encantador  que recordamos de su versión anterior: la viveza de Baloo, sus enseñanzas de vida y la complicidad que establece con el niño. 

Las canciones, en su justa medida, hacen parte del argumento de una película donde el director Johan Favreau, con amplia experiencia en proyectos como ‘Iron Man’, saca provecho de las secuencias de acción y persecuciones, elevando el nivel de atención de los espectadores.  

En función de lo mismo, en esta oportunidad el personaje de rey Loui tuvo una transformación interesante en aras de la tensión. 

 ‘El libro de la selva’ no cumple solo con su propósito de haberse convertido en un remake decoroso de la versión del 67, sino que probablemente superará la expectativa de los más escépticos, dándole a la historia un nuevo aire que le permitirá cautivar nuevos públicos.   

En esta oportunidad la animación se luce en su máxima expresión convirtiéndose en un ingrediente relevante.  

*Docente Universidad Autónoma de Occidente

@kayarojas