El mercado de ropa de segunda mano o ‘second hand’ ha venido teniendo un crecimiento importante en los últimos cinco años en el país, se estima que el repunte ha sido de 450%.

La moda circular ya era una industria bastante fuerte en muchos países del mundo, pero en Colombia siempre había sido visto como algo de mal gusto o para personas de estrato bajo con poco poder adquisitivo.

Bazar 1999, Es una tienda donde se puede conseguir ropa de segunda en muy buen estado y a bajos precios. | Foto: El País

Esto porque la industria textil es una de las más contaminantes del planeta.

Las ciudades donde más auge ha venido teniendo este tipo de movimientos son Bogotá, Medellín y Cali, pero también se ha extendido a otras capitales como Barranquilla y Bucaramanga, al igual que a pequeñas poblaciones intermedias.

Closeando, un ejemplo de negocio sostenible

Edwin Alvarado, cofundador de Closeando, la primera plataforma online de compra y venta de ropa de segunda mano en Colombia, explicó que desde hace ocho años están en el mercado y en este tiempo han ayudado a mujeres y hombres a vender ropa usada, en perfectas condiciones, que tenían guardada en su clóset.

Según dijo, en las mujeres es más del 70% de sus prendas y en los hombres, el 50%.

Closeando.com llega a todo el país con más de 20 mil marcas, tanto internacionales como nacionales, entre las que se destacan Zara, ELA, Estudio F, Mango, Louis Vuitton, Esprit, Michael Kors, Ferragamo, entre otras.

La moda circular tiene un doble propósito: acercar la moda de diseñador a personas que difícilmente podrían adquirir una prenda nueva de marca, pero también mitigar la contaminación por cuenta del consumismo desbordado.

Bazar 1999, Es una tienda donde se puede conseguir ropa de segunda en muy buen estado y a bajos precios. | Foto: El País

Cuando compras ropa de segunda mano estás ahorrando, si es un jean, alrededor de 2000 o 3000 mil litros de agua y si hablamos de C02, cada prenda está impactando el medio ambiente porque se dejan de emitir entre 2,5 y 2,8 kilos de C02″, indicó Alvarado.

Señaló que al relleno de doña Juana en Bogotá van a parar 452 toneladas de desecho textil mensualmente.

La empresa rescató el año pasado más de 300 mil prendas, pero además las que no logran vender las donan a fundaciones de Bogotá.

Para Alvarado, este negocio aún no ha visto la punta del iceberg, pues en el último año, según Raddar, ha crecido más del 40% y se espera que para el 2023 el porcentaje de ropa usada en el clóset llegue a un 18 o 25%.

En Cali, la moda usada toma fuerza

Julio César Alonso, director del Centro de Investigación en Economía y Finanzas de la Universidad Icesi, señala que si bien no existe en nuestro medio una cultura de comprar ropa usada o de segunda, en otros lugares del mundo ya es una industria.

“Lo que sí es cierto es que a nivel internacional como local ha venido ganando protagonismo esta tendencia de reciclar y rehusar las prendas. Esto lo que está haciendo es reconocer la necesidad de explotar al máximo la vida útil de los productos y los jóvenes están sintonizados con ello”, subrayó.

En el país y en Cali el mito era una limitante que ha comenzado a ceder y a dar paso a un nuevo modo de consumir la moda, sin dañar el planeta.

En la ciudad está Miss Celánea, un mercado de segunda mano que se realiza una vez cada tres meses en un espacio físico. El próximo 6 de agosto se realizará la octava edición, que contará con más de 60 marcas de emprendimiento de moda circular en Espacio 1060 con entrada libre, en el que puede participar cualquier persona.

Estefanía Galarza, directora de Miss Celánea, sostuvo que “nuestro objetivo es incrementar el consumo de ropa de segunda para que ayudemos a la economía circular, esto implica educar a los usuarios para sensibilizarlos de la importancia de conservar los recursos naturales e incrementar el uso de ropa de segunda”, enfatizó.

De otro lado, Natalia Palma, de Rosario Vintage, anotó que en el crecimiento del mercado de lo usado ha sido fundamental la red social Instagram, que cuenta con una gran comunidad a nivel nacional.

El impulso de las redes sociales llevó a establecer tiendas físicas en la ciudad donde hay unas de gran tamaño como Prendas Únicas que cuenta con 7 empleados en San Fernando, así como Manos a la Moda, que venden grandes volúmenes de prendas.

“Vendo unos 8 millones al mes aproximadamente, tengo vestidos, blazer, zapatos, de todo. Un 70% de la ropa viene del exterior y el 30% de gente de la ciudad que me la entrega por comisión o trueque”, dice Natalia.

“Desde que empezamos hemos logrado reciclar alrededor de 3500 prendas, vendemos en Colombia, pero también en el exterior. Nuestros precios varían entre un 30% y un 70% del precio original. Esto depende de la prenda, si es de colección, qué tan apetecida es. Algunas se vuelven incluso de colección por su alta demanda”, manifestó González.

Bazar 1999, Es una tienda donde se puede conseguir ropa de segunda en muy buen estado y a bajos precios. | Foto: El País

Actualmente cuenta con 11 mil seguidores, pues le apuesta al ‘slow fashion’, moda despacio, no a la moda masiva, ni al mundo acelerado, sino volver a lo local, donde los negocios se manejan por unas cuantas personas con atención al cliente personalizada.

La periodista y emprendedora Jahel Figueroa también le apuesta a la moda de lo usado, y ve en este negocio no sola la posibilidad de contribuir a la economía circular, sino de ayudar a cuidar la casa común.

“Hay como un despertar, especialmente de los jóvenes, pero también hay tiendas grandes como H/M que están en esta tendencia”, comentó la comunicadora.